"No puedo más": las nuevas medidas económicas dispararon el estrés de diciembre
Evangelina Himitian
Martín Nadino la llamó a su mujer para preguntarle si se había enterado de las medidas. "¿Qué hacemos?", le dijo. "Nada, nos vamos igual. Gastaremos menos, ya está todo reservado", contestó Florencia, de 39 años, docente, temiendo que peligraran las vacaciones que habían armado con varios meses de anticipación al sur de Brasil.
"No es el mejor momento para viajar. Pero por las dudas, habíamos ido comprando dólares y los tendremos que gastar allá. ¿La tarjeta? No, gracias, la dejamos en Buenos Aires", dice ella, muy decidida a no cancelar sus planes. Él no está tan seguro. "No puedo más. Estaba esperando irme de vacaciones para descansar, para dejar de lado las preocupaciones por unos días. Pero parece que la Argentina siempre te regala una última ronda de estrés a fin de año", dice Martín.
Aunque los argentinos están acostumbrados a que diciembre se parezca más a un estado de ánimo (alterado) que a un mes, como decían ayer distintos usuarios en Twitter, los anuncios del ministro de Economía, Martín Guzmán, volvieron a agitar las aguas mientras miles se preparan para salir de vacaciones en los próximos días.
Las nuevas medidas respecto del dólar sumaron estrés a diciembre
Mariana todavía no sale del shock. Las vacaciones en familia, con tres hijos preadolescentes en Punta del Este estaban cerradas para febrero, como todos los años. "No quiero ni pensar. No sé. Esto es un impuestazo. Nos ajustaremos en los gastos si es necesario. Por ahora, ¡necesitamos vacaciones!", dice.
"Diciembre es el mes de las celebraciones pero también del estrés. Por un lado, crecen las demandas en todos los ámbitos de nuestra vida cotidiana, laborales, académicas, tanto propias como de los hijos, la organización de las fiestas, la planificación para el año siguiente, haciendo que nuestra capacidad para dar respuesta esté sobrepasada. Por otro, se activan los conflictos familiares, los duelos y otras cuestiones no resueltas", dice María Roca, coordinadora científica de la Fundación INECO.
Carga emocional
Pero casi todos los años, a ese estrés se le suma otro factor que hace mella en la memoria de los argentinos: diciembre, mes de caos y convulsión económica. Desde el corralito, los saqueos y las trágicas jornadas del 19 y 20 de diciembre de 2001. Desde el cepo al dólar y las restricciones cambiarias a las huelgas de los pilotos. Todo está fresco en la memoria reciente. No es sencillo llegar a las primeras horas del año siguiente con la carga emocional que imprimen las medidas económicas y el malestar social.
"Diciembre es un mes en el que los estresores ambientales aumentan. Los cierres escolares, los balances emocionales, el mayor gasto por las fiestas y las vacaciones. Dependerá con cuantos recursos económicos y emocionales lleguemos a enfrentar esta situación, cómo será la respuesta de nuestro organismo. Los argentinos además tenemos una memoria reciente de muchos diciembres cargados de incertidubre e inestabilidad", dice Fernanda Giralt Font, subdirectora del Departamento de Psicoterapia de INECO.
Los que ya habían reservado las vacaciones en el exterior calculan que harán algunos ajustes en los gastos
"El estrés es un conjunto de reacciones fisiológicas, que tiene como fin aumentar la cantidad de energía disponible para permitir una mejor adaptación al ambiente. Es decir, originalmente el estrés tiene una función adaptativa, ya que prepara al individuo para enfrentarse a los cambios del medio. Cuando las demandas del medio son percibidas como excesivas, intensas o prolongadas, y superan la capacidad de resistencia y de adaptación del organismo, se produce el distrés o el estrés patológico. Ese es el que puede aparecer en este fin de año", agrega Giralt Font.
Científicamente, agrega la experta, se ha definido el estrés como una sensación percibida de que las demandas desbordan nuestros recursos poniendo en peligro nuestro bienestar: "Nos sentimos entonces estresados cuando no podemos afrontar lo que el medio nos solicita".
La acumulación de crisis recientes superadas da lugar a otro rasgo tan argentino como los diciembres estresantes: la resiliencia. "Los argentinos, por el aprendizaje que nos dejaron las crisis tenemos una capacidad de resiliencia mucho mayor a la de los habitantes de otros países. El estrés y la crisis dispara la creatividad. Le buscamos la vuelta para salir adelante y que la crisis no nos destruya. Pero, en ocasiones, si el estrés es demasiado, por ejemplo por temor a los despidos, o por sobrecarga laboral, puede tener el efecto contrario, de saturación. Y allí nos paralizamos", dice Giralt Font.
"Diciembre es temporada alta de miorrelajantes musculares", dice un poco en broma y otro tanto enserio Francisca, diseñadora gráfica y dueña de un emprendimiento de vinilos decorativos. "Todos los años nos vamos a Uruguay, a la casa de mis papás en Punta del Este. Como este verano se alquiló toda la temporada, reservamos un departamento en Florianópolis con otra familia amiga. La idea es ir en auto. Pero si ahora tenemos que pagar un dólar turista se nos recortan todas las salidas", cuenta algo decepcionada ante la incertidumbre.
El estrés se manifiesta de distintas maneras: contracturas, tensión muscular, trastornos digestivos, disminución de las defensas, hipertensión, cansancio extremo. "A nivel emocional es frecuente que aparezca irritabilidad, disminuyendo la regulación emocional y el control de los impulsos por el desajuste que produce el desbalance ocupacional, insatisfacción, ira, fatiga, trastornos de ansiedad y del estado de ánimo", agrega
Para el psicoanalista Ricardo Antonowicz, jefe de servicio de Psicología del Sanatorio Municipal Julio Méndez, hay que evaluar de qué lado se ubica la gente en términos de "afinidad o enemistad" política para ver cómo impactan las medidas anunciadas. "Lo que algunos sienten como un perjuicio, para otros es una excelente medida en función de levantar al país. Pero más allá de una inclinación política, las broncas que muchas veces se despiertan en esta época del año tienen un origen anterior. Sin embargo, es habitual sacar ese enojo y ponerlo afuera. Señalar a otro como el responsable", opina el especialista.
Con la colaboración de Soledad Vallejos
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