La música del doctor Bilardo, de Julio Iglesias al indie futbolero de Bestia Bebé
La playlist de la serie sobre la vida del ex-DT de la selección recorre un arco muy amplio de estilos y épocas que se unen en un común denominador popular y emocional
Fernando GarcíaEsa estética de época y una personalidad singular que el soundtrack de la producción intenta acompañar
Estrenada el 24 de febrero por la plataforma HBO Max, la docuserie Bilardo: el Doctor del Fútbol indaga en la personalidad obsesiva y apasionada del jugador y técnico emblemático de Estudiantes de La Plata, conductor del campeonato mundial 86 y el subcampeonato 90 con la Selección Argentina. Más allá de los detalles íntimos de su vida y los testimonios invalorables de los jugadores y hasta de su archienemigo Menotti lo que nadie esperaba de esta serie es que volviera la atención sobre “Me olvidé de vivir”, canción de Julio Iglesias ahora primera entre las más escuchadas de su repertorio en streaming. ¿Sabrá Julio que vía Bilardo lo estamos escuchando tanto? De ahí que se haga necesario revisar la música por detrás de los cuatro episodios que dan cuenta de un personaje amado, odiado, único en el fútbol y la cultura popular argentina.
“Me Olvidé de vivir” (Julio Iglesias, 1978):
Como Rafaella Carrà, Julio Iglesias suele quedar fijado en la memoria de la televisión argentina de la segunda mitad de los 70 y la serie de HBO Max llegó a tiempo para remediar un poco tamaña injusticia. Resulta que la canción es del álbum Emociones de 1978, cuando Argentina ganaba su primer campeonato mundial y el DT era Cesar Luis Menotti, némesis de Bilardo. Más cerca de la vibra de cantautores del estilo de Serrat es difícil asociar al siempre bronceado Iglesias con el charme humanista de Menotti. Pero la serie pone las cosas en su lugar. A partir de una declaración donde el obsesivo estratega platense reconoce que “se olvidó de vivir” es que el clásico de Julio Iglesias (es tan ruin pegarlo a la dictadura como decir que el campeonato del 78 fue un regalo de la Junta Militar) cobra nueva vida. Desde ahora quedará asociado al campeonato del 86 (Maradona era fan) y el subcampeonato del 90 dándole a la canción una merecida segunda vida. Llevada por la orquesta y la voz despreocupada de Iglesias a una cadencia casi evanescente deviene uno de los puntos más altos del pop mediterráneo. El original es francés y había sido estrenado por el mítico rocker galo Johnny Halliday en el 77. Pero Julio la hizo suya como la mas apasionada de sus amantes. El (re)descubrimiento del año.
“Un’ estate italiana” (Giannina D’andrea, 1986):
Por consenso unánime la canción de Italia 90 pasará a la historia como la mejor música original compuesta para un mundial. De instrumentación pop explota todos los tópicos asociados a la italianidad (tal como el cine de Sorrentino) sin que se vuelva kitsch o empalagosa. Acaso sirva saber que “Un’ estate italiana” fue compuesta nada menos que por el pionero tecno Giorgio Moroder con letra original en inglés de Tom Withlock con quien ya había trabajado para la banda sonora de Top Gun. La original se llamaba “To be number one” pero fue con la adaptación de la cantante Gianna Nannini y el compositor Edoardo Bennato conocida como “Noches mágicas” que se volvió un hit por derecho propio. La interpretación apasionada de Nannini recuerda el estilo de la galesa Bonnie Tyler y atravesó todas las fronteras. Se volvió un símbolo de esa selección que se sobreponía a todo: el tobillo de Dios, los penales, la falta de juego colectivo. Pero también lo fue para los vencedores: en Alemania fue el segundo simple más vendido del año. Y un consuelo pop para Italia, el organizador eliminado por el team Bilardo en un giorno tristísimo…
“Comprendes Mendes?” (Control Machete, 1997):
Un continente atravesado por la estética de MTV hizo que hubiera un sonido característico de norte a sur: tal la similitud de este rap de Control Machete con el estilo que tenía para la misma época Illya Kuryaki & The Valderramas. Asociada al Mundial México 86 que coincidió con la globalización de Maradona como ícono cultural, se escucha en el comienzo y cierre del primer episodio. El beat de rap-metal y los samples de jazz son distintivos de esta escena regional en la que también se destacaban Molotov y, de forma menos evidente, los primeros Babasónicos que supieron mutar hasta volverse un genero en sí mismos. Cualquier similitud con nuestro Mendes es pura coincidencia.
“Lo quiero mucho a ese muchacho” (Bestia Bebé):
El indie tiene lugar en la serie con esta canción de Bestia Bebe que se lleva los títulos en el episodio 3 (el mismo en que vemos a Bilardo bailar cumbia en Cali). En sintonía con El Mato el estilo noise se deja llevar por una melodía insinuada con la levedad de un paseo en bicicleta sin manos. Incluida en el primer álbum del grupo (2013) establece un vínculo con la serie en la tapa donde posa un team de fútbol de potrero que parece la puesta en escena de los cuadros de Berni de los 40 (cuadros de fútbol amateur pintados en grandes telas, cuadros al fin).
“Solo, es mejor” (Los Caligaris):
Uno de los periodistas entrevistados para la serie señala que las diferencias entre Bilardo y Menotti podían representarse también en la música. Si el ( joven) narigón había preferido bailar el ritmo caliente de los Wawanco, el rosarino taciturno (“triste” según una imitación de la época) y fumador elegía opciones más sofisticadas como el flamenco clásico de Paco de Lucía según el testimonio de uno de los periodistas entrevistados. Los Caligaris están aquí para representar esa parte menos conocida del bilardismo: la fiesta. Entre el cuarteto cordobés y el pop bastardo de Los Decadentes, Los Caligaris suben la apuesta para hacernos entender que Bilardo no se olvidó de vivir sino que, con Paul Anka y Sinatra, vivió a su manera: la de un maniático. •
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