martes, 3 de diciembre de 2019

CARLOS PAGNI....ODISEA ARGENTINA,

Carlos Pagni
A continuación, la desgrabación de sus principales conceptos:



Hoy en la Argentina hay dos temas en permanente debate: dos instituciones o dos recursos que tiene la sociedad para darse una forma de organización y convivencia: l a Justicia y la prensa. Estas dos cosas fueron puestas en tela de juicio por un lado por Cristina Kirchner; por otro lado, por Alberto Fernández.
Cristina estuvo hoy declarando en la causa sobre la asignación de obra pública en Santa Cruz y dijo que ella es víctima de una persecución político-judicial organizada por el Gobierno y a la que se han prestado los jueces federales y también el periodismo. Esta forma de interpretar el juzgamiento de casos de corrupción que ahora adopta como etiqueta una palabra anglosajona, lawfare, es un argumento que ha usado y que está usando la izquierda sobre todo en América Latina para explicar los procesos contra Lula Da Silva, contra Correa, y en el caso de la Argentina contra la expresidenta.
Ella cuestionó o planteó una sospecha sobre la forma en que se sortean los jueces. "Siempre me tocan Ercolini y Bonadio", dice. En un momento dijo que Ercolini la absolvió y que absolvió también a Néstor Kirchner, y planteó la curiosidad de que lo sobreseyeron cuando ya estaba muerto y dice que ahora la persiguen.
Esto que dice Cristina es cierto. Pero no quiere decir que no haya habido delitos o que durante su gobierno no se haya robado; que ella no haya estado al frente de un orden político muy contaminado por la corrupción. Pero eso no implica desconocer que ha habido una cantidad de manipulaciones judiciales importantísimas en todos los casos que tienen que ver con el kirchnerismo y también específicamente en casos que tienen que ver con ella. De hecho el juez Bonadio la procesó por temas que daría la impresión de que no son judiciables, como por ejemplo la política cambiaria del Banco Central y le fijó en una de las causas que Bonadio tiene contra ella ocho citaciones a indagatoria en un día. Ya tener una indagatoria en la vida es traumático, ocho en un día se parece bastante a apremios ilegales.
Ahora, ¿qué es lo que importa de lo que dice Cristina? De la existencia de esta manipulación de los procesos judiciales para obtener resultados judiciales políticos que miran más la identidad del que es juzgado que el expediente y las pruebas que se procesan en ese expediente. Lo importante de lo que está diciendo ella es si es solo contra ella o solo en una dirección o si esta manipulación también se ejerce o se ha ejercido a favor de ella o se va a ejercer a favor de ella. Es decir, el argumento de la futura vicepresidenta es atendible, lo que no sabemos es si es ecuánime. O si está mirando solo con un ojo aquellos casos donde ella es víctima. Tampoco sabemos si no se va a ejercer en el futuro gobierno de Alberto Fernández y de Cristina el mismo lawfare en sentido contrario. Por ejemplo: el mismo juez Bonadio que ahora persigue implacablemente a la viuda de Daniel Muñoz -que era secretario de Néstor y que se enriqueció de forma escandalosa (solamente detectados hay 70 millones de dólares)- le regaló a Cristina la absolución de Muñoz dos días después de que ella triunfara por el 54% en la reelección de 2011. ¿Aquello no era lawfare? ¿Es solo para perseguir o es también para encubrir y dotar de impunidad a los corruptos? ¿Hasta dónde se extiende el concepto de Cristina Kirchner?
Vamos a plantear este problema en un caso que está en debate hoy en un lugar muy importante para la suerte judicial de la familia Kirchner. No estamos hablando del caso por el cual ella hoy compareció ante los tribunales haciendo un alegato político que cuestiona las reglas a las que ella está siendo sometida, sino de otro caso que la toca mucho más de cerca. Es un caso familiar, dos causas unificadas en un mismo Tribunal: Hotesur y Los Sauces. Se ha hablado hasta el cansancio del rol que habrían jugado, sobre todo en tiempos de Néstor Kirchner, las empresas hoteleras de la familia para establecer contratos bastante misteriosos con empresas de dos personas muy próximas a esta familia, que son Lázaro Báez y Cristóbal López. Daría la impresión de que esos contratos eran simulaciones de contratos hoteleros para ocultar el retorno de algunas contrataciones en las que estos dos empresarios se veían beneficiados.
