Streaming: diez películas francesas que podés ver (o volver a ver) en cuarentena
Con Indochina, Régis Wargnier arrasó con los premios de la temporada 1992
13 de abril de 2020 • 17:03
Indochina (Indochine, Régis Wargnier, 1992)
Indochina fue una especie de fenómeno en el panorama del cine francés de comienzos de los 90. Ganó varios premios César, el Globo de Oro y el Oscar a la Mejor Película Extranjera, y tuvo una excelente recaudación, teniendo en cuenta que era una historia de dos horas y media sobre la descolonización de Vietnam, el peso de aquella herencia colonial y los dilemas sobre el propio pasado imperial francés. La película de Régis Wargnier, con su ritmo operístico y sus escenarios imponentes, utiliza la historia de una mujer de origen francés nacida y criada en Indochina, heredera de tierras y pasiones delegadas, madre y amante que intenta sostener un mundo que se le escurre entre las manos, para delinear esa nostalgia por un pasado tirano lleno de pérdidas y tragedias. "Nunca entenderé las historias de amor de los franceses. Locura, furia y sufrimiento. Me recuerdan a las historias de nuestras guerras", le dice una mujer vietnamita a Eliane ante su infinita congoja. Catherine Deneuve late en el centro de esta historia de amor imposible, agitada bajo el control de su gélida apariencia, demostrando que sigue siendo una de las grandes estrellas del cine francés. Disponible en Amazon Prime Video.
Besos robados (Baisers volés, 1968)
Besos robados fue una película clave en el cine de Francois Truffaut y de la Nouvelle Vague. No solo supuso un termómetro de los cambios que se sucedían en la sociedad de entonces, con la explosión del Mayo Francés y la próxima tensión en el seno del movimiento que llevó a Godard y Truffaut a transitar caminos opuestos, sino que también significó el primer paso en la madurez del alter ego de Truffaut, Antoine Doinel. Ese personaje, construido como el corazón de Los cuatrocientos golpes y como exorcismo de su infancia, ya había crecido hasta enamorarse y vivir sus primeros desencantos. Besos robados encarna esa historia, desde los recuerdos de la cinemateca y las fantasías literarias, hasta el descubrimiento de la sexualidad y la frustración amorosa. Pero Besos robados es también una de las comedias más alegres del cine de Truffaut, la más influida por el espíritu de Jean Renoir, el mejor antídoto para tiempos inciertos, con esas imágenes de una frescura irrepetible, con esa nostalgia de vocación reparadora. Disponible en Qubit.
Personal Shopper (2016)
Olivier Assayas filma, en una París ultramoderna y casi fantástica, la más atípica de las historias de fantasmas. Maureen ( Kristen Stewart ) espera la llegada de una señal de su hermano gemelo, muerto hace unos meses por una afección cardíaca que ella también padece. Como en deuda con ese pacto inquebrantable, deambula en su moto por las calles de una ciudad extraña, haciendo compras para una celebrity de turno, visitando por las noches la casona donde vivió y murió su hermano, habitada ahora por enojados fantasmas. Assayas viste a su película de una extrañeza única, concentrada en esos momentos en los que el rostro de Stewart se revela como enigma y premonición. El uso de ese espacio encantado a su alrededor y el peso de la banalidad que ofrecen la ropa y los accesorios que recoge de tiendas exclusivas delinean un estado de inquietud totalmente inusual para el cine de terror, tradición a la que la película decide rendirle la más consciente devoción. Disponible en Netflix.
Juliette Binoche en Trois couleurs: Bleu
Bleu (Trois couleurs: Bleu, 1993)
Inauguración triunfante de la llamada "trilogía de los colores" (integrada por Rouge y Blanc , ambas de 1994) del polaco Krzysztof Kieslowski , en su desembarco en el cine francés luego de la fama que había conquistado con el Decálogo . Bleu es su película sobre el azul, sobre la libertad, sobre el duelo. Julie ( Juliette Binoche ) pierde a su marido y a su hija en un accidente automovilístico, y a partir de allí su vida se transforma en un extraño peregrinar por una París ajena, exótica, a la que explora en esa imposible consciencia que la lleva del dolor a la redención. Como uno de los grandes innovadores de la última generación del nuevo cine polaco, Kieslowski condensó en Bleu una asombrosa imaginería visual para recrear los estados de sus personajes y del mundo a su alrededor. Fascinante, compleja y dolorosa, la película se emancipa de las convenciones para aventurarse a representar qué significa la libertad, a qué mundo desconocido y asombroso nos abre, qué condena nos impone y qué riesgos nos permite vivir. Disponible en Cablevisión Flow.
Nocturama (Bertrand Bonello, 2016)
Bertrand Bonello hizo su gran aparición en Cannes -y por estas tierras, en el Festival de Mar del Plata- con L'Apollonide (Souvenirs de la maison close) (2011), película sobre el fin del siglo XIX en una casa de tolerancia parisina, erigida como una cosmovisión en crisis, con sus oscuras representaciones de sensualidad y decadencia. Esa misma impronta se resignifica en Nocturama , también película crepuscular de encierro que recluye a un grupo de jóvenes terroristas en un shopping, a la espera de una decisiva respuesta a su desafío al orden. En ese fresco extraño y evanescente sobre la juventud de este nuevo milenio, sobre la Francia de este tiempo, su mirada se despliega en los detalles antes que en las motivaciones, siempre esquivas e indescifrables. Al tensar el núcleo narrativo de su historia, Bonello se revela como un lúcido observador de su tiempo, creador de climas y lenguajes, de espacios mundanos convertidos en entornos sagrados, en el inicio de un siglo en el que todo parece estar cambiando. Disponible en Netflix.
