Renovarán el fantasmal puerto arenero de Buenos Aires para convertirlo en un paseo
Buscan que una zona que es tierra de nadie se convierta en un lugar de disfrute para la familia; ya removieron barcos hundidos; ahora ordenarán el tránsito, pintarán un mural e iluminarán la zona con luces led
Los estudiantes que van a Ciudad Universitaria en los colectivos verdes de las líneas 45 y 33 pasan diariamente por una "tierra de nadie" junto a la Dársena F, donde funciona un puerto arenero. Por la avenida Rafael Obligado, sin demarcaciones ni semáforos, pistean camiones a toda velocidad. Edificios derruidos, barcos abandonados oxidándose en el río desde hace décadas y el perfil gótico de las torres de la central eléctrica Puerto Nuevo, conforman un paisaje desolador.
La Central Puerto Nuevo, ícono del Puerto.
Esta postal poco conocida de Buenos Aires podría cambiar pronto, ya que la Administración General de Puertos, con la ayuda del Gobierno de la Ciudad, quiere transformar la zona en un paseo donde las familias puedan disfrutar del río.
Los edificios fantasmales son en realidad silos que están operativos. La mitad de la arena que se usa para construir en la Ciudad entra en buques por este puerto y luego es transportada a los silos a través de conductos subterráneos. Cada barco puede cargar el equivalente a 70 camiones, por lo que desactivar el puerto y tirar los silos abajo no es una opción.
La arena en camión viene de Campana y San Pedro. En barco de los ríos Paraná y Uruguay, de donde se extrae del fondo. El flete de barco es mucho más barato, eficiente y sustentable, menos contaminante.
Uno de los barcos abandonados que serán removidos.
La Dársena F funcionó también como pista de hidroaviones hasta agosto de 1962. Previo a que estuviera el Aeroparque, los aviones acuatizaban allí. Al estar orientada hacia el norte, esta dársena tiene más sedimentación, por lo que sólo entran barcos areneros. Allí se le van a ganar ocho hectáreas al río para dar apoyo logístico al puerto.
El lugar donde está el Puerto.
El Puerto Nuevo
Después de la frustración que fue Puerto Madero, que tardó más de 10 años en construirse (entre 1887 y 1898) y sólo estuvo operativo nueve y quedó obsoleto, se construyó Puerto Nuevo, ideado por el ingeniero Luis Huergo, con espigones y dársenas, lo que permite ir ampliándolo. Eso era lo que se desarrollaba en ese momento. Eduardo Madero hizo diques, que ya no se hacían en Europa.
"El Puerto es la puerta del país al mundo. Y la Ciudad siempre se construyó de espaldas al río. Entre esas dos espaldas hay una zona de transición que es la zona de la desidia, el patio trasero de dos jurisdicciones, Nación y Ciudad, que además por lo general pertenecían a dos banderas políticas distintas. Entonces en esta zona tenés villas, vías de tren abandonadas, contenedores, chatarra, un límite portuario en decadencia y abandono", relata Ramiro López Saubidet, coordinador general de Obras y Servicios de la AGP.
Para mejorar la relación entre esas dos espaldas, el gobierno porteño está urbanizando la villa 31, construyendo el Paseo del Bajo, corriendo la autopista Illia y trabajando para que los trenes de carga vuelvan a entrar al Puerto.
"Todos los puertos del mundo tienen una parte antigua y después le ganan terreno al mar o al río. La infraestructura de este puerto tiene 100 años y es obsoleta. Los buques cada vez vienen más grandes. Hoy entran buques de 336 metros y en Europa ya hay de 400. Tienen cuatro cuadras de largo. Para poder recibirlos tenemos que ampliar el Puerto. Es una obra para los próximos 50 años que ya empezó y se hará en etapas, con inversión privada y del Estado", afirma López Saubidet.
La idea es que el paseo quede así.
Un nuevo paseo
"Se pretende agregar valor a la zona de la Dársena F, mejorar el entorno. Geográficamente es un lugar lindísimo, con muchísimo potencial. Nosotros lo que queremos es que este espacio se luzca y tenga ese paseo por donde se pueda andar en bicicleta, uniéndolo a través de una ciclovía con la Costanera Norte", se entusiasma López Saubidet.
La idea no es convertir a la zona en un nuevo Puerto Madero, sino que haya otras actividades, además de la arenera, como comercios, industria liviana o de innovación, servicios para el puerto y el Aeroparque y, tal vez, restaurantes. El Paseo Arenero tendrá un acceso directo a la nueva Autopista Illia y al Paseo del Bajo. Además, está a 5 minutos de Aeroparque.
El proyecto contempla mejorar el entorno y que la zona se integre a la Ciudad. Primero se hará lo elemental: asfaltar, pintar las sendas peatonales, construir veredas y poner refugios de colectivos. Se busca que Rafael Obligado deje de ser una pista de carreras para camiones y colectivos. Más tarde se colocarán bolardos (que tendrán forma de boyas o anclas) y postes de luz, para que los peatones puedan caminar seguros.
Ya se removieron veinte barcos abandonados y aún quedan cinco más, como el Yacaré, que continúa, inmutable, oxidándose a cielo abierto. A veces las embarcaciones están judicializadas y se debe esperar que el juzgado autorice a removerlas para desguazarlas y luego reciclarlas como chatarra.
