lunes, 30 de mayo de 2016
ENTRE GOTAS BRILLANTES Y ESTRELLAS COLORIDAS ANDA PASEANDO GYULA KOSICE
Gyula Kosice: maestro del arte cinético y padre de la Ciudad Hidroespacial
Gyula Kosice.
Seguramente la Ciudad Hidroespacial tiene desde ayer una nueva constelación. Gyula Kosice, su utópico creador, murió por complicaciones de una neumonía a los 92 años, en una clínica porteña donde permaneció internado en los últimos días.
Poeta y artista plástico, Kosice era el único fundador del movimiento Madí que quedaba vivo. Sus iniciales compañeros de esa ruta creativa que definían el arte como "invención y organización total del espacio" y que luchaban en contra de lo estático y en favor de las obras dinámicas habían partido hacía ya tiempo: Rhod Rothfuss murió en Montevideo, en 1969; Carmelo Arden Quin, en Francia, en 2010, y Martin Blaszko, en Buenos Aires, en 2011.
El gran maestro del "hidrocinetismo" había adoptado a los 16 años el nombre de su pueblo natal húngaro, Kosice, para firmar sus obras. Había nacido allí como Ferdinand Fallik, el 26 de abril de 1924, y junto con sus padres se radicó en la Argentina en 1928. Sólo sus hermanos mantuvieron el apellido familiar.
Kosice fue un adelantado a su tiempo. A mediados del siglo pasado ya sorprendía con el uso de gas de neón para sus creaciones lumínicas y de otros elementos, como el plexiglás, el aluminio o el acero inoxidable. Y el agua: su sello inconfundible y único. "Desde ahora sabemos que el agua y la lluvia van adheridos a mi nombre", dejaba constancia en uno de sus iniciales poemas.
Gota de Agua (2014), una de sus últimas creaciones.
La noticia de su muerte causó dolor en el ámbito cultural local que le rendirá en los próximos días un homenaje en el Museo Nacional de Bellas Artes. Su amigo y colega Guillermo Roux no ocultó el impacto y la tristeza que le daba conocer la noticia. Y lamentó no haber cumplido con el retrato que le tenía prometido hacía tiempo. A Luis Felipe "Yuyo" Noé se le empañó su cumpleaños 83: "Kosice era de carácter obsesivo y polémico. Le tenía una gran admiración. Los textos que escribió sobre su obra artística son referencia indiscutida en el campo artístico".
Esa admiración de dos colegas fue sólo una pequeña muestra del reconocimiento que Kosice había alcanzado a nivel internacional, al igual que el impacto registrado en las redes sociales.
Hace varios años y venciendo su miedo a los aviones, el maestro de la literatura de ciencia ficción, Ray Bradbury viajó a Buenos Aires a conocer el taller de su amigo Kosice, con quien intercambiaba correspondencia desde que había recibido su libro sobre la Ciudad Hidroespacial.El taller-museo, ubicado en Humahuaca 4662, permanecerá cerrado al público hasta nuevo aviso. Allí, en cinco salas hay más de 100 obras de todos sus períodos creativos, además de documentos históricos, maquetas, videos y libros.
En abril pasado, y aunque estaba algo débil, Kosice sintió personalmente el afecto por su trayectoria. En el Bafici se proyectó un documental sobre él y se desarrolló una muestra con algunas de sus obras.
En 2015, también había recibido un homenaje en el Museo Nacional de Bellas Artes, y en 2014, un pabellón de Tecnópolis estuvo dedicado a su trabajo. Un conjunto de 12 piezas, entre ellas Gota de agua, realizada para esa ocasión, fotografías históricas e imágenes de sus intervenciones en espacios públicos de nuestro país, de Uruguay y de Corea, permitía al visitante conocer quién era el padre de la Ciudad Hidroespacial.
"Ocupar el espacio es una necesidad poblacional. No es una utopía; por eso no es una ficción. A partir de estas ideas me propuse hacer las maquetas de la Ciudad Hidroespacial. Ojalá pueda ser yo el primer habitante de esa ciudad", había dicho Kosice al explicar su proyecto, que la NASA (agencia aeroespacial de Estados Unidos) juzgó "factible", pero costoso. Calculaba que su "Ciudad" debía estar entre 1200 y 1500 metros de altura para "que se pueda respirar".
En 2013, el Centro Georges Pompidou dedicó una sala completa a Kosice. Ya poseía en su acervo dos obras suyas y el artista donó otras 13 que se integraron a la colección.
Para 2017, ya se trabaja en una muestra retrospectiva que quizá sea la más amplia que se haya visto hasta el momento. Su familia, en la voz de su nieto Max, anticipó anoche que la exhibición será en un museo de esta ciudad, pero prefirió mantener el suspenso y los detalles.
Su bronce Homenaje a la democracia tiene la base más alta ($ 130.000) de las 91 piezas que serán subastadas a beneficio del Museo Isaac Fernández Blanco. El monumento puede verse en la plazoleta Tucumán, ubicado en Cerrito casi Marcelo T. de Alvear.
M. E. P.
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