Madame Bovary, la versión de Claude Chabrol de la novela de Gustave Flaubert, con Isabelle Huppert
Madame Bovary (Claude Chabrol, 1994)
Claude Chabrol decide adaptar el célebre manifiesto de Gustave Flaubert a partir del protagonismo de Isabelle Huppert , actriz que fue el centro de su obra en esos años, encarnando a los personajes más ambiguos y enigmáticos, ejemplares de su puesta distante y racional. Lo que al director le interesa, en este caso, es captar el sentido social y ético de la obra de Flaubert, por ello hace un uso sintético de la narrativa, concentrado en sus aspectos esenciales: el camino de Emma Bovary del encierro a la liberación. Resulta interesante que Chabrol filme esta película antes de sus dos apuestas más explosivas de ese tiempo, como lo fueron la recreación de El infierno , obra inconclusa de Henri Georges Clouzot, y la tragedia de clase que fue La ceremonia . Pero Madame Bovary se vincula con algunas de sus películas más incisivas de los tardíos 80, como Un asunto de mujeres , que desnuda cómo los aspectos opresivos que condicionan a las mujeres han sido recurrentes a lo largo de la historia francesa. Y, por supuesto, filma a Huppert como nunca, dándole a la escritura de Flaubert una presencia terrenal en pantalla, con su modo inquietante de estar allí, siempre ante nuestros ojos. Disponible en Qubit.
Rififí, film de Jules Dassin que dio comienzo al llamado polar francés
Rififí (Du rififi chez les hommes, 1955)
El éxito de Rififí marco el inicio de la era dorada del polar francés. "Polar" porque era la versión fría y estilizada del film noir norteamericano, con ese aire de elegancia y distanciamiento que la literatura francesa ya le había dado al crimen. En este caso, un emigrado estadounidense en París, exiliado por el macartismo y la crisis de la industria de Hollywood, se convertía en el director emblema de uno de los géneros franceses más populares, con sus dandys de halo trágico y sombrero ladeado, sus códigos de lealtad y sus amores imposibles. Construida sobre un robo a una joyería, Rififí es también la historia de un fracaso, de la imposibilidad de los personajes de tener una segunda oportunidad. Jules Dassin convirtió cada paso del asalto en una figura de estilo, pacientemente construida en ese opaco blanco y negro que mostraba la suerte de los criminales. Cuenta la leyenda que la escena final, oda a la diletancia y la tragedia, fue resistida inicialmente por su escasa acción, por su exceso de poesía, y luego se consagró como la mejor secuencia de una película sublime. Disponible en Qubit.
Frantz, con Paula Beer y Pierre Niney
Frantz (François Ozon, 2016)
François Ozon es un cineasta de dualidades, de espejos rotos y almas escindidas. Por ello, sus películas oscilan del melodrama kitsch y el musical pop al thriller inquietante y austero, de los exteriores insondables a los interiores cerrados y artificiales, de la vocación nostálgica a la provocación más iconoclasta. Frantz es algo más que un sentido homenaje a la tradición alemana de la que se ha nutrido, al tomar como punto de partida un atípico melodrama de Ernst Lubitsch filmado en el período de entreguerras. Frantz es su película íntima en blanco y negro, su historia de guerra y traición, de amor y memoria, su exaltación de la permanencia de los sentimientos pese a la exigencia del olvido. Frantz es el personaje que no está, el que sus deudos evocan desde sus cartas, sus recuerdos fabricados, su tumba vacía. Y es a partir de esa ausencia que Ozon instituye a la fabulación como uno de los territorios más placenteros de la creación cinematográfica. Disponible en Flow.
El carterista, de Robert Bresson, clásico atemporal de la cinematografía gala
El carterista (Pickpocket, 1959)
Robert Bresson fue la anomalía del cine francés de posguerra. El director celebrado por sus colegas, cultor de un rigor extremo en la representación, figura clave del excelente ensayo de Susan Sontag sobre el arte reflexivo en Contra la interpretación . Fue más revolucionario que la nouvelle vague y al mismo tiempo convivió con el cine de género que alimentó el resurgimiento de la industria europea en los años 60. El carterista fue el ejemplo de su maduración, luego de las exploraciones de Diario de un cura rural y Un condenado a muerte se ha escapado , la película que llevó al límite la capacidad expresiva de sus opacos personajes. Libremente inspirada en Crimen y castigo de Dostoievski, El carterista es la historia de Michel, un joven escritor recluido en una habitación sucia y derruida que ensaya el robo como forma de desobediencia social. Allí, detrás de la fría apariencia del crimen, Bresson construye su mirada sobre la pasión, concentrada en la materialidad de esas manos que simbolizan la búsqueda del amor y la posible redención. Disponible en Qubit.
Un amor imposible, de Catherine Corsini
Un amor imposible (Un amour imposible, 2018)
La última película de Catherine Corsini desnuda el mayor atrevimiento de su cine en el retrato de los conflictos femeninos. Basada en la espinosa novela de Christine Angot, Un amor imposible recorre la historia de una mujer judía en el interior de Francia, desde los años de la posguerra hasta su presente. Allí se teje su compleja relación con el hombre del que se enamora, ideal social y platónico, burgués cruel y fascinante, encarnación del dominio y el deseo. En esa encrucijada, Corsini logra profundizar las dimensiones sociales y políticas de esa relación, explorar los mandatos de sacrificio y obediencia que han condicionado a las mujeres, e internarse en los vericuetos morales que implica la maternidad. La notable interpretación de Virginie Efira dota a su personaje de sentimientos encontrados, de expresiones ambiguas y dolorosas, de pasajes que exploran el paso del tiempo, el enfrentamiento de lo incomprensible y el anhelo de una reconciliación que no siempre llega. Disponible en Qubit TV.
P. V. P.
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