Ricardo Arriazu. “Hay que evitar el colapso social, salvar a las empresas y evitar la inflación”
El economista cree que la humanidad enfrenta “uno de sus mayores desafíos: una pandemia y una implosión económica”, y da su receta para la Argentina
La humanidad está enfrentando uno de sus mayores desafíos: una pandemia y una implosión económica”, evaluó el economista Ricardo Arriazu en un análisis sobre la coyuntura provocada por el avance del nuevo coronavirus, y advirtió que “se está destruyendo todo el comercio, que es el 80% del producto bruto interno (PBI) mundial”.
Además, explicó cuál sería su receta si fuera ministro de Economía en esta situación extraordinaria: “Lo primero es evitar una conflictividad y un colapso social. Lo segundo: hay que salvar a las empresas. Una vez hecho eso hay que evitar que esa expansión monetaria genere inflación. Y para eso es fundamental cuidar el superávit comercial que tenemos”.
–¿Cuánto hay que preocuparse por la situación económica que atraviesa hoy la Argentina?
–Yo diría que primero hay que preguntarse cuánto hay que preocuparse por la situación que enfrenta el mundo. La humanidad está enfrentando uno de sus mayores desafíos: una pandemia y una implosión económica. La Argentina no es ajena. Tiene ambas. Pero además le pasa lo que a todos los países emergentes, que es que cuando la gente tiene miedo busca vender todos los activos que considera de riesgo.
–Eso significa...
–Venden acciones, cae el precio de esas acciones (más del 50% en los países emergentes); venden bonos, caen los bonos. Sube el riesgo país. Buscan refugio en otros países. Con lo cual su moneda se devalúa. Cuando esa moneda va y entra a Estados Unidos, se revalúa el dólar. Al suceder eso, caen los precios de las materias primas y entonces el país se enfrenta al efecto de la pandemia, de la economía y del resultado de todo esto.
–Uno ve la situación económica local, con ciertas medidas restrictivas (como puede ser la doble indemnización), ¿cómo se sale de los efectos de esta pandemia?
–Primero entendamos qué es una implosión económica. Es algo que no se ha visto, donde desaparece la base de la economía moderna, de hace 7000 años, que es la especialización y el intercambio.
–¿Eso qué genera?
–Lo que está pasando es que se está destruyendo todo el comercio, que es el 80% del producto bruto interno (PBI) mundial, y se calcula que ello produce un efecto instantáneo de caída del producto del 25%. Esto es como una bomba neutrónica: no destruye el capital, destruye las empresas y las personas. Cuando se habla de recuperación posterior... si no existen, no hay recuperación posterior.
–¿Entonces?
–Entonces lo que se está tratando de hacer es, en primer lugar, darle ingreso a la gente que perdió al haberse caído el PBI y darles dinero a las empresas para que no quiebren. En algunos países, por ejemplo, en Estados Unidos, la Reserva Federal expandió en tres semanas lo que serían sus activos, la base monetaria, el 46%. En la Argentina el crecimiento de la base monetaria fue del 41%.
“No puede haber economía con un colapso social y en un momento en que el país tiene el 39% del empleo informal”
“Uno quiere minimizar las muertes, pero la implosión económica también produce sufrimiento y muertes”
“Cuando se observa la tasa de mortandad, si se la compara con los infectados oficiales es muy alta, pero si se la comparase con la cantidad real de infectados, es mucho más baja”
“Eligiendo lugares, edades, sectores se puede ir abriendo la economía de modo que no se agrave la pandemia en cuanto a la salud pública, pero al mismo tiempo se aliviane la pandemia desde lo económico”
“En este momento la única demanda es de alimentos, medicamentos y productos de limpieza. Algunos dicen: ‘Emitís, va a haber inflación’. Y no es así”
que en Estados Unidos hay confianza, es un país que tiene historia, liderazgo, que se cree a sí mismo. Y la Argentina es un país que no tiene moneda, no tiene crédito y no tiene reserva. Pero la Argentina tiene algunas fortalezas.
–¿Cuáles son esas fortalezas?
–Las fortalezas principales son un bajo nivel de monetización (no hay pesos para comprar dólares). El más importante es que tiene superávit comercial, que es lo que permite que no haya una explosión con esta emisión. Y lo tercero es que los precios relativos están relativamente ajustados. Y la situación fiscal argentina al comienzo era la más baja de América Latina.
–Si fuera ministro de Economía, ¿cuáles deberían ser mis primeros tres objetivos de acá a diciembre?
–Lo primero es evitar una conflictividad y un colapso social. No puede haber economía con un colapso social y en un momento en que el país tiene el 39% del empleo informal. Si esa gente pierde toda posibilidad de tener ingreso, se va a rebelar. Lo primero es eso. Lo segundo: hay que salvar a las empresas. La manera en que se está haciendo en el mundo es dando crédito con la garantía del Estado. Acá se dice: “Que los bancos salgan a prestar dinero”. El banco presta un dinero de un depositante. Si presta un dinero que no le van a devolver, está corriendo un doble riesgo. La única alternativa es como hizo Estados Unidos: 850.000 millones de dólares de garantía. Como hizo Alemania: 650.000 millones de dólares de garantía. No hay otra manera.
