viernes, 13 de mayo de 2016
SOLDI, GLEW Y EL DIVINO ARTE
Visita al museo del artista, con sesenta obras, más dibujos y grabados y también una vuelta por la capilla Santa Ana, donde pintó grandes murales
Los frescos de Soldi, en la capilla de Santa Ana.
GLEW.- "Si querés hacerte conocido, pintá una iglesia", le dijo un amigo a Raúl Soldi al poco tiempo de desembarcar en Glew, en 1933. Por entonces, aquella era una zona de quintas donde las gallinas y las vacas se paseaban a su antojo, las calles eran de tierra y los vecinos circulaban en sulkies y volantas.
A sólo 34 kilómetros de Buenos Aires, el gran artista plástico quedó deslumbrado por la tranquilidad de aquel pueblo tambero, sus arboledas frondosas, el silencio a la hora de la siesta, y decidió comprar una casa de fin de semana, donde pasaría largas temporadas estivales.
Un buen día, el pintor salió a pasear con su volanta y se encontró con la capilla Santa Ana, inaugurada en 1905, el mismo año de su nacimiento. Las paredes blancas cubiertas de cal apagada, despojadas de imágenes, al parecer le recordaron los dichos de su amigo, y enseguida se subió al andamio.
Demoró veintitrés veranos en pintarla, desde 1953 hasta 1976, cuando completó la serie de trece frescos que relatan la historia de Santa Ana, madre de la Virgen María.
"Soldi estaba enamorado del paisaje de Glew, de su arboleda, de sus casas, y los fines de semana salía con la volanta a dar vueltas por el pueblo con su enorme atril. Entonces por ahí veía algo que le gustaba, bajaba el atril de la volanta y enseguida se ponía a pintar en medio de la calle, no tenía ningún problema. En su obra abundan las referencias al pueblo, al igual que personajes cotidianos, gente humilde y de hábitos sencillos como el Vegetariano de Glew, que era su amigo. Se lo conocía como a una persona más del pueblo. Era muy sencillo", cuenta Nahuel Valiente, coordinador general del Museo Fundación Soldi, inaugurado en 1982 con el apoyo de Amalia Lacroze de Fortabat, que donó materiales de construcción a cambio de sus cuadros. "Por eso hoy el Museo Fortabat, en Puerto Madero, cuenta con muchos cuadros de Soldi. Algunos fueron obsequios y otros fueron entregados como intercambio", explica el guía.
Con el tiempo, el pintor compró en Glew una segunda casa y finalmente una tercera, donde hoy funciona el museo y se expone su colección privada de pinturas, compuesta por sesenta obras donadas en vida por el artista: cuarenta óleos, quince dibujos y cinco grabados, realizados entre 1927 y 1978, un período que atraviesa las distintas etapas del pintor, denominadas académica, amarilla, azul y blanca.
Entre las obras más destacadas, Sarita (1948), que ganó el premio en el Salón Nacional; Paisaje de Glew (1949); Los músicos (1956); Las sombrilleras (1959), premiada en París, y Lola Membrives (1970). Incluso se exhiben algunos bocetos de los trabajos realizados en la cúpula del Teatro Colón (1966).
En la visita también puede conocerse el caballete en el que trabajaba; una serie de fotos junto a Quinquela Martín y Antonio Berni; telegramas, y cartas de Victoria Ocampo y Jorge Luis Borges. Y una fotografía tomada en su atelier de Buenos Aires por el fotógrafo Aldo Sessa, en 1992, cuando presentó una gran exposición en el Palais de Glace.
"La fundación se inauguró en 1982, cuando Soldi aún vivía. El decidió donde iba cada cuadro, cómo colgar cada uno. Allá arriba hay un departamento chiquito donde vivía, y quizá vos venías un domingo a hacer la visita y te recibía personalmente con el mate", sigue el guía.
Además de la pinacoteca, la fundación cuenta con un auditorio de 195 butacas, donde se proyecta un documental de 10 minutos realizado por el hijo mayor del artista, el cineasta Diego Soldi, en el cual el maestro explica y narra la historia de su vida. "Venecia me hizo pintor renacentista y en Glew descubrí un lugar apacible, pueblerino, para tomar mate todo el día", resume Soldi desde la pantalla.
Al final del recorrido, el circuito se completa en la capilla Santa Ana, donde pintó aquellos muros inspirados en los Evangelios Apócrifos y Bíblicos. Un dato curioso: si se observa detenidamente, las escenas de los frescos están ambientadas en el pueblo de Glew, entre molinos de viento, la biblioteca del pueblo, algunas gallinas y hasta la fachada de la misma capilla.
Hasta el día de hoy muchos vecinos recuerdan a Soldi pintando esa capilla, ya que mientras trabajaba, la actividad de la iglesia continuaba, incluso durante la celebración de las misas. La técnica renacentista exigía un trabajo paciente y minucioso. Primero había que picar la pared, una superficie de 30 por 40 centímetros; luego se revocaba y recién entonces el maestro comenzaba a pintar sobre esa cuadrícula. "Mientras se colocaba la cal, al mismo tiempo pintaba. De esa manera la pintura se volvió parte de la pared, y eso permitió que perdurara tantos años", explica Valiente.
Dicen que el maestro se pasaba el día entero pintando y muchas veces comía arriba del andamio. Según los guías locales, cada vez que terminaba un fresco, cobraba una docena de huevos y una gallina.
Datos útiles
Cómo llegar. Por la autopista 25 de Mayo, continuar por la Riccheri y bajar en el Camino de Cintura. Seguir hacia Longchamps y retomar 5 km hasta Glew.
Días y horarios. Museo-Fundación Soldi: Gorriti y Obligado; (02224) 420121. Atención telefónica de martes a domingos, de 10 a 18. Visita guiada espontánea: sábados, domingos, feriados, de 10 a 18. Lunes, cerrado. Martes a viernes, visitas programadas a contingentes (reserva previa). Bono contribución: 40 pesos. Capilla Santa Ana, martes, miércoles y jueves, de 9 a 12 y de 16 a 18; sábado, de 14 a 18 y domingo, de 9 a 18
Manigrasso
El arte de Glew no se acaba con Soldi. A dos cuadras de la capilla Santa Ana puede visitarse el Centro de Exposición Manigrasso, donde funcionó el taller del artista italiano Cosimo Manigrasso, hoy convertido en escuela de arte.
Oriundo de la ciudad de Taranto, en 1952 se radicó en Glew, donde abrió su taller. Luego de su muerte, en 2004, el espacio permaneció cerrado hasta que en 2012 su familia decidió seguir con el Centro de Exposiciones, que además reúne grabados, esculturas y lienzos pintados.
La institución está a cargo de su hija, Analía. Imperdible, una colección de cerámica toscana, en su mayoría jarrones con motivos mitológicos. En Alberdi 354 (Glew). Informes: (02224)420697.
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