El tenis en el cine: policiales, comedias, dramas y hasta animés alrededor del deporte blanco
Borg vs. McEnroe (2017), de Janus Metz, una de las películas centradas en el deporte blanco que pueden encontrarse en Apple TV
En Pacto siniestro (Strangers on a Train, 1951), de Alfred Hitchcock, está la mejor secuencia jamás filmada en una cancha de tenis. sin que veamos ni una sola jugada de un partido. Guy Haines (Farley Granger) llega al court dispuesto a jugar su partido. Mientras aguarda el turno y el sonido de la pelota se escucha fuera de campo, la mirada de Guy se cruza con la de Bruno Anthony (Robert Walker), sentado en medio del público en las gradas.
Todos los espectadores mueven la cabeza hacia uno y otro lado siguiendo los movimientos del juego excepto Bruno, que tiene la mirada fija en Guy. Cuando se siente observado, éste no puede disimular la angustia y la opresión. El primer plano de Hitchcock, fijo en ese rostro por algunos segundos interminables, lo deja a la vista. Hasta que en un momento la gente aplaude. Todos menos Bruno, que se levanta y deja su lugar, dándole la espalda ahora al hombre con quien firmó un escabroso acuerdo en el que ambos se comprometen a intercambiar asesinatos.
Pacto siniestro es una de las películas que más atención puso sobre el mundo del tenis en el Hollywood clásico y en el cine de todos los tiempos. Un escenario al que seguramente muchos se dirigirán a partir del estreno del documental de Netflix dedicado a Guillermo Vilas que acaba de estrenarse. Guy, uno de los dos personajes protagónicos de Pacto siniestro, es un tenista con aspiraciones políticas. Y algunas de las escenas fueron filmadas por Hitchcock en los courts de Forest Hills, el espacio del barrio de Queens que fue el clásico escenario durante muchos años del Abierto de Nueva York.
Como algunos otros títulos con temáticas propias del tenis o personajes centrales relacionados con ese deporte, Pacto siniestro no aparece en los catálogos de las plataformas de streaming a las que tiene acceso el público argentino, salvo en Apple TV para alquilar. Ni siquiera esa opción existe para Match Point (2005), de Woody Allen, la primera película que el director de Manhattan y Annie Hall filmó en Europa.
El comienzo de esa película lleva naturalmente a querer verla en un doble programa con Pacto siniestro. La maquinaria de Match Point se pone en marcha con la imagen en cámara lenta de una pelota de tenis que toca la red, movimiento a partir del cual se abre la duda acerca de cuál será el lugar en el que seguirá su curso. Esa decisión marcará, en la visión de Allen, el destino del protagonista: tendrá de allí en más la fortuna del ganador o la desgracia del perdedor.
Aquí también hay personajes ambiciosos que juegan al tenis, como Chris Wilton (Jonathan Rhys-Meyers) y su amigo Tom Hewett (Matthew Goode) y caminos que llevan a la oscuridad, al suspenso y al crimen. La imagen del comienzo fue usada desde allí hasta el cansancio de manera alegórica en conferencias y libros sobre psicología y comportamiento humano, y a la vez señalada como un recurso demasiado explícito por parte de Allen en una de las películas más cuestionadas y de menor vuelo de toda su filmografía, inclusive por sus admiradores más incondicionales.
Pacto siniestro (Strangers on a Train, 1951), de Alfred Hitchcock
Tampoco está en las plataformas locales de streaming la muy buena Borg-McEnroe, la película (Borg vs. McEnroe, 2017), de Janus Metz, que abrió ese año el Festival de Cine de Toronto y recrea en clave de ficción el encuentro entre estos dos gigantes del tenis de todos los tiempos en un memorable partido jugado en 1980. El uso de los efectos visuales para reproducir los mejores momentos de aquella inolvidable final de Wimbledon superó todo lo visto hasta allí en cuanto a la puesta en escena de un partido de tenis en pantalla. Se puede alquilar, eso sí, en iTunes o Apple TV.