–¿Y lo tercero
–Una vez hecho eso, hay que evitar que esa expansión monetaria genere inflación. Y para eso es fundamental cuidar el superávit comercial que tenemos. Una aclaración: todas las hiperinflaciones en la Argentina fueron el resultado de que el gobierno se quedó sin divisas y el tipo de cambio oficial explotó. Si hay reservas y el tipo de cambio oficial no explota, generalmente no hay hiperinflación. Obviamente semejante emisión monetaria da una vuelta por el dólar paralelo y eleva su cotización, y esa brecha genera una cantidad de factores para sacarle dólares al Banco Central. Pero la Argentina ahí tiene una fortaleza que debe cuidar. Y cuando digo cuidar no es cerrando la economía. Se habla de la Gran Depresión del 29. Y uno de los grandes errores de aquello fue que al segundo día cerraron la economía. Esta vez no están haciendo eso. –Cuando uno mira las perspectivas locales se habla de dos autopistas: la sanitaria, donde hay consenso entre oficialismo y oposición sobre que las decisiones fueron acertadas, y la económica, donde no se consulta a otras fuentes que las propias. ¿Por qué cree que se le está dando tanta importancia a la pandemia económica?
–Yo creo que se le está dando importancia a la pandemia sanitaria. Está claro que nadie conoce cómo funciona este virus y que hasta ahora la única forma de controlarlo fue poniendo en práctica el aislamiento. El caso más típico para analizar es el de Suecia y Noruega. Suecia decidió que no hubiera aislamiento. Noruega decidió que sí. En dos meses, la cantidad de muertos en Suecia es nueve veces la cantidad de muertos en Noruega. Pero al mismo tiempo, la tasa de desempleo en Noruega es del 14% y la de Suecia, del 4%. Uno quiere minimizar las muertes, pero la implosión económica también produce sufrimiento y muertes. Entonces el gran desafío de la humanidad es saber cómo combinar ambas cosas. Y por suerte las grandes mentes están trabajando en esto, porque no se pueden tomar decisiones en un aspecto sin pensar en el otro. Deben ser trabajadas ambas pandemias en simultáneo.
–¿Qué dice este dólar de 110 pesos de nuestra realidad económica?
–Desde principios de marzo, la Argentina emitió 709.000 millones de pesos de base monetaria. Eso es el equivalente al 42% de la base monetaria. De ese dinero, unos 130.000 millones fueron a parar al bolsillo de la gente y el resto está todavía en la liquidez de los bancos. Esa plata va primero al que se quiere ayudar y luego vuelve al sistema en forma de depósitos. Pero algunos que depositan dicen: “Me están pagando 16% anual de interés; la tasa de devaluación es el 3,4% mensual en el dólar oficial”. Como es una locura, deciden ir a comprar dólares al mercado paralelo. Pero ese dólar no tiene oferta. Entonces automáticamente sube la cotización de ese dólar. ¿Hasta dónde? No sabemos.
–¿Y eso qué efecto produce?
–Produce algún efecto en los precios, pero es falso que los precios se rigen por el precio del dólar paralelo. Hay algunos precios que sí, pero la inmensa mayoría va por el dólar oficial.
–Los argentinos tenemos recuerdo de dos grandes crisis: la del 89 y la de 2001. ¿Esta a cuál de las dos se asemeja?
–En realidad le falta una más, que es la que ocurrió en 1975. Y es a esa a la que más se parece este contexto. En el 73, el gobierno entró con un déficit fiscal del 3,5% del PBI y un pequeño superávit comercial. Hizo un programa en el que básicamente aumentó salarios, congeló precios, tipo de cambio y tarifas. E hizo una enorme expansión crediticia. Como la economía estaba más cerca del pleno empleo, esa expansión crediticia produjo aumento de actividad económica, deterioro del sector externo y produjo que subiera la brecha con el dólar paralelo. En ese momento hubo un evento externo, que fue la triplicación del precio del petróleo. Eso produjo una baja de los precios de las materias primas de un 35%. Y la Argentina pasó inmediatamente a tener un déficit comercial donde antes tenía superávit. Con el agregado del turismo, empezó a perder reservas. El valor del paralelo se fue cuatro veces al valor del oficial, y cuando se quedaron sin reservas vino el Rodrigazo.
–¿Está bien tener la economía paralizada? Desde una perspectiva económica, ¿es una buena decisión la del Gobierno?