En ambas causas están siendo investigados y van a ser juzgados Cristina, Máximo y Florencia Kirchner. Paralelamente se está discutiendo la integración del tribunal más importante de los juicios contra los Kirchner, ya que esa causa está en el Tribunal Oral Federal N° 5. El TOF N° 5 está compuesto por los jueces Daniel Obligado, Adriana Pallotti y un juez subrogante, que fue a cubrir una vacante a ese Tribunal, el juez José Martínez Sobrino. La ley que establece cómo se subroga un cargo judicial establece que la subrogancia se ejerce por un año y que en todo caso puede haber opción a dos años. A los dos años de que un juez es subrogante, como el juez Martínez Sobrino, cesa en su cargo y debe sortearse de nuevo esa vacante. Pero la ley 27.439 en su artículo 13 establece que esto es así salvo en las causas donde el juez ya fue sorteado. En esos casos, si bien el juez en cuestión no continúa siendo subrogante, sí continúa en el juicio de esa causa.
La subrogancia del juez Martínez Sobrino venció el 30 de noviembre ya que cumplió los dos años. Entonces se le pidió a Casación que, dado que está al tanto de una cantidad de expedientes que se tramitan en ese Tribunal, le extiendan el plazo. Casación dijo que no, se atuvo a la norma. Se sorteó el reemplazante y salió el nombre de Adrián Grünberg, un juez militante de Justicia Legítima. Se supone que el sorteo del juez Grünberg no está viciado por las sospechas que tiene sí Cristina Kirchner en el caso del sorteo del juez Ercolini o Bonadio. Es decir, ¿si es Bonadio hay trampa y si es un juez de Justicia Legítima no? Si uno aplica una regla general estaríamos dudando de ambos.
Hoy se discutió la participación del juez Grünberg en la causa Hotesur y Los Sauces. El juez Martínez Sobrino aceptó irse y que quede Grünberg en su lugar, pero señaló que en esas dos causas que ya fueron sorteadas se quedaba. Sin embargo, el juez Grünberg no quiere que intervenga Martínez Sobrino sino él. Ante esta situación se realizó una consulta a la Cámara de Casación, que emitió la resolución 794, firmada por los jueces Mahiques, Hornos, Barroetaveña, Cattucci y Yacobucci. Esos jueces dijeron que se atienen a lo que dice el artículo 13 de la ley de subrogancias: los jueces se quedan en las causas para las que ya fueron sorteados más allá de lo que dure su subrogancia. Aún así los jueces del TOC N° 5 quisieron consultar nuevamente por este tema. Al rato, los empleados de este tribunal se plantearon que estaban en un problema porque el juez Grünberg les dijo que lo pusieran a él en todas las causas que tiene Martínez Sobrino.
También en Hotesur y en Los Sauces aunque esas causas que ya habían sido sorteadas tendrían que tener como juez a Martínez Sobrino. Se reunieron de nuevo los jueces, aparentemente según cuentan los empleados -esto puede ser vidrioso- pero se supone que hubo un llamado de Martínez Sobrino a Grünberg diciéndole que si habían decidido consultar a Casación por qué había tomado esa decisión. La cuestión es que hoy el Tribunal Oral que tiene que juzgar a la familia Kirchner en la causa por los hoteles familiares que habrían servido de instrumento según se sospecha de lavado de dinero y al tráfico de coimas tiene cuatro miembros: dos miembros estables y uno que está en disputa entre Martínez Sobrino y Grünberg. ¿Es lawfare? ¿Hay una maniobra a través de un sorteo o por la designación de un juez que no corresponde en la causa Hotesur/Los Sauces para favorecer a Cristina porque es un juez de Justicia Legítima?
Si aplicamos el criterio que ella aplica en los casos donde es víctima se puede aplicar el criterio también en donde eventualmente podría estar favorecida. Estamos frente a un enorme problema: la dirigencia política y los miembros del Poder Judicial parecen estar dando la impresión de que uno puede ser absuelto o condenado según el Tribunal que le toque. Que primero hay que saber la identidad del juez para saber cómo le va a ir a uno en un procedimiento. Que ya no hay Justicia. Es decir, que el Poder Judicial dejó de ser un Poder independiente y neutral para convertirse según el bando al que pertenezca cada juez y cada fiscal a una facción que está en guerra. Es decir, hemos dejado de tener el Poder Judicial como una instancia neutral que garantice la convivencia social para convertirlo fragmentado en bandos facciosos, en instrumentos de una guerra. Una guerra donde ya no queda ninguna instancia de consenso sobre las reglas para que podamos convivir.