Todos los espectadores mueven la cabeza hacia uno y otro lado siguiendo los movimientos del juego excepto Bruno, que tiene la mirada fija en Guy. Cuando se siente observado, éste no puede disimular la angustia y la opresión. El primer plano de Hitchcock, fijo en ese rostro por algunos segundos interminables, lo deja a la vista. Hasta que en un momento la gente aplaude. Todos menos Bruno, que se levanta y deja su lugar, dándole la espalda ahora al hombre con quien firmó un escabroso acuerdo en el que ambos se comprometen a intercambiar asesinatos.
Pacto siniestro es una de las películas que más atención puso sobre el mundo del tenis en el Hollywood clásico y en el cine de todos los tiempos. Un escenario al que seguramente muchos se dirigirán a partir del estreno del documental de Netflix dedicado a Guillermo Vilas que acaba de estrenarse. Guy, uno de los dos personajes protagónicos de Pacto siniestro, es un tenista con aspiraciones políticas. Y algunas de las escenas fueron filmadas por Hitchcock en los courts de Forest Hills, el espacio del barrio de Queens que fue el clásico escenario durante muchos años del Abierto de Nueva York.
Como algunos otros títulos con temáticas propias del tenis o personajes centrales relacionados con ese deporte, Pacto siniestro no aparece en los catálogos de las plataformas de streaming a las que tiene acceso el público argentino, salvo en Apple TV para alquilar. Ni siquiera esa opción existe para Match Point (2005), de Woody Allen, la primera película que el director de Manhattan y Annie Hall filmó en Europa.
El comienzo de esa película lleva naturalmente a querer verla en un doble programa con Pacto siniestro. La maquinaria de Match Point se pone en marcha con la imagen en cámara lenta de una pelota de tenis que toca la red, movimiento a partir del cual se abre la duda acerca de cuál será el lugar en el que seguirá su curso. Esa decisión marcará, en la visión de Allen, el destino del protagonista: tendrá de allí en más la fortuna del ganador o la desgracia del perdedor.
Aquí también hay personajes ambiciosos que juegan al tenis, como Chris Wilton (Jonathan Rhys-Meyers) y su amigo Tom Hewett (Matthew Goode) y caminos que llevan a la oscuridad, al suspenso y al crimen. La imagen del comienzo fue usada desde allí hasta el cansancio de manera alegórica en conferencias y libros sobre psicología y comportamiento humano, y a la vez señalada como un recurso demasiado explícito por parte de Allen en una de las películas más cuestionadas y de menor vuelo de toda su filmografía, inclusive por sus admiradores más incondicionales.
Pacto siniestro (Strangers on a Train, 1951), de Alfred Hitchcock
Tampoco está en las plataformas locales de streaming la muy buena Borg-McEnroe, la película (Borg vs. McEnroe, 2017), de Janus Metz, que abrió ese año el Festival de Cine de Toronto y recrea en clave de ficción el encuentro entre estos dos gigantes del tenis de todos los tiempos en un memorable partido jugado en 1980. El uso de los efectos visuales para reproducir los mejores momentos de aquella inolvidable final de Wimbledon superó todo lo visto hasta allí en cuanto a la puesta en escena de un partido de tenis en pantalla. Se puede alquilar, eso sí, en iTunes o Apple TV.
McEnroe, de paso, se divirtió bastante interpretándose a sí mismo en un puñado de muy celebrados cameos en varias películas de su amigo Adam Sandler. La primera es La herencia del Sr. Deeds (Mr. Deeds, 2002), de Steven Brill, disponible en Claro Video, película que además incluye un gracioso momento tenístico compartido por Sandler y Peter Gallagher. Los cameos de McEnroe se repiten en Locos de ira (Anger Management, 2003); No te metas con Zohan (You Don't Mess With The Zohan, 2008), de Dennis Dugan, y Jack y Jill (2011), del mismo director, esta última disponible en Netflix. En 2012, Sandler y McEnroe compartieron un partido de exhibición en el Abierto de Estados Unidos, muy festejado en su momento, jugando dobles junto a otro tenista famoso, Jim Courier, y otro comediante, Kevin James.
