Juego limpio, de Tove Jansson
Destellos cotidianos de una vida compartida
Mariano Vespa
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Gran parte de las fotos isleñas de Tove Jansson (Helsinki, 1914-2001) y su compañera, la artista visual Tuulikki Pietilä, que circulan en la Web irradian una amalgama de amistosa ternura. En 1965, cuando ya era reconocida en los países nórdicos por la saga de los Mumin, cómics y libros sobre una familia de hipopótamos, la escritora finlandesa de lengua sueca decidió construir una cabaña remota en un archipiélago, similar a la de un pescador. Esa casa de veraneo, donde residieron más de veinticinco años sin luz eléctrica, aún conserva variados objetos, investidos de esa armonía: cofres de madera, cubetas enlozadas, alfombras tejidas, polaroids por toda la casa, fichas con anotaciones, piedras de mar, frascos reutilizados con especias.
Juego limpio, publicada originalmente en 1989, recrea un escenario similar: Mari es escritora y Jonna se dedica a las artes plásticas. A veces conviven en un departamento en la gran ciudad, donde cada una tiene su estudio, y otras veces lo hacen a la vera del río, en una pequeña construcción. Algunas referencias dispersas, como el cine de Fassbinder o una canción del grupo América, sitúan la trama en los años setenta. No hay exactitud en la edad de los protagonistas, pero parecería que tienen cerca de setenta años . O, en todo caso, lo que intenta hacer Jansson es olvidarse de la progresión temporal para situarse en el núcleo hogareño, en lo apacible de la intimidad compartida.
Cincelar, tallar, enmarcar: verbos recurrentes que no solo tienen que ver con el ejercicio artístico, sino también como una manera de pensar la cotidianidad, donde las conversaciones fluyen en tanto formas de pensamiento y de interrogación. Algunos viajes, como la visita a cementerios en Francia son movilizantes: “Frente a esas [tumbas] se quedaba mucho tiempo, parecía feliz en medio de la vegetación desenfrenada que jugaba a la jungla sobre la tierra sagrada”, describe la narradora. A los diálogos creativos y los recuerdos familiares, Mari suele imprimir una dosis de existencialismo, cada tanto se detiene en entender el sentido del arte, el destino de sus vidas.
Las ondulaciones de la historia la traen los personajes esporádicos, que, desde lo excéntrico e imprevisto, producen giros: un marionetista de noventa años, una empleada de hotel bromista, una fanática de la madre de Mari que tiene miedo a las tormentas, y tantas otras apariciones que, sin modificar el entorno, dejan algo. Construidos como “islitas”, breves, con cierta independencia, ni tan floridas ni tan minimalistas, los capítulos de esta novela –la tercera, después de El libro del verano y La verdad increíble que es traducida directamente del sueco original por Christian Kupchik– hablan del día a día como un boceto, pero a la vez como grandes instancias nebulosas.
Juego limpio
Por Tove Jansson
Cia. Naviera Ilimitada. Trad.: Christian Kupchik
136 páginas, $ 1300
http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA
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