Ataque en el aeropuerto de Lviv
En su intento de cortar la cadena de suministros hacia Kiev, el Kremlin golpeó con varios misiles en la ciudad considerada hasta ahora más segura, a solo 70 kilómetros de la UE
Elisabetta Piqué.Policías ucranianos trasladan cuerpos tras el bombardeo en un área residencial de Kiev
LVIV.– Mientras no cede el fragor de las armas y se intensifica la ofensiva militar rusa en múltiples frentes, por primera vez cuatro misiles cayeron en la madrugada de ayer en Lviv, ciudad de Ucrania hasta ahora considerada segura, que queda a tan sólo 70 kilómetros de la frontera con Polonia, es decir, de la Unión Europea y de la OTAN.
Si bien no dejó muertos ni grandes daños, el ataque ruso, que destruyó una fábrica que repara aviones cercana al aeropuerto, marcó un nuevo e inquietante giro en esta guerra que mantiene en vilo al mundo. Y, como graficó con tonos adustos en una conferencia de prensa el alcalde de Lviv, Andrii Sadovyi, dejó en claro que también esa ciudad está “bajo ataque”.
Mientras que varios misiles fueron interceptados por los sistemas de defensa antiaérea, cuatro cayeron a tan solo 5 kilómetros del centro histórico de una ciudad considerada la “capital cultural de Ucrania”, declarada en 1998 por la Unesco patrimonio mundial de la humanidad, punto de llegada y paso de cientos de miles de refugiados y sede transitoria de algunas embajadas que decidieron irse de Kiev.
El ataque ocurrió pasadas las 6 de la mañana. Entonces, en algo que ya se transformó en una lúgubre rutina, las sirenas de alerta llamaron al millón de habitantes de Lviv –más los 200.000 refugiados que se sumaron en las últimas tres semanas– a bajar a los refugios.
Ya había amanecido, era de día y fue a las 6.30, hora local, que testigos oyeron explosiones en inmediaciones del aeropuerto internacional Danylo Halytskyi, que queda al sudoeste del centro.
Terminada la alarma, cerca de las 7, hora local, esta enviada intentó acercarse lo más posible hasta la zona del aeropuerto, desde donde se levantaba una densa columna de humo negro. Camiones de bomberos con sirenas se dirigían a la zona, que fue rodeada por agentes de policía que impedían el acceso.
“No quieren que nadie filme o saque fotos para impedir que haya imágenes de lo que ha sido atacado y evitar que los rusos corrijan el disparo de misil”, explicó a la nacion Ivan, mi intérprete. En el lugar, donde había un ir y venir de autos de la policía y militares, no se veían ambulancias, señal de que, como se confirmó más tarde, no iban a lamentarse víctimas mortales.
En ese momento no estaba aún claro cuál había sido el objetivo del ataque. Al margen de un aeropuerto internacional –cuyo edificio con grandes ventanales esta enviada pudo ver, de lejos, intacto–, en la misma zona también hay un aeropuerto para vuelos internos, una base militar y una planta de reparación de aeronaves, que poco más tarde se supo que había sido el objetivo.
El alcalde dijo que en previsión de una agresión, se había trasladado a otra parte todo el material que había en el interior de la fábrrca de reparación de aviones y que sólo se rompieron los vidrios de un adyacente depósito de colectivos urbanos.
Al mejor estilo Volodimir Zelensky, el presidente, el acalde vestía para la ocasión una campera verde militar. Y si bien, con rostro preocupado admitió que “nadie puede pronosticar el próximo ataque”, también aseguró que “estamos preparados, tenemos un sistema de respuesta rápido y fuego antiaéreo”.
“La actividad de la fábrica [de reparaciones aeronáuticas] estaba detenida desde el comienzo de la guerra. ¿Me preguntan por qué entonces Rusia la atacó? ¿Y entonces por qué atacó el teatro de Mariupol, por qué ataca a los civiles?”, se preguntó, combativo. “Porque es como Hitler”, siguió.
