En Virrey del Pino ya mataron a tres choferes en seis años
Antes que Daniel Barrientos fueron asesinados Pablo Flores, en 2022, y Leandro Alcaraz, en 2018; quejas por la falta de medidas de prevención
Gustavo Carabajal
Leandro Alcaraz
En los últimos seis años fueron asesinados cinco colectiveros en el conurbano. Tres de ellos fueron ejecutados en la localidad de Virrey del Pino, donde esta madrugada mataron de un tiro a Daniel Barrientos, conductor del interno 87 de la línea 620. Y dos de ellos trabajaban en la misma compañía, que cuenta con 12 ramales, de los cuales al menos tres se internan en las zonas más desprotegidas del interior de La Matanza.
Los tres homicidios de Virrey del Pino ocurrieron en los barrios San Pedro, San Javier y Vernazza, entre los kilómetros 35 y 41 de la ruta 3.
Hace dos semanas, en el kilómetro 36 de la también llamada avenida Brigadier General Juan Manuel de Rosas, fue baleado un chofer de la línea 622, que pertenece a la misma empresa en la que trabajaba Pablo Flores, el conductor de la línea 218 asesinado el 1° de octubre de 2020, en la misma zona.
Los compañeros del chofer herido que trabajan en las líneas 218, 284, 325, 378, 622 y 628 realizaron una paro de actividades para reclamar medidas de seguridad y protestaron frente a la sede de la Jefatura Departamental La Matanza, situada en Puente 12, donde Sergio Berni instaló su comando operativo. Esa vez, el ministro de Seguridad bonaerense también fue al corte a parlamentar con los colectiveros.
La sucesión de asesinatos comenzó el 15 de abril de 2018, con el homicidio de Leandro Alcaraz, cuando conducía el interno 103 de la línea 620, la misma empresa en que trabajaba Daniel Barrientos. Alcaraz fue asesinado cuando llegaba a la parada situada en el cruce de Santiago Bueras y Concordia, del barrio San Pedro. A la altura del kilómetro 35 de la ruta 3. Le dispararon dos balazos en el tórax y otro en el cráneo. A raíz de su caso se reglamentó la ley 14.897, que obligó a la instalación de cámaras de seguridad en las unidades de transporte público.
El 1° de octubre de 2020, a pocas cuadras de donde mataron a Alcaraz, fue asesinado Pablo Flores. Lo mataron cuando conducía el interno 75 de la línea 218, de la empresa Almafuerte, en San Javier y Bacigaluppi, cerca del kilómetro 38 de la ruta 3.
Ahora, fue tres kilómetros más allá, en el barrio Vernazza, con Daniel Barrientos como víctima mortal.
Críticas por la falta de acciones
Tras el homicidio de Barrientos, la violenta protesta y la agresión a Berni, volvieron a aparecer las críticas por la falta de medidas de protección para los choferes. Los colectiveros le gritaron “mentiroso” al ministro, al que le recordaron que cuando mataron a Flores prometió que en el plazo de un año todas las unidades tendrían cámaras.
Desde el gobierno provincial afirman que se giraron fondos a las empresas, por la vía de subsidios, para instalar las cámaras, pero más de la mitad de los 9000 colectivos que circulan por el área metropolitana no las tienen, no cuentan con equipo de filmación o chip de monitoreo.
Ayer, voceros de Cristian Ritondo, ministro de Seguridad de María Eugenia Vidal, aseguraron que durante su gestión se llegó a tener 1200 unidades equipadas con un sistema que permitía al chofer presionar un pedal antipánico que disparaba una alerta que permitía a una oficina del Ministerio de Seguridad ver de forma remota y en vivo las imágenes de las videocámaras de la unidad, además de poder geolocalizar su posición. Pero el gobierno de Kicillof no renovó el contrato con la empresa que daba la conectividad. Para mediados de 2022, solo quedaban 70 equipos en funcionamiento.
