sábado, 26 de noviembre de 2016
LECTURA RECOMENDADA
ADELANTO DEL LIBRO LA MARCHITA, EL ESCUDO Y EL BOMBO, DE EZEQUIEL ADAMOVSKY Y ESTEBAN BUCH
El origen de los sonidos del peronismo
El libro de Adamovsky y Buch, que publica editorial Planeta, propone “una historia cultural de los emblemas del peronismo”, desde los orígenes del movimiento hasta la actualidad. Aquí, un fragmento del ensayo dedicado al bombo.
A pesar de que existían precedentes, la aparición de los bombos en las manifestaciones peronistas fue considerada en su momento una novedad, un aporte del nuevo movimiento, y así quedó instalada en la memoria colectiva. ¿Cuándo y cómo comenzaron a utilizarlo los peronistas? Comencemos por las historias que circulan hoy para ver luego cuáles de ellas encuentran asidero en los documentos de la época.
Las referencias que lo ubican en un momento más tardío son las que afirman que el bombo hizo su debut en el acto de proclamación de la candidatura de Perón del 12 de febrero de 1946. Esa historia proviene de un testimonio recogido por una revista peronista de los años setenta, según la cual fue aportado por uno de los “Fortines” que se habían organizado espontáneamente para promover esa candidatura. Ese día, fortineros de diversos barrios porteños y del Gran Buenos Aires confluyeron en la intersección de las calles Cabildo y Juramento. Los muchachos del Fortín de Munro habían llevado una banda para acompasar la marcha, pero decidieron regresar a guardar sus instrumentos por temor a que se destruyeran si había disturbios. Entonces su líder, el Dr. Asdrúbal Figueredo, pidió que trajeran al menos un bombo. Así fue que un dirigente del Sindicato del Plástico, de nombre Talabán (más conocido como “Sofina”), fue enviado en taxi a traer su bombo de murga, antes de avanzar hacia la Avenida 9 de Julio, donde tuvo lugar la proclamación. Como no tenía maza, ese día lo tocó con la pata de una silla que rompieron para la ocasión.
A juzgar por sus publicaciones y sitios web, la mayoría de los peronistas cree hoy que el debut fue un poco anterior. Siguiendo la versión difundida por el historiador Fermín Chávez, se afirma que la primera vez que sonó un bombo fue en el acto que el Partido Laborista realizó en Buenos Aires el 14 de diciembre de 1945. Otros, sin embargo, se apoyan en la autoridad de Norberto Galasso para argumentar que en verdad el debut había sido muy anterior y fuera de Buenos Aires. Habría sido en Berisso, durante una visita de Perón en junio de 1944 para hablar en una concentración de los trabajadores de la carne, que espontáneamente unos muchachos con bombos se pusieron al frente de la caravana que avanzaba rumbo al palco.
La fuente de esa información es el testimonio que diera en sus memorias el propio Cipriano Reyes, legendario dirigente gremial de los frigoríficos de Berisso (aunque correspondería corregir la fecha de esa visita de Perón, que en verdad fue el 10 de agosto).
Ignorando este dato, finalmente, el famoso bombista, cantante y compositor de murga Eduardo Pérez (alias “Nariz”) aseguraba que fue él el primero en llevar un bombo a una manifestación peronista, y que lo hizo en Plaza de Mayo el 18 de octubre de 1945. El bombo era el que usaba con la murga “Los averiados de Palermo”, con cuyos integrantes marchó ese día, llevándolo desde el Jardín Zoológico hasta el centro en el techo del tranvía; según su testimonio, fue el único que sonó en esa concentración. Aunque Nariz negaba enfáticamente que el día anterior, el mítico 17 de octubre, hubiera habido bombos, otros testigos presenciales aseguran que sí los hubo. Así lo recordaba, por caso, la escritora María Rosa Oliver, quien vio pasar ese día uno yendo de Retiro hacia Plaza de Mayo, llevado por un grupo de personas a pie que le pareció una murga de carnaval.
¿Qué podemos saber con certeza a partir de estos testimonios? Pasadas décadas, los recuerdos pueden ser muy imprecisos en lo que a fechas refiere. Dado que el bombo llegó al principio de forma más o menos fortuita y, como veremos, no fue hasta mucho más tarde considerado un emblema del peronismo, es perfectamente posible que todos creyeran ser los primeros, sin conocer los precedentes. La primera mención que he encontrado en la prensa lo registra en la manifestación del 18 de octubre de 1945 en Plaza de Mayo, así que podemos estar seguros de que a más tardar se hizo presente en esa fecha (los diarios también lo mencionan en el acto de proclamación de febrero del año siguiente). ¿Qué sabemos respecto de momentos anteriores? Los audios de las grandes concentraciones del 10 de octubre (la despedida de la Secretaría de Trabajo y Previsión) y del discurso de Perón del 17 de octubre del 45 no registran sonidos de percusión, por lo que pueden ponerse en duda los recuerdos que lo ubican allí. ¿Qué decir del precedente de Berisso del 10 de agosto de 1944?
La cuna berissense del bombo puede darse por probada. Las memorias de Cipriano Reyes en este sentido están confirmadas por las de Juan Clidas, entrevistado para este trabajo. En los tempranos años cuarenta Clidas era un joven trabajador del frigorífico Swift, activista de base en el movimiento huelguístico y, además, entusiasta miembro de la murga “Los martilleros”, una de las más importantes del lugar. Recuerda haber salido con sus bombos en el acto de agosto de 1944 y nuevamente en octubre de 1945, siempre en compañía de sus compañeros de la murga (quienes, al igual que él, eran trabajadores de la carne).
En la zona de Berisso y La Plata, las manifestaciones habían comenzado el día 12 de octubre del 45; desde ese momento y hasta el 17 Clidas y sus amigos salieron con varios bombos, convocando con su ritmo a la gente a agruparse para marchar a pie hacia la capital provincial. Clidas fue peronista ferviente desde entonces, acompañando innumerables manifestaciones con el sonido de sus bombos (salió por última vez en 1974). Otro informante asegura que el 17 de octubre de 1945 otra murga de allí, “Los locos de la terraza”, también sacó sus bombos a las calles de Berisso.
El sonido del bombo, en fin, estuvo presente ya en 1944, apoyando al coronel Perón antes de que existiera un movimiento peronista propiamente dicho.
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