Finanzas centralizadas y descentralizadas, ¿en qué se diferencian?
Santiago Bulat
1. Descentralización. Cuando en el mundo de la economía se hace referencia a este concepto, se habla de un modelo económico basado en la disgregación o atomización de poderes en una organización, una empresa o el Estado. Las decisiones no pasan por un poder central, sino que las relaciones económicas funcionan de forma libre entre personas. Esto no quita necesariamente la presencia de un organizador en conjunto como puede ser el Estado, pero las responsabilidades quedan más distribuidas entre los administraciones regionales que ejercen la autoridad en el ámbito político y económico.
2. CeFi vs DeFi. Si hablamos de finanzas, podemos ordenarlas en dos tipos: las centralizadas (CeFi) y las descentralizadas (DeFi). En el primer caso, se trata de empresas de tecnología que dan soluciones financieras digitales y móviles. Los usuarios confían en las personas para que administren los fondos y manejen los servicios de manera ética. Aunque estas compañías pueden estar utilizando un nuevo tipo de dinero digital, hay muy poca innovación en términos de estructura: lo que está detrás como garante final es la tecnología. En las DeFi, los usuarios pueden realizar transacciones sin depender de una única autoridad y eso ofrece mayores libertades a la hora de decidir qué hacer con sus activos digitales.
3. Tecnología. La mayoría de las transacciones en bancos y empresas de servicios financieros se hacen con ayuda de la tecnología. Sin embargo, el papel de la tecnología se limita al de facilitador en el mundo tradicional, mientras que en las DeFi la tecnología es el corazón de su existencia. DeFi se refiere justamente al ecosistema compuesto por aplicaciones financieras que se están desarrollando sobre sistemas Blockchain, promoviendo el uso de códigos abiertos para crear múltiples tipos de servicios financieros y productos. El mundo DeFi permite abrir puertas ya conocidas, como acceder a préstamos, ahorrar en diferentes monedas o incluso invertir, pero lejos de la metodología del sistema financiero tradicional. De esta manera, no existen instituciones que reglamenten parámetros determinados para recibir y proveer servicios, sino que todo el sistema estará regulado por los contratos inteligentes registrados en Blockchain y cada usuario puede poner en prestación su servicio financiero.
4. Volumen. La industria DeFi comenzó en 2017 y a fines de ese año ya tenía US$47.000 millones. Al cierre de 2020 el total de activos que permanecían lockeados bajo esta denominación en todas las plataformas alcanzó los US$16 billones. Desde entonces, el valor de todos sus activos se multiplicó por tres. Un crecimiento vertiginoso, que puede observarse en “DeFi Pulse”, una plataforma que permite observar las opciones para realizar diferentes acciones como, por ejemplo, tomar un préstamo. “Aave” es el principal protocolo de código abierto para préstamos descentralizados, que permite a los usuarios ganar intereses o tomar prestados activos con garantía y al día.
5. Devenir. El mundo financiero empezó a adentrarse en un cambio notable de paradigma respecto de su funcionamiento, que se profundiza día a día entre aciertos y desaciertos. Probablemente, mucho de lo mencionado les haya resultado ajeno a varios, pero lo que no puede ya ser una novedad es que cada vez son más los ahorristas e inversores que eligen alternativas de creación de valor descentralizado.
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