lunes, 20 de febrero de 2023

HISTORIA DE LA GASTRONOMÍA EN LOS AVIONES


¿Ostras o langosta? Cuando comer en los aviones era un lujo
La década del 50 fue la época dorada del servicio a bordo: las líneas aéreas ofrecían menú gourmet
Constanza BengocheaImpactante servicio en pleno vuelo: se ofrecía gran variedad de platos
Hubo un tiempo en que fue hermoso. El servicio de comidas a bordo de un avión alguna vez incluyó cubiertos de plata, copas de cristal y vajilla de porcelana. El menú, a la carta, ofrecía ostras, cóctel de cangrejo, langosta, jamón serrano y champagne.
El 25 de agosto de 1919 Air Transport and Travel, la antecesora de British Airways, fue la primera en ofrecer a sus pasajeros comida y bebida en los vuelos de Londres a París. La idea era convencer al público, acostumbrado a viajar en tren o en barco, que tomar un avión era más rápido pero también más placentero. Cada pasajero recibió una cesta de mimbre que contenía una bebida, un sándwich y otros alimentos fríos, como tablas de quesos, ensaladas y frutas.
A la par, aparecieron los cabin boys, jóvenes vestidos como botones de hotel cuya misión era atender a los pasajeros en los vuelos. Una década más tarde, aparecería la primera auxiliar de vuelo, coloquialmente llamada azafata.
Hasta 1930 se contrataban solo hombres porque se pensaba que las mujeres no eran aptas para volar regularmente debido a los cambios hormonales que experimentaba durante el ciclo menstrual. Aun así, y por un período de prueba de tres meses, se decidió contratar auxiliares de vuelo femeninas. Las primeras sky girls, conocidas con ese nombre, fueron enfermeras que en caso de descompensación de un piloto o pasajero, podrían prestar atenciones médicas.
Enseguida se empezó a pensar cómo podía servirse comida caliente en pleno vuelo para los viajes más largos. Un viaje en avión desde Reino Unido a Australia demoraba 12 días y medio (igual era más rápido que un barco, que tardaba 44 días para hacer el mismo viaje). A su vez, como se volaba a menor altura y las cabinas no estaban presurizadas, durante los vuelos hacía mucho frío.
Fue Pan American World Airways la primera empresa que, gracias a un complejo sistema de logística, sirvió comida caliente en pleno vuelo. Los viajes desde los Estados Unidos al Caribe se realizaban con escalas. Durante el primer tramo, una azafata mostraba a los pasajeros el menú y tomaba las órdenes. Luego, desde el aire, se comunicaba con la próxima base donde pararía el avión a cargar combustible y pasaba las comandas. En tierra, la azafata recogía las órdenes que luego servía en un lugar de la aeronave especialmente preparado.
A fines de la década del 30 apareció el Boeing 314, un hidroavión de largo alcance que tenía dos pisos con una mesa especial para doce comensales donde los pasajeros comían por turnos. Como novedad, en el menú se ofrecía roast beef que se cocinaba en el aire ya que la aeronave contaba con cocina a bordo.
Poco después, American Airlines contrató a la cadena Hot Shoppes (propiedad de los Marriot), que se convirtió en la primera empresa especializada en catering para los aviones. Y United Airlines contrató a un chef especializado y renovó su flota de aviones por los Douglas DC-3, que también venían con cocina a bordo.
A mediados del siglo XX fue la época de oro del servicio a bordo. Air France optó por utilizar a la gastronomía francesa para atraer nuevos pasajeros. En sus vuelos se ofrecía caviar beluga, vinos exclusivos (con sommelier a bordo) y champagne en sus vuelos desde América a Francia. Pero el valor del ticket crecía…
Para bajar los costos e incrementar la venta de pasajes, las compañías se pusieron de acuerdo y crearon la clase turista: menos precio pero también menos servicio.
Pan Am fue la primera en instalar bandejas en los respaldos de los asientos y comenzó a entregar bebidas en miniatura. La comida se estandarizó: un vaso de jugo, un plato principal y un postre. La bebida debía ser pagada aparte.
Air France, además de la clase original y la turista, decidió redoblar la apuesta e incorporó una clase superior o premium que promocionaron como “un restaurante en el aire”.
La llegada de los jets duplicó la velocidad de los viajes y también el número de pasajeros, que superaban los 150 por vuelo. Había menos tiempo para atender al doble de pasajeros. Entonces surgió la vajilla descartable. También se priorizó comida que el pasajero pudiera digerir rápidamente, en trozos pequeños.
Con la aparición en el mercado de las low cost, para poder competir, las grandes aerolíneas reservaron el lujo para sus pasajeros de primera clase. Los atentados del 11 de septiembre de 2001 también repercutieron en el servicio: se comenzaron a utilizar cubiertos de plástico en los vuelos.

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