&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&
En la Casa Rosada se extendió la inquietud, pero nadie confirmó el envío de gendarmes
En la sede del Gobierno reconocieron preocupación; el refuerzo de efectivos nacionales a la provincia todavía sigue pendiente
En los últimos seis años fueron asesinados cinco colectiveros en el conurbano. Tres de ellos fueron ejecutados en la localidad de Virrey del Pino, donde esta madrugada mataron de un tiro a Daniel Barrientos, conductor del interno 87 de la línea 620. Y dos de ellos trabajaban en la misma compañía, que cuenta con 12 ramales, de los cuales al menos tres se internan en las zonas más desprotegidas del interior de La Matanza.
Los tres homicidios de Virrey del Pino ocurrieron en los barrios San Pedro, San Javier y Vernazza, entre los kilómetros 35 y 41 de la ruta 3.
Hace dos semanas, en el kilómetro 36 de la también llamada avenida Brigadier General Juan Manuel de Rosas, fue baleado un chofer de la línea 622, que pertenece a la misma empresa en la que trabajaba Pablo Flores, el conductor de la línea 218 asesinado el 1° de octubre de 2020, en la misma zona.
Los compañeros del chofer herido que trabajan en las líneas 218, 284, 325, 378, 622 y 628 realizaron una paro de actividades para reclamar medidas de seguridad y protestaron frente a la sede de la Jefatura Departamental La Matanza, situada en Puente 12, donde Sergio Berni instaló su comando operativo. Esa vez, el ministro de Seguridad bonaerense también fue al corte a parlamentar con los colectiveros.
La sucesión de asesinatos comenzó el 15 de abril de 2018, con el homicidio de Leandro Alcaraz, cuando conducía el interno 103 de la línea 620, la misma empresa en que trabajaba Daniel Barrientos. Alcaraz fue asesinado cuando llegaba a la parada situada en el cruce de Santiago Bueras y Concordia, del barrio San Pedro. A la altura del kilómetro 35 de la ruta 3. Le dispararon dos balazos en el tórax y otro en el cráneo. A raíz de su caso se reglamentó la ley 14.897, que obligó a la instalación de cámaras de seguridad en las unidades de transporte público.
El 1° de octubre de 2020, a pocas cuadras de donde mataron a Alcaraz, fue asesinado Pablo Flores. Lo mataron cuando conducía el interno 75 de la línea 218, de la empresa Almafuerte, en San Javier y Bacigaluppi, cerca del kilómetro 38 de la ruta 3.
Ahora, fue tres kilómetros más allá, en el barrio Vernazza, con Daniel Barrientos como víctima mortal.
Críticas por la falta de acciones
Tras el homicidio de Barrientos, la violenta protesta y la agresión a Berni, volvieron a aparecer las críticas por la falta de medidas de protección para los choferes. Los colectiveros le gritaron “mentiroso” al ministro, al que le recordaron que cuando mataron a Flores prometió que en el plazo de un año todas las unidades tendrían cámaras.
Desde el gobierno provincial afirman que se giraron fondos a las empresas, por la vía de subsidios, para instalar las cámaras, pero más de la mitad de los 9000 colectivos que circulan por el área metropolitana no las tienen, no cuentan con equipo de filmación o chip de monitoreo.
Ayer, voceros de Cristian Ritondo, ministro de Seguridad de María Eugenia Vidal, aseguraron que durante su gestión se llegó a tener 1200 unidades equipadas con un sistema que permitía al chofer presionar un pedal antipánico que disparaba una alerta que permitía a una oficina del Ministerio de Seguridad ver de forma remota y en vivo las imágenes de las videocámaras de la unidad, además de poder geolocalizar su posición. Pero el gobierno de Kicillof no renovó el contrato con la empresa que daba la conectividad. Para mediados de 2022, solo quedaban 70 equipos en funcionamiento.
&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&
En la Casa Rosada se extendió la inquietud, pero nadie confirmó el envío de gendarmes
En la sede del Gobierno reconocieron preocupación; el refuerzo de efectivos nacionales a la provincia todavía sigue pendiente
Cecilia Devanna
Alberto Fernández suspendió su participación en el único acto público que tenía en agenda ayer. Estaba planificado para las 18, en Ituzaingó, municipio de la zona oeste del conurbano, a unos 20 kilómetros de Lomas del Mirador, el lugar en el que un grupo de colectiveros atacaron al ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni, tras el asesinato de un chofer de la línea 620. En la Casa Rosada enfatizaron que la suspensión fue por el pronóstico de lluvias y que el Presidente continuó con su agenda normalmente. Sin embargo, el acto se realizó igual, más allá de las condiciones climáticas que señalaron en la sede del Gobierno.