Es un problema estratégico, de primera magnitud. Macchiavello escribió en el comentario de La década de Tito Livio: ¿por qué se necesita un Poder Judicial? Porque si no hay Poder Judicial independiente y creíble prevalece la impunidad. Pero prevalece otra cosa de la que tal vez es víctima Cristina. Ella se enoja por este segundo problema: prevalece la calumnia. Si no hay un Poder Judicial independiente se puede decir cualquier cosa de cualquiera y la moral y el honor de esa persona es puesta en cuestión sin que nadie pueda defenderla. Ahora, también prevalece la impunidad.
¿Qué es lo interesante? Que en esta situación estamos y la que va a ser vicepresidenta no nos dice cuál es la solución. Nos dice que ya es parte del problema o es víctima del problema. Mirando con un solo ojo porque habría que preguntarle a Cristina Kirchner si su amigo o examigo Sebastián Eskenazi, que es mencionado por su contador -Víctor Manzanares- diciendo que a Eskenazi le movían la plata que se juntaba en Santa Cruz para que él con una llave la pusiera en una bóveda misteriosa, nunca lo llamaron a declarar. Bonadio nunca lo llamó. ¿Por qué a Eskenazi lo trata de una manera y a Cristina de otra? Tendría que preguntárselo o denunciarlo Cristina pero sobre Eskenazi nadie denuncia nada en el kirchnerismo. Otra pregunta para Cristina: el manejo que hacía de la Justicia Jaime Stiuso desde los Servicios de Inteligencia, manejo que continuó Macri en su gobierno junto con operadores como Javier Fernández, Darío Richarte: ¿eso era lawfare o qué era? ¿O era Justicia independiente?
Es decir, ¿tenemos dirigentes políticos que van a encontrarle solución a este problema o solo se van a declarar víctimas y van a señalar al otro bando como culpable? Porque el que no pertenece a la clase política tiene derecho a tener pánico frente a esta guerra facciosa.
El segundo capítulo es la prensa. Son dos instituciones importantísimas porque son las que el sistema pensó para defender a los individuos frente al Poder Político. La prensa independiente y la justicia independiente. Hugo Alconada Mon, de cuya seriedad como periodista no se puede dudar un segundo, escribió -y viene escribiendo desde hace muchos años- sobre una causa por facturas apócrifas y aparentemente lavado de dinero que se sigue en Bahía Blanca, muy accidentada, con jueces que entran, la demoran, vuelven, fiscales que a su vez son investigados por corrupción. En el centro de esa causa está Lázaro Báez. El mismo de Hotesur y Los Sauces. Alconada Mon cuenta lo siguiente: dice, ganó Alberto Fernández las elecciones primarias, arrasó, y uno de los involucrados en esa causa que tiene en el centro de la investigación a Lázaro Báez, el dueño de una financiera de Bahía Blanca, contrata como abogado al ayudante de cátedra de la Facultad de Derecho de Alberto Fernández, Adrián Rois, que se presenta como abogado y consigue que una causa donde ya se estaba por resolver no solo se postergue sino que se reabra en una cantidad de pruebas donde tiene que intervenir de nuevo la AFIP, los peritos de la Corte Suprema, etcétera.
Alconada escribe esa nota , le da la palabra a Rois, al abogado, que dice que esto no tiene nada que ver con Fernández. Le da la palabra al entorno de Fernández, que dice que Rois no pertenece al equipo de campaña de Alberto Fernández, es decir, una nota impecable desde el punto de vista de la pretensión de objetividad o de la ecuanimidad. Publica un tuit y se pregunta ¿tráfico de influencias? Fernández, que hace del Twitter un instrumento bastante temerario, o irreflexivo, como le pasa a tanta gente, entre otros a Donald Trump, emite un mensaje enojándose muchísimo con Alconada, pero lo que es más importante, dirigiéndose a Alconada personalmente. Y aclarando que él va a suspender cualquier relación con operadores judiciales o con operadores periodísticos. Esto segundo hay que aplaudirlo porque tiene operadores periodísticos a los que aparentemente va a desplazar o exonerar, y señalando que él no tiene ninguna responsabilidad en los movimientos de sus ayudantes de cátedra o de la gente que ha trabajado con él en la vida académica.
