viernes, 27 de diciembre de 2019
MANUSCRITOS,
La pregunta que modificó un hit del rock latino
Empecé a escuchar a Café Tacvba a mediados de los 90, cuando Fernando Sánchez (en ese entonces, periodista de la revista La Maga y tecladista y compositor de Sometidos Por Morgan; luego editor de Rolling Stone y fundador de Barcelona), me instó a escuchar a esa banda que Pablo Marchetti, cantante de Sometidos, había mencionado como una de sus principales influencias en una entrevista en el desaparecido canal Music 21. "Son mexicanos. Tienen un disco que se llama Ré y está buenísimo", me dijo. Desde entonces, sus canciones se volvieron uno de los pilares de la banda sonora de mi vida. Y, con el tiempo, entendí que más allá de su talento para hacer canciones, su mensaje encerraba, del punto de vista conceptual, una de mis obsesiones: el regionalismo crítico. Muchos años más tarde, tuve la posibilidad de entrevistarlos en profundidad para Rolling Stone. La secuencia incluyó una visita de Rubén a mi casa, luego de un concierto multitudinario en el Planetario. Y desde entonces, construimos un vínculo afectuoso que me honra.
Fue una noche de marzo de 2017. Rubén Albarrán, el líder de Café Tacvba, acababa de cantar con Hoppo!, su proyecto paralelo en La Usina del Arte. En los camarines, que compartía junto a Juanito el Cantor, el maestro Jaime Torres y Carolina Peleritti, me recibió con un abrazo y, con una sonrisa cómplice me dijo: "¡Qué lío que armamos!". Unos meses antes, lo había entrevistado junto a sus compañeros de Café Tacvba Al final de ese encuentro, les hice una pregunta cuya respuesta fue replicada por el New York Times, Billboard, Rolling Stone, El País, entre otros medios. También fue el disparador, (¡vaya paradoja!) para que el grupo deje de tocar -por un largo tiempo- una de sus canciones más emblemáticas: "La ingrata".
Ese hit de 1994 narra una historia que termina en un femicidio. Y la pregunta estuvo inspirada en un texto que Fernando había publicado en su muro de Facebook semanas antes. "Tuve una triste revelación. Me acabo de dar cuenta de que una de las canciones que más bailé y canté de mi banda favorita es una simpática y contagiosa oda al femicidio", expresaba desde su lugar de fan. "Podría intentar una defensa de la canción y por lo tanto, de mí. Decir, por ejemplo, que es una caricatura, una sátira, una forma de humor. Que se trata de una exageración y, por lo tanto, de un recurso que busca, por medio del absurdo, llamar la atención sobre un hecho aberrante (.)." Ese texto de Fernando me impactó. El movimiento #NiUnaMenos emergía con urgencia en toda América latina y Café Tacvba estaba comprometido con esa causa feminista. Fue con cierta complicidad que les trasladé esa inquietud sobre la letra. "Éramos bien jóvenes cuando se compuso y no estábamos sensibilizados con esa problemática como ahora todos sí lo estamos. Creo que es un momento de repensar si la vamos a seguir tocando o si le cambiamos la letra. Porque ahora sí estamos sensibilizados, sí sabemos del problema -admitió Rubén-. Y yo, personalmente, no estoy interesado en apoyar eso. Mucha gente puede decir que es sólo una canción. Pero las canciones son la cultura, y esa cultura es la que hace que ciertas personas se sientan con el poder de agredir, de hacer daño, de lo que sea". Y desde entonces, la canción salió del repertorio.
Confieso que era una carga ambigua correr con la responsabilidad de que esa pregunta (nos) privara a los fans de volver a escuchar en vivo esa canción icónica. Pero, al mismo tiempo, me parecía de una sabiduría mayúscula la decisión que habían tomado. En las redes, muchos los criticaron porque entendían que se trataba de un gesto oportunista, de una estrategia de marketing que se excedía en la corrección política. En lo personal, creo que lo más importante es que ayudó a visibilizar el tema de los femicidios.
Hace una semana, "La ingrata" volvió a ser noticia. En la celebración de los 30 años del grupo en el Foro Sol, frente a unas 60 mil personas, Café Tacvba invitó a Andrea Echeverri, cantante de Aterciopelados, a intervenir la canción desde una perspectiva feminista. "Ingrato, porque soy independiente, porque no te necesito no soy tu media costilla, es respeto lo que exijo. Ingrato, como madre yo reclamo, ni una más es lo que pido, ningún macho abusivo violará a una chava", dice la nueva letra, que interpretaron después de dos años.
A la distancia, con Fernando alzamos la copa. Nos cuesta creer que con aquella pregunta hayamos intervenido en la obra de nuestra banda favorita. Y lo mejor de todo es que se trata de un gesto que los hace aún más grandes: como artistas pero, sobre todo, como seres humanos.
H. I.
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