jueves, 1 de noviembre de 2018

LECTURA RECOMENDADA,

El desertor
Traducción de Consuelo Rubio Alcover


Un acontecimiento literario en Alemania. La obra maestra perdida de Lenz, recuperada con 65 años de retraso, después de que en 1952 el manuscrito fuera rechazado por razones políticas y “traición a la patria” y cayera en el olvido.
Es el último verano de la guerra. El joven soldado Walter Proska es asignado a una pequeña unidad de la Wehrmacht destinada a asegurar una línea de tren en el frente oriental. Ocultos en un bosque, en medio del calor abrasador, desgastados por los constantes ataques de mosquitos y abandonados por sus propias tropas, Proska y sus camaradas se ven sometidos a las órdenes del sargento al mando. Los soldados tratan de aislarse: uno entabla una batalla perdida contra un enorme lucio, otros pierden la cabeza y se abisman en la desesperación y la locura, otro se aficiona a abrazar los árboles para quebrarlos y otro se hace amigo de una gallina. Y Proska empieza a hacerse preguntas, cada vez más acuciantes: ¿Qué es más importante, el deber o la conciencia? ¿Quién es el verdadero enemigo? ¿Puede uno actuar sin ser culpable? Y, sobre todo, ¿dónde está Wanda, la partisana polaca que no se le va de la cabeza?


Siegfried Lenz
Lyck, 1926 - Hamburgo, 2014
Siegfried Lenz nació en 1926 en Lyck, una pequeña ciudad de la región lacustre de Masuria, Prusia Oriental, hoy Ełk, perteneciente a Polonia.

Hijo de un oficial de aduanas, ingresó en la Armada en 1943, siendo un adolescente, y sirvió como soldado en un crucero en el Báltico. Durante los últimos meses de la segunda guerra mundial, trastornado por el fusilamiento de un compañero acusado de sedición, desertó a Dinamarca y vivió de la generosidad de los campesinos de la zona. Aun así, los británicos lo capturaron y pasó un tiempo como prisionero de guerra en un campo británico de Schleswig-Holstein. Tras su liberación, se instaló en Hamburgo, donde se dedicó brevemente al contrabando. Más tarde estudió filosofía y cultura inglesa, pero durante la ocupación británica de la ciudad abandonó los estudios universitarios y su proyecto de convertirse en docente, y fue fichado por el periódico Die Welt, donde ocupó durante dos años el cargo de jefe de redacción de la página de literatura. Miembro fundacional del Grupo 47, el influyente cuadro de escritores de la posguerra en la década de 1950, su primer éxito literario fue un libro de historias sobre su Masuria nativa, ¡Qué bello era Suleyken! (1955). Seguiría el libro de relatos El barco faro (1960; Impedimenta, 2014). Sin embargo, la obra que le consagraría sería Lección de alemán (1968; Impedimenta, 2016). Este libro sobre el conflicto entre el deber y la responsabilidad en una pequeña ciudad durante la guerra fue un best selleraclamado por la crítica, y está considerado por muchos como el mejor trabajo de Lenz. Destacan igualmente Conversación urbana (1963), Campo de maniobras(1985), El excursionista (1986), El usurpador (1987), La pérdida (1991) y La prueba acústica (1993). En el decenio 1965-1976 apoyó, como Günter Grass, a Willy Brandt en diversas campañas políticas. De hecho, fue invitado en 1970 a la firma del tratado fronterizo Germano-Polaco. Siegfried Lenz ha recibido numerosos premios por sus novelas y cuentos, entre ellos muchos de los más altos honores literarios dispensados en Alemania, como el Premio Goethe o el prestigioso Premio de la Paz del Gremio del Libro de Alemania, que se entrega cada año en la Feria de Frankfurt y que ha sido otorgado también a autores como David Grossman, Claudio Magris, Orhan Pamuk y Mario Vargas Llosa. Muchos de sus cuentos y novelas han sido adaptados para el cine y la televisión, y su consideración en Alemania es comparable a la de Günter Grass, Robert Walser o Heinrich Böll.

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