El agua del río, sorpresivamente, no está contaminada y es mucho más limpia de lo que se piensa. El río, en el Puerto, no es como el Riachuelo, no tiene olor ni se ve sucio. De hecho, a pocos metros, sobre la Costanera Norte, se puede ver a numerosos pescadores.
El proyecto de Huergo fue tan perfecto que contempló la cuestión de la renovación del agua, que está limpia, aunque siempre a va ser marrón por los sedimentos. La AGP cuenta con un servicio de control del espejo de agua para limpiar los camalotes o algún tipo de derrame.
Uno de los silos ya fue hidrolavado y blanqueado.
Arte frente al Río
Los frentes de los silos ya están siendo hidrolavados y el arquitecto y artista Bernardo Ezcurra pintará un gigantesco mural inspirado en paisajes de la Patagonia, la región Pampeana, el Norte y la Mesopotamia. Además, por las noches, luces LED a cargo de la especialista Delia Dubra le pondrán color al paseo.
"Las luces van a ser blancas sobre los murales para realzar los murales. Los colores irían en el muelle y la central. Busco un proyecto unificador, que no sean elementos por separado", señala Dubra.
Luciano Ricchetti, controller de la Arenera Puerto Nuevo, que funciona en la Dársena F desde fines de la década del 50, se manifiesta de acuerdo con el proyecto: "El tema de los camiones es un caos. Está bien que lo hagan turístico, no hay problema, total la gente vendría a pasear el domingo, nada más".
"Hace falta más transporte público.
La zona está muy olvidada, muy abandonada. Estuvo bueno el arreglo que hicieron en la Calle 13, pero en Obligado hay que poner semáforos y lomos de burro, porque hay muchos choques. Faltan veredas, estaría bueno que sea un paseo, pero que no deje de ser industrial. Hay un proyecto para hacer un Puerto Madero que está encajonado, con eso no estamos de acuerdo", remarca Ricchetti.
Según Ezcurra -que ya realizó murales en el viaducto Iberá-, para reconquistar esa zona uno de los medios va a ser "darle color al mural". La idea es trabajar en todas las areneras como un conjunto. Son 10 silos y paredes que van a tener un diseño general con forma de collage. De fondo habrá paisajes y al frente flora y fauna de las regiones. "Animales pequeños los vamos a hacer monumentales", cuenta el artista.
La vista sur del mural de Ezcurra.
En los murales trabajarán ocho personas, que usarán acrílico de alta resistencia para exterior. "Las figuras serán realistas, nada agresivas ni expresionistas, sino figurativas. El fondo es abstracto, muy alegre, sin ser disonante. La obra perdurará lo que aguante la pintura, 10 años con suerte, con mantenimiento", explica el muralista.
La vista este del miral.
"Después hay unas intervenciones con dibujo técnico referido a la industria, tipo autoCAD, con líneas negras sobre colores fuertes. Sin duda, va a estar bueno ver eso ahí. Es una zona medio industrial, con escala de camiones", asegura Ezcurra. La artista Maia Chozas trabajó en la parte de coordinación de los diseños: primero se hacen pinturas con óleo, luego se fotografían, se meten en la computadora y se retocan. Recién ahí se pinta el mural.
Las referencias al puerto, en la vista oeste del mural.
Se espera que la primera etapa del Paseo, que incluye la señalización vial, los murales y parte de la iluminación se concrete este año. En 2018 se realizará la segunda parte de la iluminación y para 2019 se culminará el ingreso único de camiones al Puerto a través del Paseo del Bajo, lo que separará el tránsito pesado del particular.
Según Ezcurra -que ya realizó murales en el viaducto Iberá-, para reconquistar esa zona uno de los medios va a ser "darle color al mural". La idea es trabajar en todas las areneras como un conjunto. Son 10 silos y paredes que van a tener un diseño general con forma de collage. De fondo habrá paisajes y al frente flora y fauna de las regiones. "Animales pequeños los vamos a hacer monumentales", cuenta el artista.
La vista sur del mural de Ezcurra.
En los murales trabajarán ocho personas, que usarán acrílico de alta resistencia para exterior. "Las figuras serán realistas, nada agresivas ni expresionistas, sino figurativas. El fondo es abstracto, muy alegre, sin ser disonante. La obra perdurará lo que aguante la pintura, 10 años con suerte, con mantenimiento", explica el muralista.
La vista este del miral.
"Después hay unas intervenciones con dibujo técnico referido a la industria, tipo autoCAD, con líneas negras sobre colores fuertes. Sin duda, va a estar bueno ver eso ahí. Es una zona medio industrial, con escala de camiones", asegura Ezcurra. La artista Maia Chozas trabajó en la parte de coordinación de los diseños: primero se hacen pinturas con óleo, luego se fotografían, se meten en la computadora y se retocan. Recién ahí se pinta el mural.
Las referencias al puerto, en la vista oeste del mural.
Se espera que la primera etapa del Paseo, que incluye la señalización vial, los murales y parte de la iluminación se concrete este año. En 2018 se realizará la segunda parte de la iluminación y para 2019 se culminará el ingreso único de camiones al Puerto a través del Paseo del Bajo, lo que separará el tránsito pesado del particular.
Mientras todo esto sucede, los obreros portuarios continúan trabajando en los barcos. Sus empleos no corren peligro y también ellos podrán disfrutar de un lugar más amable donde llevar a cabo su dura tarea.
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