–Lo repito: el gran desafío de la humanidad es cómo manejar al mismo tiempo la pandemia sanitaria y la situación económica. Yo no soy un experto en estas cosas, pero uno comienza a leer muchas cosas: la cantidad de infectados en el mundo son muchísimos más que las cifras oficiales. Porque, según estadísticas chinas, el 80% de los contagiados son asintomáticos o con síntomas leves. Y lo que se mide en la mayoría de los casos son aquellos pacientes que llegan a los hospitales con síntomas más severos. Se calcula que la cantidad real de infectados con síntomas es más de 10 veces la cantidad oficial. Y cuando se observa la tasa de mortandad, si se la compara con los infectados oficiales, es muy alta, pero si se la comparase con la cantidad real de infectados, es mucho más baja. En segundo lugar, la tasa de contagio debería ser igual entre todos los segmentos por edad. Parece ser más alta en los jóvenes, pero la tasa de mortandad es mucho grande en las personas de más edad.
– ¿Y eso qué indica?
–Lo que está comenzando a indicar es que la segmentación tiene que estar basada en componentes de edad, a pesar de todas las protestas que hay en la Argentina en relación con eso. Luego viene el tema de los testeos, para saber cuántos infectados hay, y lo más importante son los testeos con reactivos para saber cuánta gente ya está inmunizada. Eligiendo lugares, edades, sectores se puede ir abriendo la economía de tal manera que no se agrave la pandemia desde lo que es la salud pública, pero al mismo tiempo se aliviane la pandemia desde lo económico.
–El petróleo tocó índices negativos y pisos que no tocaba desde hacía 20 años. En ese contexto, ¿qué implica todo esto para Vaca Muerta, que es la gran esperanza económica local? –Vaca Muerta comenzó a tener problemas cuando congelaron las tarifas en agosto del año pasado. Para ser rentable, Vaca Muerta precisa tener un precio determinado y una tasa de riesgo baja. Porque en el fondo es una inversión como cualquier otra. En el momento en que en la Argentina subió el riesgo país, primero de 800 a 2000 y luego de 2000 a 4000, y al mismo tiempo congelaron las tarifas, Vaca Muerta comenzó a ser menos rentable y comenzó a bajar toda la inversión. Muchas de las empresas comenzaron a tener equipos vacíos, sin operaciones, y mucha gente comenzó a irse al exterior. Ahora hay un problema totalmente distinto: la demanda mundial de petróleo, gas y energía en general cayó como 30%. Al principio del fenómeno Rusia intentó jugar a la política, aumentando la oferta para embromar a los productores no convencionales en Estados Unidos. Es tan fuerte la baja que finalmente se tuvieron que poner todos de acuerdo. Pero no alcanzó. Porque dicen que a partir de mayo van a bajar en 10 millones de barriles diarios la producción, y la demanda cayó cerca de 30 millones.
–¿Cómo se explica el precio negativo del barril de petróleo?
–La razón es que hoy no hay dónde almacenar ese petróleo. Entonces prefieren pagar para que se lo lleven porque el almacenamiento es costoso. Como dice un chiste, si yo tuviera una pileta impermeable ganaría muchísimo dinero comprando petróleo y almacenándolo en mi pileta. En el corto plazo, Vaca Muerta queda completamente paralizado.
–El hecho de que se anuncie que en abril bajaron los precios y la inflación, ¿es algo que nos ilusiona o debe preocuparnos de cara a lo que viene?
–Es algo lógico que pase en el contexto actual. Durante la gran recesión, el PBI nominal en Estados Unidos cayó un 40%: en volumen, 27%, y el resto por una baja de precios de 27%. En este momento la única demanda es de alimentos y básicamente medicamentos y productos de limpieza. En todo el resto de los sectores no hay demanda porque se paralizó toda la actividad económica. Algunos dicen: “Emitís, va a haber inflación”. Y no es así, porque estoy emitiendo para darle a la gente para que pueda comer. No es que estamos en una época de pleno empleo para que la gente gaste de más. Acá es solo para comer. No van a comprar ropa ni van a ir a restaurantes. Y por eso hay tantas negociaciones con los gremios para evitar el colapso.
–¿Cómo están enfrentando este problema en otros países?
–En Estados Unidos, donde la gente está acostumbrada a despedir y ser despedida (caso distinto de Europa), hubo 22 millones de nuevos pedidos de subsidio por desempleo, en una oferta laboral de 160 millones de personas. En Europa, donde es mucho más difícil despedir, la ayuda es a las empresas. En Estados Unidos, a las personas. Pero no les dan para que vayan y tengan la vida loca. Se la dan básicamente para que puedan comer y gastar lo mínimo. Y eso es lo que produce que en el corto plazo no haya inflación. Ahora, si pensamos en el mañana, cuando la economía se recupere (y esa es la gran discusión, de si será en V o en U) y esté toda esa masa de dinero disponible será igual a lo que pasó en Estados Unidos en 2009. Esa masa de dinero usted la tiene que esterilizar posteriormente. Porque en ese momento, si se recupera la economía y sigue esa masa de dinero, ahí sí genera inflación.
J. D. R.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.