sábado, 18 de abril de 2020

LA PÁGINA DEL DR. JUAN CARLOS DE PABLO,


Menos cuarentena: la cuestión es cuánto y cómo

Juan Carlos de Pablo
Los infectólogos opinan, como también los trabajadores, los empresarios y los economistas. Pero la difícil decisión que tiene que ser adoptada está inevitablemente en manos del presidente de la Nación. No fue el general Mac Arthur, sino el presidente Truman, quien tuvo la última palabra en la Guerra de Corea.
Alberto Ángel Fernández tiene que tomar una decisión muy difícil porque involucra conflictos serios. Las posiciones extremas solo sirven para distraernos. El Presidente no puede simplemente extender el aislamiento , como cuando pasamos del 31 de marzo al 13 de abril, pero tampoco "abrir la tranquera" de manera incondicional.
Pensar quiere decir diseñar, implementar y comunicar cómo se instrumenta la inevitable flexibilización de la cuarentena. ¿Por qué inevitable? Porque esto de que la vida sigue tiene inexorables consecuencias y porque la mera extensión del aislamiento es una invitación a la desobediencia. Si, Dios no lo permita, los argentinos no encontramos razonable la nueva etapa de la cuarentena, simplemente la vamos a desobedecer, y si esto ocurre no hay fuerzas de seguridad suficientes para enfrentar el problema.
Quienes determinan las excepciones a la cuarentena tienen que saber que a medida que pasa el tiempo la calificación de esencial no tiene tanto que ver con el producto que se fabrica como con el hecho de que solo el funcionamiento de las empresas permitirá que puedan afrontar sus compromisos laborales, financieros, impositivos, etc. A propósito: gravar las grandes fortunas implica ponerle un impuesto a un stock para financiar un flujo; una barbaridad desde el punto de vista económico, como explicó Mariano Moreno en 1809, cuando redactó "La representación de los hacendados".
La clave está en pensar. Muchas tareas se pueden seguir haciendo desde la casa, pero además hay que escalonar los horarios, permitir que algunos comercios puedan abrir ciertos días y otros en los restantes, etc.; ya volverá el tiempo de ir a bares, cines y teatros. Al despacho presidencial tienen que llegar propuestas como estas de gente que sepa.
Presidente: el conflicto entre flexibilización del aislamiento y cantidad de infectados, hospitalizados y fallecidos es inevitable; pero el tamaño del conflicto depende de cómo plantee usted la nueva etapa. Ponga la cabeza fría al servicio del corazón caliente.

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