También en clave de comedia, con un estilo de documental falso y una duración atípica (43 minutos) HBO produjo en 2015 7 días en el infierno (7 Days in Hell), de Jake Szymanski, crónica de la batalla protagonizada en Wimbledon a lo largo de una semana entre los dos más grandes tenistas de la historia, el estadounidense Aaron Williams (personificado por Andy Samberg) y el británico Charles Poole (Kit Harington, el Jon Snow de Game of Thrones). Está disponible en HBO Go y Movistar Play.
Steve Carell y Emma Stone en La batalla de los sexos
Steve Carell y Emma Stone en La batalla de los sexos
No es mucho más lo que puede encontrarse online sobre el cine y el tenis. En alquiler a través de Claro Video se puede llegar a La batalla de los sexos (Battle of the Sexes, 2017), de Jonathan Dayton y Valerie Faris, otro acercamiento muy logrado a hechos reales, en este caso el muy recordado cruce en los años 70 entre Billie Jean King y Bobby Riggs. Ella era una joven y ascendente figura decidida a la vez a darle al tenis femenino más protagonismo y una altura equivalente con el dominante escenario de los varones en ese deporte. Riggs, ya retirado y más grande (55 años) acepta enfrentarla en un partido inédito, en buena medida por su inclinación incontenible por las apuestas. Emma Stone y Steve Carell son los puntales de un relato punzante y muy entretenido.
En Netflix pueden encontrarse los 40 episodios de la primera temporada completa de The Prince of Tennis, Match Tennis Junior (2019), una adaptación de largo aliento del popularísimo manga del mismo nombre, luego transformado en un anímé no menos exitoso. Lo más interesante de esta producción japonesa es la búsqueda de una estética y una puesta en escena que tratan de reproducir en la acción en vivo los conceptos básicos del animé. El encuadre, la postura de los actores y los movimientos de la cámara apuntan en esa dirección con muy buenos resultados.
Las vacaciones de Monsieur Hulot (1953), de Jacques Tati
Por último, Las vacaciones del Sr. Hulot (Les Vacances de Monsieur Hulot, 1953) tampoco está en streaming. Pero si se lo busca en YouTube es posible encontrar un extraordinario momento en el que vemos a Jacques Tati, creador, autor y director del film, describiendo de manera inmejorable a su gran personaje en una cancha de tenis. La escena dura algo más de tres minutos, nada más, pero alcanza para mostrar cómo observa al mundo ese señor muy alto, que jamás abandona su pintoresco sombrerito y su pipa, y que parece completamente ajeno al ritmo en el que se mueve el resto de la humanidad. No tardan en entenderlo sus adversarios en la cancha: un par de mujeres, un tenista bastante arrogante y un hombre que llega allí de casualidad. "En medio del ritmo acelerado e insensato que lo asedia, el personaje de aire aturdido responde siempre a su propio ritmo", escribió en estas páginas sobre Tati Fernando López. Todo ese mundo queda a la vista en pocos minutos y en una cancha de tenis.
Las vacaciones de Monsieur Hulot (1953), de Jacques Tati
Por último, Las vacaciones del Sr. Hulot (Les Vacances de Monsieur Hulot, 1953) tampoco está en streaming. Pero si se lo busca en YouTube es posible encontrar un extraordinario momento en el que vemos a Jacques Tati, creador, autor y director del film, describiendo de manera inmejorable a su gran personaje en una cancha de tenis. La escena dura algo más de tres minutos, nada más, pero alcanza para mostrar cómo observa al mundo ese señor muy alto, que jamás abandona su pintoresco sombrerito y su pipa, y que parece completamente ajeno al ritmo en el que se mueve el resto de la humanidad. No tardan en entenderlo sus adversarios en la cancha: un par de mujeres, un tenista bastante arrogante y un hombre que llega allí de casualidad. "En medio del ritmo acelerado e insensato que lo asedia, el personaje de aire aturdido responde siempre a su propio ritmo", escribió en estas páginas sobre Tati Fernando López. Todo ese mundo queda a la vista en pocos minutos y en una cancha de tenis.
M. S.
http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA
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