Aunque el ataque significó un ulterior desafío a la UE y a la OTAN, peligrosamente cercanos (solo 70 kilómetros), en verdad se esperaba: es sabido que los rusos quieren cortar todas las líneas de aprovisionamiento –armas, municiones, materiales médicos, de emergencia, víveres– que desde el oeste del país son enviados a la castigada zona oriental.
Es más, la semana pasada el Kremlin había advertido que consideraría objetivos militares los envíos logísticos de armas a Ucrania. Y el domingo pasado otro ataque con misiles causó 35 muertos, 134 heridos y daños en una base de instrucción de la localidad de Yavoriv, que queda a 50 kilómetros de esta ciudad y a 20 de la frontera con Polonia. Se trató del primer ataque de entidad a esta zona de Ucrania que, según analistas, en verdad a Putin no le interesa ocupar.
Ya el viernes de la semana pasada, al ampliarse la ofensiva rusa a esta parte de Ucrania, con bombardeos en los aeropuertos militares de Lutsk, al norte e Ivano-franzisek, al sur, Rusia había dejado claro que su objetivo es cortar los suministros que, desde aquí, son enviados al este, zona que sí le interesa al “zar” del siglo XXI.
En la zona cercana al aeropuerto a la que pudo llegar esta enviada, donde era bien visible el humo negro y el olor a pólvora, donde hay una zona residencial, se podían ver casas con sus ventanas con vista a la estación aérea totalmente tapiadas con planchas de madera, en previsión de bombardeos.
Vasil Guk, contador de una multinacional que vive en un edificio de estilo soviético que queda a un kilómetro del aeropuerto, contó a la nacion que a las 6.30 oyó una explosión, pero no demasiado fuerte.
“Parecía el ruido que hace el viento cuando golpea fuerte una ventana y no me asusté... Pero la verdad es que mi edificio queda como en un valle por lo que está más protegidos de los ruidos”, dijo.
“Fue un estruendo lejano y entendimos enseguida que era el aeropuerto”, detalló Vasil, que es padre de una beba que no cumplió ni siquiera un año y que, preocupado, confesó que está pensando en enviarla, junto a su mujer, a los de sus suegros que viven en el campo.
“Creo que este lugar ya no es seguro”, admitió, preocupado como todo el mundo en Lviv.●
Sigue la búsqueda tras el ataque al teatro
El primer balance no registró muertos en el edificio de Mariupol
Sergei SUPINSKY
KIEV (Reuters).– Los rescatistas trabajaban ayer entre los restos del teatro de la asediada ciudad de Mariupol, donde se refugiaban cientos de personas al momento de ser bombardeado anteayer por la artillería rusa, en un ataque cuyo primer balance no registraba muertos.
Al menos 130 personas fueron rescatadas desde el momento del impacto de entre los escombros del refugio, donde se encontraban alrededor de 1300 civiles que se guarecían en el edificio por el bloqueo de la ciudad. Las autoridades dieron cuenta preliminarmente de solo un herido de gravedad, pero aún continuaba la búsqueda.
La ciudad portuaria se encuentra rodeada por el Ejército ruso y es objeto de intensos bombardeos desde hace varios días. Unos 30.000 residentes lograron escapar hasta el momento, aunque todavía permanecen más de 35.000 habitantes a merced de las bombas enemigas.
“El corazón se rompe por lo que Rusia hace a nuestro pueblo, a nuestra Mariupol y a nuestra región de Donetsk”, dijo el presidente Volodimir Zelensky en referencia al ataque al teatro donde se habían refugiado en su mayoría mujeres, niños y ancianos.
La cancillería rusa negó categóricamente que el Ejército hubiera bombardeado el edificio. Según declaró una vocera en rueda de prensa, “las Fuerzas Armadas de Rusia no bombardean pueblos y ciudades”
http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA
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