Creo que Fernández tiene razón. Creo que es muy probable que no supiera que Rois se hacía cargo de esa causa. Es probable que Fernández tenga que mandarle un mensaje no a Alconada, a Rois, y decirle: ¿cómo me generás este problema de ir a meterte justamente en una causa con semejante radioactividad cuando todo el mundo va a interpretar que estás ligado a mí? Esto es lo que creo personalmente del caso. Ahora, si por cada cosa que lo enoja a Fernández de la prensa va a emitir un mensaje nombrando al periodista con nombre y apellido, los que tenemos un déjà vu de 2003 somos los demás (Fernández dice que la situación económica que deja Macri le recuerda a aquella época). Y sobre todo la prensa: porque esto es lo que acostumbraba hacer Néstor Kirchner y Cristina desde el atril. Nombrar a sus contradictores, a quienes lo criticaban o le creaban algún problema. ¿Y eso por qué es feo? Porque hay una asimetría de poder extraordinaria, salvo que a Fernández no le haya caído la ficha de que ya es presidente de la Nación y que dentro de pocos días va a estar manejando el Poder Ejecutivo, la Policía, los Servicios de Inteligencia, un presupuesto extraordinario.
Entonces el mensaje que mandó hoy es contundente. Como diciendo: "No te lo digo a vos Alconada, se los digo a todos los periodistas que escriban sobre mí en adelante que van a ser destinatarios de un mensaje personal, a ver si quieren seguir escribiendo". ¿Este es el clima en el que vamos a entrar? Esto es muy importante porque lo que tenemos que saber no es quién arma el gabinete sino cuál es el concepto del nuevo gobierno. Porque por un momento Fernández dice: "Yo era el que defendía el periodismo cuando Cristina lo atacaba" y es el que dice, como dijo en el debate presidencial, "cuando ví corrupción -en el gobierno de Cristina- me fui". Y por otro lado es el que le dice a Rafael Correa que la prensa es un instrumento de los sectores dominantes para disfrazar de corrupción, lo que no ha sido más que una administración igualitaria en el caso de Correa, de Lula y en el de Cristina. ¿Cuál de los dos es Fernández? No me interesa cómo está conformado su gabinete, me interesa qué concepto tiene sobre la política. ¿Es un liberal de izquierda como dice él o tiene impulsos fascistoides? Esto es muy importante que lo aclare y no que deje la sensación de que su opinión es la del último con la que se encuentra o que le hace una entrevista.
El gabinete lo está armando como era previsible. Lo que queda claro en esas últimas semanas es lo que había que esperar y, probablemente desde el punto de vista de los intereses políticos de Fernández, lo correcto en que en esta coalición que va a ocupar el poder a partir del próximo 10 se gobierna desde una mesa de dos. No una mesa de tres. No son Cristina, Fernández y Massa. Si alguien le hizo creer a Massa que formaba parte de una mesa es un error. Entre otras cosas por un problema de volumen electoral y de historia con Cristina Kirchner. Tampoco es una mesa de cuatro. Es decir, cuando algunos gobernadores como Manzur dijeron que iban a cogobernar, tampoco es así.
El diseño de poder de esta coalición lo establecen Fernández con Cristina con toda lógica, porque es quien lo puso. Y Fernández tendrá que construir su poder y legitimidad desde el ejercicio porque en el origen su legitimidad está por lo menos sospechada o puesta en tela de juicio por el dedazo de Cristina, que es hasta ahora el gran activo que tiene Fernández para llegar al poder.
Él dijo que no va a utilizar operadores judiciales y me parece una muy buena decisión y creo que va a tratar de hacerlo, porque es inteligente y sabe la demanda social que hay respecto de este tema. Cristina dijo que era una vergüenza que el gobierno de Macri tuviera una mesa judicial, que es cierto, tiene una mesa judicial, aunque estuviera más o menos pintada y las cosas con la Justicia las resolvieran personajes como Angelici o como Silvia Majdalani en la AFI o como Gustavo Arribas también en la AFI, pero es cierto. ¿Qué es una mesa judicial para manejar una Justicia que se supone que es independiente? Fernández dice que no quiere tener operadores políticos en la Justicia. Bueno, se presume que nombrará a Marcela Losardo como ministra de Justicia, pareciera que está muy bien, que va en esa línea.
Aparentemente va a nombrar a Marisa Herrera, una académica, una profesora, alineada con las ideas de Fernández, podríamos decir, una liberal de izquierda o una progresista, como secretaria de Justicia. Ese ha sido siempre el lugar desde donde se establece la relación formal entre el Poder Ejecutivo y el Poder Judicial. Aplausos, porque es una mujer a la que se le reprocha lo que en verdad debería elogiársele: no conoce la maquinaria de Comodoro Py. Fantástico si la va a nombrar a ella. Daría la impresión de que va en el camino correcto o en el camino de lo que está proponiendo. En contra inclusive de las ideas que él mismo está expresando cuando defiende que acá lo único que ejerce la prensa es presión sobre los jueces para que haya arbitrariedad y persecución. No es la única disputa que hay la disputa por el control de los organismos que tienen que ver con la Justicia. Habrá que ver a quién designa, probablemente sea alguien de La Cámpora, como representante del Poder Ejecutivo en el Consejo de la Magistratura y tampoco hay reproche porque ese cargo está pensado para un político que responda al presidente y a la facción que ganó el poder.
