jueves, 28 de mayo de 2020
SANTIAGO BULAT Y SU ANÁLISIS,
La inflación y el dilema de indexar o no indexar la economía
Santiago Bulat
1- Definición. La indexación es el proceso por el cual ciertos contratos se ajustan constantemente según la evolución de índices de precios pasados para no perder su valor "real". El término debería haber perdido relevancia en nuestra economía dado que, a partir de 1991, con la ley de convertibilidad, la indexación monetaria o por precios previos quedó estrictamente prohibida. Sin embargo, hoy el ajuste por inflación pasada resulta el principal mecanismo para que no se pierda poder adquisitivo, tal como puede verse en la manera en que está definida la fórmula de movilidad de las jubilaciones (hoy suspendida en su aplicación), o en la cláusula gatillo que integra varios acuerdos salariales.
2- Inflación. En la Argentina este es un problema de larga data. Hoy estamos en los primeros puestos del ranking de los países que sufren de este fenómeno. Sabemos que la principal consecuencia es el deterioro de nuestro poder de consumo de bienes y servicios, y que afecta más a los más vulnerables, porque en su canasta de consumo, los productos de primera necesidad tienen una ponderación elevada, y porque sus ingresos tardan en ajustarse y difícilmente esos ajustes alcancen a compensar las alzas de precios. Tiene sentido que, a medida que nos acostumbramos a convivir con una inflación elevada, se busque asegurarnos que el índice de suba de precios no esté por arriba de la evolución de nuestros ingresos o del rendimiento de las inversiones. Por eso surgen metodologías para actualizar valores, que están en el marco de la ley y que no dejan de ser mecanismos de indexación de la economía.
3- Consecuencias en la economía. A la par de que, como ahorristas y compradores de bienes y servicios nos encontramos con la necesidad de mantener nuestro poder adquisitivo inalterado, quienes prestan dinero, alquilan una propiedad o compran productos a proveedores, intentan cubrirse permanentemente ante una licuación de sus ingresos. Eso hace que se genere un círculo continuo de indexación de precios en muchas cadenas de contratos de la economía. Así, la "inercia inflacionaria" ha sido y es el eje de muchos debates en la Argentina. Porque estar ajustando permanentemente los contratos según la inflación pasada, hace que a futuro nos encontremos con cierto piso de la evolución de precios que es difícil bajar. La mayoría de los países que lograron bajar la inflación en los 80 y en los 90 han tenido que luchar contra este fenómeno de indexación contractual.
4- Recaudos. Saber qué pasará con los precios en la Argentina es una misión imposible, pero siempre podemos tomar recaudos, sobre todo si estamos informados. Tomar un crédito que ajusta por inflación (más una tasa adicional) será un buen arreglo para quien sea el prestador del dinero, dado que siempre se encontrará recibiendo un importe que se irá actualizando por encima de la evolución de los precios, pero será solo un beneficio para mí (tomador del crédito), si la proyección indica que irá bajando en forma sostenida la inflación, o que mi salario se irá ajustando lo suficientemente rápido. Contrariamente, podré usar a mi favor las compras con tasas fijas y bajas, porque la inflación irá licuando el valor. Y, si soy ahorrista y no creo que la inflación vaya a bajar, un plazo fijo que ajuste por el índice de precios podrá ser una buena alternativa para mantener el valor.
5- Cuidar el bolsillo. Una economía plagada de distorsiones en sus precios relativos es una de las mayores trabas a sortear para ingresar en un proceso de baja de la inflación. Mientras la macroeconomía no aporte ciertos horizontes certeros de estabilidad, como usuarios solo nos quedará saber jugar con el contexto que nos toca, tomando decisiones que nos cuiden el bolsillo.
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