Desde la Casa Rosada eligieron no manifestarse oficialmente tras los hechos. Señalaron que el Presidente habló con el ministro de Seguridad nacional, Aníbal Fernández, y que le pidió que siga lo sucedido. “Le pareció grave lo que le pasó a Berni”, afirmaron escuetamente, y evitaron también sentar posición sobre la reacción de los colectiveros que atacaron al ministro. Presidente y ministro nacional se vieron esta tarde en el despacho del mandatario, quien previamente había almorzado con Sergio Massa.
Por otra parte, el Presidente le pidió a su jefe de Gabinete, Agustín Rossi, que se comunicara con el gobernador Axel Kicillof para solidarizarse y preguntarle por la salud del ministro.
Más allá del círculo de colaboradores más estrecho del Presidente, en otros ámbitos del Frente de Todos expresaron su preocupación. No hablaron de lo que “le pasó a Berni” como un hecho singular, sino que hubo coincidencia en que es una alarma que no puede desoírse. “La gente no está bien, hay cansancio y hartazgo”, admitieron.
La sensación es similar a la que se vivió hace casi un mes cuando desde las pantallas de los distintos despachos de Balcarce 50 vieron cómo en Rosario los familiares y amigos de Maximiliano Jerez, un nene de 12 años asesinado en medio de una balacera, entraron a los golpes a la vivienda de un hombre sindicado como responsable de lo sucedido.
“La gente está actuando de ese modo porque todo lo que tiene para ofrecerle el Estado es insuficiente: la policía, la justicia, la contención social. El desgarro del tejido social es cada vez mayor. Decir que no es no haber un puesto un pie más allá de la General Paz”, se sinceró un hombre del oficialismo que integra el Poder Ejecutivo y reporta a las filas del kirchnerismo.
“El terreno está muy caliente. Subestimar o negar el problema no nos va a llevar a ningún buen lugar”, explicó otro funcionario con despacho cerca de la Casa Rosada.
“Se le puede achacar alguna crítica a (Sergio) Berni por cómo o cuándo llegó o cómo irrumpió, pero la realidad es que la gente está muy caliente. La plata no le alcanza y no puede ni salir de la casa sin que le pase nada. Hay hartazgo y las respuestas no llegan”, completó.
“Hay hartazgo con la política y la inseguridad”, coincidió otro hombre del oficialismo que conoce a la perfección la provincia de Buenos Aires.
También señaló que así como hay “alarmas sonoras, como las de las casas y autos, hay otras no sonoras, que son las que da la sociedad. A Berni por poner la cara le tocó ligarla. La gente está harta y vio en él la posibilidad de pegar dos en una: trompadas a la política y piedrazo a la seguridad”, completó.
“Que le peguen a un ministro y de seguridad muestra la debilidad y la flaqueza de quienes deberían ser de las personas más seguras del país”, agregó el funcionario. “Primero fue Rosario y ahora esto. Después ¿qué’”, se sinceró un hombre del Gobierno.
Los gendarmes
A raíz del asesinato del chofer de la línea 620 y la posterior agresión a Sergio Berni, se reeditó el reclamo del gobierno bonaerense por el envío de fuerzas federales, en su mayoría gendarmes, al conurbano.
El Presidente anunció el envío el mes pasado, pero aún no hay confirmación sobre cuándo se concretará ni el número y tareas que tendrán los agentes involucrados.
Luego de ser atendido en el Hospital Churruca, Berni insistió en que presentó un pedido de efectivos a la Casa Rosada en 2019. Dijo que buscó reeditar el Operativo Centinela, realizado en 2015.
Aníbal Fernández sostiene que eso no sucedió, aunque él no era ministro, sino que estaba Sabina Frederic.
