miércoles, 5 de diciembre de 2018

DR. FORTUNATO BENAIM....ORGULLO ARGENTINO


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Un poco de historia
El Dr. Fortunato Benaim se recibió en 1946 en la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires. Inmediatamente se incorporó al departamento de Cirugía del hospital Argerich, donde su jefe, el Dr. Armando Yódice, lo orientó hacia la cirugía reparadora. El 28 de diciembre de 1948, un incendio en el barrio de La Boca marcó su carrera profesional: “Aquella fecha quedó grabada para mí, porque fue el punto de partida para dedicarme al tratamiento de quemaduras. Yo estaba como médico concurrente en el servicio de cirugía cuando ocurrió el incendio y se quemó una familia de apellido Di Natale. Recuerdo que en aquel entonces no había nada preparado, ni ningún profesional para atender a quemados. Vuelve a sonar en mis oídos aquella frase del profesor Yódice, que me dijo: Dr. Benaim, ocúpese de los quemados”.
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Con la primera bibliografía extranjera a la que accedió, Benaim descubrió lo poco desarrollada que estaba la temática en el país y comenzó a profundizar y hacer presentaciones, primero en la Sociedad de Cirujanos y luego en la Academia de Cirugía: “Mi mayor satisfacción, es que desde 1948 hasta este 2008, si hago una mirada retrospectiva, puedo decir hice. Pero no obstante, todavía queda mucho por hacer y por eso tenemos en marcha proyectos nuevos”.
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En 1952, el Dr. Fortunato Benaim publicó su tesis Fisiopatología y tratamiento de la quemadura, con el casi futurista subtítulo de “Resultados obtenidos con el injerto de piel”, para esa época una absoluta novedad. ”Para el primer injerto de piel que hice, tuvimos que comprar el instrumental a medias entre el paciente y yo, porque en el hospital ni estaban los elementos, ni había recursos para comprarlos. En aquella oportunidad, le hice a este paciente, siguiendo lo que había leído en la bibliografía existente hasta ese momento, lo que hoy se considera el ideal quirúrgico, es decir, una escarectomía, que es la eliminación del tejido quemado, y la aplicación inmediata de autoinjerto”. La tesis mereció el premio de la Asociación Argentina de Cirugía dos años después. En 1955, Benaim ganó un concurso de la Sociedad Argentina de Cirugía Plástica y tuvo la oportunidad de viajar a Estados Unidos donde su panorama se amplió notablemente.
Resultado de imagen para fortunato benaim 99 AÑOS
Al frente del Instituto del Quemados
A su regreso de Estados Unidos, en 1956, se abrió un concurso para la dirección del Instituto del Quemado de la ciudad de Buenos Aires. Con 37 años, el Dr. Fortunato Benaim se presentó, junto con otros veinte postu-lantes, para ocupar el cargo. “Tenía la antigüedad necesaria: nueve años y siete meses de recibido, lo mínimo era tener nueve años, seis meses y fracción. Lo importante fue que había un jurado de primerísima línea, porque se eligieron los profesores más destacados de la época para integrarlo. El haber ganado el concurso por unanimidad realmente fue otra enorme gratificación. Pero me tuve que enfrentar a dirigir un hospital con trescientas personas a los 37 años de edad y sin ninguna experiencia práctica de administración hospitalaria, porque en ese entonces se elegía por la especialidad, no por el conocimiento en administrar un hospital. Hice un diagnóstico de situación y propuse una reorganización y creo que fui el primero en el país en hablar de departamentalización. El primer departamento de Enfermería del país fue el del Instituto del Quemado en 1957”.
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Después de 28 años al frente de la dirección del instituto, al cumplir los 65 años, recibió la notificación de su jubilación. “Aunque parezca mentira, después de haber dedicado esos años con todo el entusiasmo y la vocación al hospital, recibí en una fría nota el aviso de que me llegaba la jubilación. Jamás tuve ningún tipo de reconocimiento oficial. Por eso justamente, el premio de la Legislatura, cumple con creces aquel reconocimiento que podría haber llegado años atrás”, señala el Dr. Benaim.
Volver a empezar
Actualmente, el Dr. Fortunato Benaim tiene agenda completa: es miembro titular de la Academia de Medicina y vicepresidente del Consejo de Certificación Profesional Médico, del que asumirá la presidencia en julio. En el hospital Alemán dirige el Centro de Excelencia para la Atención de Quemaduras. “Asisto a reuniones de tipo científico, a las que puedo ir como concurrente o disertante. Y todavía no he perdido el gusto por estudiar violín”, concluye Benaim. Sin duda, un hombre que es ejemplo no sólo por su extensa y destacada carrera profesional sino por el entusiasmo y el compromiso con el que a diario enfrenta la vida. Benaim creó un decálogo que en su punto uno dice: “Nunca cansarse de volver a empezar“” y a los 88 años, él lo cumple a rajatabla.
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PIONERO EN CAPACITAR
“Sin existir las residencias aún, yo abrí la posibilidad de recibir profesionales argentinos y extranjeros a vivir en el Instituto del Quemado durante dos años para prepararse. Para mí es una gran satisfacción encontrarme hoy con cirujanos de la talla de Frontera Vaca, que fue de los primeros residentes. O cuando estuve en Ecuador en el Congreso de la Federación Latinoamericana, cruzarme con discípulos que se habían formado en esa época y que hoy son destacados profesionales. Creo que lo más gratificante para el que ha podido transmitir, no digo siquiera enseñanzas, pero al menos experiencias, es ver que el que las recibe, las aprovecha bien y triunfa”.

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LA FUNDACIÓN BENAIM
Los 28 años en la dirección del Instituto del Quemado le permitieron profundizar el conocimiento del tema y al mismo tiempo, advertir todo lo que quedaba por hacer. En 1981, creó la Fundación Benaim, que actualmente preside. En 1989, desde allí, se desarrolló el primer banco de piel del país, que procesa y almacena tejido de donantes cadavéricos. Tres años más tarde, la Fundacion Benaim realizó el primer cultivo de células de la capa superficial de la piel de los propios pacientes. En 1999 utilizó por primera vez , piel artificial.
A los 99, el padre de la medicina del quemado revela el secreto para tener una vida plena
          

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