Hay una disputa por el manejo de un lugar que ha sido estratégico para controlar negocios importantísimos en la Argentina como la aeronavegación. Ahí el intendente de Ezeiza, Alejandro Granados, que ha sido tan cuestionado hasta por quedarse con tierras que pertenecían al Aeropuerto de Ezeiza y a la Fuerza Área pretende de nuevo ocupar el órgano que controla la aeronavegación a través del vocero de Fernández, Juan Pablo Biondi, que fue vocero de Granados. Habrá que ver si conquista ese lugar para el cual el kirchnerismo lo cuestionó muchísimo. Hay que leer las notas de Página 12 sobre aquella cuestión del hijo de Granados.
Otras disputas por medios, sobre todo por quién va a encargarse de la parte mediática de YPF, una extraordinaria caja, tal vez más importante que la del Estado, ahí está también alguien ligado a La Cámpora como Santiago Álvarez, peleando con alguien ligado a Fernández como Juan Courel. Transporte, del que ya venimos hablando, sigue Moyano presionando para poner a alguien ahí y aparentemente no se lo dan, tampoco a Massa.
¿Qué importa de todo esto? Lo que ya dijimos. Este país va a ser gobernado en una alianza entre Fernández y Cristina con un enorme poder de Cristina que es el poder de haberlo puesto a Fernández como candidato a través de un tuit. Eso implica un concepto económico también. Da la impresión de que la economía que está pensando el nuevo gobierno está muy alineada con esta alianza que surge de esta orientación política.
Impuestos: aumentar el impuesto a las ganancias para los sueldos altos, más impuestos a los bienes personales, algún impuesto para los que tengan dinero declarado en el exterior, ¿algún impuesto especial por única vez para energéticas y bancos? Y retenciones, con lo cual el gobierno va de nuevo a un conflicto con el sector exportador. Habrá que ver si alcanza a las mineras, que siempre son defendidas por los gobernadores peronistas de la cordillera.
Un solo ajuste sobre los jubilados: la fórmula de cálculo que se aprobó en diciembre de 2017 va a ser modificada seguramente con algún ardid, se le va a decir que Macri no le ganó a la inflación y que ellos le van a dar la plata que falta para ganarle a la inflación, pero cambiando la fórmula de cálculo y que, si ganaste o perdiste respecto de la que te había dado Macri, "hay que ir a calcular en diciembre del año que viene si es que te acordás de calcularlo". Es decir, una forma disimulada de recortar el gasto previsional, que es el centro del problema fiscal que tiene la Argentina sobre todo después de 2006 que es cuando, irresponsablemente, Massa y Fernández como jefe de Gabinete introdujeron una legión de gente sin aportes en el sistema previsional.
Con el FMI la idea probablemente será romper por dos años diciendo que no quieren su plata. Y por ahí el Fondo ni le quería dar la plata o ni lo tenía pensado, pero es un gesto de soberanía muy interesante sobre todo porque es gratuito y una renegociación con los privados muy severa que implique no pagar por tres años y empezar a pagarle al Fondo cuando corresponde dentro de dos años, pero mientras tanto romper relación o poner la relación en suspenso.
Fernández está mirando la cuestión fiscal también desde el punto de vista territorial y ya le encargó a uno de sus hombres en la Capital, Mariano Recalde, judicializar las últimas transferencias de Mauricio Macri a Horacio Rodríguez Larreta para ver cuánto recibió la Capital durante la gestión Macri, sobre todo en el último tramo, que se corresponde con la campaña electoral. Y algo más: Fernández dio la orden de unificar los bloques en la Legislatura Porteña. Además, puso a un diputado, Claudio Ferreño -un hombre que estuvo al lado de él los nueve años que estuvo distanciado de Cristina- como jefe de bloque, es decir, el bloque que enfrenta a Larreta en la Capital en la Legislatura lo va a manejar el presidente de la Nación. Ahí se abrió un duelo, un duelo por quién podría emerger como líder del Pro, un duelo que a lo mejor se dirime también con la influencia que pueda ejercer Rodríguez Larreta sobre los bloques de Cambiemos o de Juntos por el Cambio en el Congreso y es un duelo principalmente sobre 2023, porque Fernández sospecha, y tal vez tiene razón, que si él quiere la reelección quien lo va a enfrentar es Rodríguez Larreta, y esa pelea empezó ahora.

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