Alberto Fernández suspendió su participación en el único acto público que tenía en agenda ayer. Estaba planificado para las 18, en Ituzaingó, municipio de la zona oeste del conurbano, a unos 20 kilómetros de Lomas del Mirador, el lugar en el que un grupo de colectiveros atacaron al ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni, tras el asesinato de un chofer de la línea 620. En la Casa Rosada enfatizaron que la suspensión fue por el pronóstico de lluvias y que el Presidente continuó con su agenda normalmente. Sin embargo, el acto se realizó igual, más allá de las condiciones climáticas que señalaron en la sede del Gobierno.
Desde la Casa Rosada eligieron no manifestarse oficialmente tras los hechos. Señalaron que el Presidente habló con el ministro de Seguridad nacional, Aníbal Fernández, y que le pidió que siga lo sucedido. “Le pareció grave lo que le pasó a Berni”, afirmaron escuetamente, y evitaron también sentar posición sobre la reacción de los colectiveros que atacaron al ministro. Presidente y ministro nacional se vieron esta tarde en el despacho del mandatario, quien previamente había almorzado con Sergio Massa.
Por otra parte, el Presidente le pidió a su jefe de Gabinete, Agustín Rossi, que se comunicara con el gobernador Axel Kicillof para solidarizarse y preguntarle por la salud del ministro.
Más allá del círculo de colaboradores más estrecho del Presidente, en otros ámbitos del Frente de Todos expresaron su preocupación. No hablaron de lo que “le pasó a Berni” como un hecho singular, sino que hubo coincidencia en que es una alarma que no puede desoírse. “La gente no está bien, hay cansancio y hartazgo”, admitieron.
La sensación es similar a la que se vivió hace casi un mes cuando desde las pantallas de los distintos despachos de Balcarce 50 vieron cómo en Rosario los familiares y amigos de Maximiliano Jerez, un nene de 12 años asesinado en medio de una balacera, entraron a los golpes a la vivienda de un hombre sindicado como responsable de lo sucedido.
“La gente está actuando de ese modo porque todo lo que tiene para ofrecerle el Estado es insuficiente: la policía, la justicia, la contención social. El desgarro del tejido social es cada vez mayor. Decir que no es no haber un puesto un pie más allá de la General Paz”, se sinceró un hombre del oficialismo que integra el Poder Ejecutivo y reporta a las filas del kirchnerismo.
“El terreno está muy caliente. Subestimar o negar el problema no nos va a llevar a ningún buen lugar”, explicó otro funcionario con despacho cerca de la Casa Rosada.
“Se le puede achacar alguna crítica a (Sergio) Berni por cómo o cuándo llegó o cómo irrumpió, pero la realidad es que la gente está muy caliente. La plata no le alcanza y no puede ni salir de la casa sin que le pase nada. Hay hartazgo y las respuestas no llegan”, completó.
“Hay hartazgo con la política y la inseguridad”, coincidió otro hombre del oficialismo que conoce a la perfección la provincia de Buenos Aires.
También señaló que así como hay “alarmas sonoras, como las de las casas y autos, hay otras no sonoras, que son las que da la sociedad. A Berni por poner la cara le tocó ligarla. La gente está harta y vio en él la posibilidad de pegar dos en una: trompadas a la política y piedrazo a la seguridad”, completó.
“Que le peguen a un ministro y de seguridad muestra la debilidad y la flaqueza de quienes deberían ser de las personas más seguras del país”, agregó el funcionario. “Primero fue Rosario y ahora esto. Después ¿qué’”, se sinceró un hombre del Gobierno.
Los gendarmes
A raíz del asesinato del chofer de la línea 620 y la posterior agresión a Sergio Berni, se reeditó el reclamo del gobierno bonaerense por el envío de fuerzas federales, en su mayoría gendarmes, al conurbano.
El Presidente anunció el envío el mes pasado, pero aún no hay confirmación sobre cuándo se concretará ni el número y tareas que tendrán los agentes involucrados.
Luego de ser atendido en el Hospital Churruca, Berni insistió en que presentó un pedido de efectivos a la Casa Rosada en 2019. Dijo que buscó reeditar el Operativo Centinela, realizado en 2015.
Aníbal Fernández sostiene que eso no sucedió, aunque él no era ministro, sino que estaba Sabina Frederic.
http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.