martes, 28 de febrero de 2023

SALIR A COMER CON LOS CHICOS


 Claves para pasarla bien
El restaurante es un lugar ideal para que los pequeños prueben cosas nuevas, pero es aconsejable planificar la experiencia
Narda Lepes
Preparar a nuestros hijos para disfrutar en un restaurante requiere un poco de esfuerzo. No todo junto, no de un día, sino de una construcción. Todo redunda en los beneficios que trae asociado poder compartir esa experiencia que genera vínculos con la familia, la comida y la comunidad.
Los niños son como esponjas, cuanto más actividades compartimos con ellos, más aprenden del mundo y de cómo desenvolverse en este. Aprenden cómo vincularse con respeto y atención en un ambiente lleno de estímulos, y aprenden también a valorar la comida rica, y eso es algo que se atesora de por vida.
Una buena idea es empezar a practicar en casa, haciendo de vez en cuando una comida formal en la cual participen. Aunque seamos flexibles con los rituales y modales en el día a día, no quita que puedan aprender cuáles son los códigos compartidos en un restaurante. Esto genera una practica que les va a dar herramientas para entender cómo actuar, qué hacer y qué no cuando la familia come afuera. Como todo, es práctica. No podemos esperar que un niño adivine qué esperar y qué se espera de él en una atmósfera completamente nueva.
¿Ejemplos? Usar un tono de voz tranquilo para pedir las cosas (como la sal, o más agua); retirar de la mesa lo que no habría en un restaurante (la televisión, jueguitos, etcétera). Bajar los estímulos extras.
Planificar la salida
A la hora de planear la visita aun restaurante, lo ideal es hacer una reserva y avisar que vamos con un menor. De esa manera el lugar puede planear la mejor ubicación.
Buenos consejos son:
◗ Elegir los horarios para ir al restaurante, llegar temprano (de manera que el lugar esté tranquilo) y, algo fundamental, que los chicos no tengan mucha hambre al llegar (si uno esta fastidioso con hambre, un niño también lo estará). Media hora antes del horario habitual de su comida es lo ideal. Del mismo modo, es desaconsejable llegar con un niño cansado e irritable (para después terminar quejándose de que no se sabe comportar).
◗ También es buena idea incluirlos en los planes, conversar con ellos a dónde vamos, qué esperar, explicarles como funciona un restaurante (por ejemplo que el camarero toma la orden, la lleva a la cocina, etcétera). Incitarlos a que sean ellos los que soliciten lo que van a comer; que se comuniquen con quien los atiende, que aprendan a pedir.
◗ Explicarles qué pueden hacer y qué no pueden, y que ellos piensen las razones (de acuerdo con su edad) por las cuales no podrían correr o gritar, por ejemplo. Entender el porqué de una regla ayuda a querer cumplirla. Los ayuda a comprender que sus acciones tienen efecto en su entorno.
◗ Durante la comida, incluirlos en la conversación, hacerlos parte de la mesa. Si los ignoramos durante la comida, la experiencia no va a ser placentera para ninguno. A los niños, como a cualquiera, les molestaría que los inviten a compartir la mesa y luego los ignoren. No hay que retarlos en la mesa sin agotar opciones como dar un paseo por el lugar para reconocer dónde están, o conversar con ellos afuera. Si escalamos la situación nosotros gritando, es mal ejemplo.
◗ Ellos hacen lo que nosotros hacemos, no lo que les decimos que hagan. Si nosotros gritamos, ellos van a gritar, si nosotros no decimos por favor ni gracias, tampoco va a ser parte de su costumbre.
◗ No subestimarlos a la hora de los sabores. Un entorno diferente, que lo sugiera otra persona, puede dar motivos para que los chicos prueben algo nuevo. Para probar cosas nuevas, el mejor lugar es un restaurante, donde hay profesionales que se forman y trabajan día a día para hacer los ingredientes lo más apetecibles posible.
◗ Es normal que los niños hagan ruido o sean inquietos. Mientras los otros comensales no se muestren molestos, lo lógico es dejarlo pasar y demostrar con una mirada y sonrisa que está todo bien. Poner a los padres incómodos no genera niños tranquilos. Un poco de empatía siempre ayuda.
◗ Decidir cuándo y cómo actuar frente a niños desacatados –mejor dicho, frente a los padres de niños desacatados– es parte del buen manejo del restaurante. Antes de la confrontación, lo mejor es presentar alternativas, como ofrecer algo para pintar o pequeños juegos.
◗ Los menúes infantiles pueden pequeñas porciones seleccionadas del menú. Platos para compartir, o simplemente evitando alguna salsa o decoración, se hace más apetecible y sobre todo comprensible para los niños a la vista. Otro buen recurso es que las cosas estén bien separadas y no se toquen en el plato.

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