Una antología en dos tomos para el viajero de corta distancia
i
C. B.
Cuando en 2017 salió el primer volumen de Diez lugares
contados, no estaba previsto que al final de la gestión de Cultura del gobierno de Buenos Aires esos relatos se multiplicaran por dos. El amplio mapa de la provincia quedó, así, mejor atravesado por cuentos de reconocidos escritores contemporáneos, oriundos o muy afines a esos paisajes de río y sierras, mares y campos de la geografía bonaerense. Porque, por ejemplo, Gabriela Cabezón Cámara no nació en el Delta, pero cualquiera que lea su cuento La isla puede advertir cuánto conoce esos riachos y pasadizos que conducen a puentes maltrechos, como anticipa la introducción del tomo uno. En esa escudería están, entre otros, Florencia Canale (Mar del Sud), Federico Jeanmaire (Baradero), Guillermo Martínez (Bahía Blanca) y Bibiana Ricciardi (General Villegas), quien además se ocupó de la selección de los relatos y el prólogo de la edición.
Dos años más tarde continuó la saga publicada por Planeta, que todavía puede descargarse sin cargo de www.letrasabiertas.
gba.gob.ar, con el título de Diez lugares contados II. En esta segunda expedición para viajeros de corta distancia Marcelo Birmajer va hasta Carlos Casares, “cuna de gauchos judíos”, y Fabián Casas llega a comer un asado perfecto con un amigo poeta (con su poesía y la de otros se encuentra también el lector) en “Una visita a Duggan”, uno de esos pueblos bonaerenses que cambió por completo cuando dejó de detenerse el tren en su estación. Sylvia Iparraguirre aguarda un día de abril en Los Toldos y, bastante más cerca de la ciudad, Jorge Fernández Díaz sitúa en Beccar “Los tres propósitos”. Hay muchos más autores: Cecilia Szperling hace teatro en Villa Ocampo, Ana Wajszczuk mira por la ventanilla de un Dodge Polara mientras escucha “Castillos en el aire” o Víctor Heredia o los Beatles...
Al fin y al cabo, el viaje –los viajes: dos o veinte, más todos los que uno imagina, recuerda o se inventa a partir de ellos– revela la versatilidad ya no del terreno ni de la historia de Buenos Aires, sino de sus imaginarios posibles.
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C. B.
Cuando en 2017 salió el primer volumen de Diez lugares
contados, no estaba previsto que al final de la gestión de Cultura del gobierno de Buenos Aires esos relatos se multiplicaran por dos. El amplio mapa de la provincia quedó, así, mejor atravesado por cuentos de reconocidos escritores contemporáneos, oriundos o muy afines a esos paisajes de río y sierras, mares y campos de la geografía bonaerense. Porque, por ejemplo, Gabriela Cabezón Cámara no nació en el Delta, pero cualquiera que lea su cuento La isla puede advertir cuánto conoce esos riachos y pasadizos que conducen a puentes maltrechos, como anticipa la introducción del tomo uno. En esa escudería están, entre otros, Florencia Canale (Mar del Sud), Federico Jeanmaire (Baradero), Guillermo Martínez (Bahía Blanca) y Bibiana Ricciardi (General Villegas), quien además se ocupó de la selección de los relatos y el prólogo de la edición.
Dos años más tarde continuó la saga publicada por Planeta, que todavía puede descargarse sin cargo de www.letrasabiertas.
gba.gob.ar, con el título de Diez lugares contados II. En esta segunda expedición para viajeros de corta distancia Marcelo Birmajer va hasta Carlos Casares, “cuna de gauchos judíos”, y Fabián Casas llega a comer un asado perfecto con un amigo poeta (con su poesía y la de otros se encuentra también el lector) en “Una visita a Duggan”, uno de esos pueblos bonaerenses que cambió por completo cuando dejó de detenerse el tren en su estación. Sylvia Iparraguirre aguarda un día de abril en Los Toldos y, bastante más cerca de la ciudad, Jorge Fernández Díaz sitúa en Beccar “Los tres propósitos”. Hay muchos más autores: Cecilia Szperling hace teatro en Villa Ocampo, Ana Wajszczuk mira por la ventanilla de un Dodge Polara mientras escucha “Castillos en el aire” o Víctor Heredia o los Beatles...
Al fin y al cabo, el viaje –los viajes: dos o veinte, más todos los que uno imagina, recuerda o se inventa a partir de ellos– revela la versatilidad ya no del terreno ni de la historia de Buenos Aires, sino de sus imaginarios posibles.
Historia de amor en la Mar del Plata de principios de siglo
D. G.
En el marco de una conversación entre dos mujeres jóvenes y un galán, en el verano de 1914 y en la costa de la floreciente ciudad de Mar del Plata, se menciona el germen de la trama que ocupará esta novela histórico-romántica de Gloria V. Casañas. En parte, se la puede leer como el desarrollo de un axioma expresado por una de las jóvenes: “Que todo amor nacido a la orilla del mar tendrá que sufrir mucho para llegar a buen puerto”. A continuación, la historia se remonta tres décadas atrás, a los años 1880, y comienza en un fortín en Trenque Lauquen. La canción del mar (Plaza & Janés) está protagonizada por Manuel Iriarte, un soldado que no puede regresar a la ciudad de Buenos Aires porque ha asesinado a un hombre, y Violeta Garmendia, una joven de avanzada, que sueña con ser periodista y tiene veleidades artísticas mientras reside en Venecia. Ambos se conocen desde la infancia y no se han olvidado. Luego de varios contratiempos y obstáculos, volverán a encontrarse en la recién nacida ciudad balnearia. “Afuera, pequeñas luces se encienden sobre las lomas de Mar del Plata, como estrellas caídas del firmamento. Poco a poco, la noche irá cubriendo el azul purísimo, para confundirse con la negrura del mar. Y será el momento de acudir a los bailes del Bristol, o de visitar alguno de los majestuosos chalets que salpican la loma con sus ventanas ojivales, sus torrecillas, sus escalinatas de piedra y su maderaje”. Además de las vicisitudes que padece la pareja protagónica, y sus amigos y enemigos, la reconstrucción histórica de la novela cede lugar a personajes históricos, como el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Dardo Rocha, Patricio Peralta Ramos, fundador de “La Feliz”, y el entonces vicepresidente de la Nación Carlos Pellegrini. “No hay caso, Mar del Plata es de lo más civilizado que tenemos –afirma el político que asumió la presidencia luego de la renuncia de Miguel Juárez Celman–. Si hay un defecto en esta sociedad, es el de ser demasiado honesta, por eso cunde a veces la chismografía”. El libro tiene ilustraciones de Nicolás Prior.
http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA
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