Un Hamlet para reír a carcajadas
Mónica Berman
AUTOR: Maxi Sarramone. dirección: Leticia Torres. intérpretes: María Di Paola, Victoria Paez, Lucía Rossi, Maxi Sarramone, Gabriela Torres, Hernán Wallace, Paula Zelis. escenografía y objetos: Alejandro Baamonde. vestuario: Jorge Orlando. iluminación: Leticia Agesta. música original: Manuel Katz. producción: Compañía Terca. asistente de dirección: Hernán Ortiz de Elguea. teatro: Espacio Callejón. funciones: sábados, a las 17. duración: 65 minutos.
El título de la obra no parece indicar qué es lo que se les propone a los espectadores. Sin duda, nos remite a una frase hecha. Sin embargo, se trata de Hamlet. Claudio es el tío en cuestión. Así como aparece de manera totalmente inesperada un clásico de todos los tiempos bajo un nombre un poco insólito, todo el resto será igual de sorprendente.
Porque lo que se pone en juego es una versión de Hamlet en la que la tragedia ya no tiene lugar. ¿Alguna vez no se soñó con que Romeo y Julieta terminaran de otra manera? Acá cumplen el deseo. Y lo hacen disparatadamente bien. La versión, escrita con lucidez, es sostenida por unos payasos que se las traen. Divertidos, inteligentes, rápidos, con vueltas de tuerca que despistan.
Claudio, el cuento del tío se construye entre la literalidad y el malentendido. Y en ese ir y venir se plantea un humor muy particular porque permite a quienes conocen la obra divertirse con todas las relaciones que se establecen; y a los que no la conocen, disfrutar con los recursos interpretativos de los payasos que desatan carcajadas de manera sistemática.
Mucho ritmo, un trabajo delicioso con lo verbal y lo musical, un vestuario y un espacio móvil que sintetizan lúdicamente la propuesta.
Maxi Sarramone se encargó de la adaptación y Leticia Torres, en la dirección, logró que este delirio fantástico llegara a buen puerto. Otra versión de Hamlet. Sí, pero esta vez, es el cuento del tío. No es un engaño ¿o sí? Es un relato desde otra perspectiva. Y se agradece que conjuguen la sagacidad y la diversión con un muy buen trabajo técnico.
El título de la obra no parece indicar qué es lo que se les propone a los espectadores. Sin duda, nos remite a una frase hecha. Sin embargo, se trata de Hamlet. Claudio es el tío en cuestión. Así como aparece de manera totalmente inesperada un clásico de todos los tiempos bajo un nombre un poco insólito, todo el resto será igual de sorprendente.
Porque lo que se pone en juego es una versión de Hamlet en la que la tragedia ya no tiene lugar. ¿Alguna vez no se soñó con que Romeo y Julieta terminaran de otra manera? Acá cumplen el deseo. Y lo hacen disparatadamente bien. La versión, escrita con lucidez, es sostenida por unos payasos que se las traen. Divertidos, inteligentes, rápidos, con vueltas de tuerca que despistan.
Claudio, el cuento del tío se construye entre la literalidad y el malentendido. Y en ese ir y venir se plantea un humor muy particular porque permite a quienes conocen la obra divertirse con todas las relaciones que se establecen; y a los que no la conocen, disfrutar con los recursos interpretativos de los payasos que desatan carcajadas de manera sistemática.
Mucho ritmo, un trabajo delicioso con lo verbal y lo musical, un vestuario y un espacio móvil que sintetizan lúdicamente la propuesta.
Maxi Sarramone se encargó de la adaptación y Leticia Torres, en la dirección, logró que este delirio fantástico llegara a buen puerto. Otra versión de Hamlet. Sí, pero esta vez, es el cuento del tío. No es un engaño ¿o sí? Es un relato desde otra perspectiva. Y se agradece que conjuguen la sagacidad y la diversión con un muy buen trabajo técnico.
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