Autocrítica de la gestión ajena
Francisco Olivera
Los esfuerzos de interpretación que la dirigencia política viene haciendo sobre Cristina Kirchner no empezaron esta semana con su carta. La vicepresidenta logró que todos sus movimientos, y hasta sus silencios, sean desde hace tiempo motivo de análisis. Pasa, por ejemplo, cada vez que Sergio Berni se enfrenta públicamente con funcionarios del Ministerio de Seguridad o con movimientos sociales sin que nadie le llame la atención. "Le tienen respeto porque suponen que, si ella no sale a cuestionarlo, es que lo avala", explicaron una vez a este diario en el kirchnerismo. El texto del lunes es, sin embargo, la opinión más explícita que la líder del Frente de Todos ha dado hasta ahora sobre la administración de Alberto Fernández. Ahí no hay dudas: está molesta y quiere tomar distancia. Y es probable que esa certeza sea el inicio de una nueva etapa para la oposición, el sindicalismo, los empresarios y la propia coalición gobernante.
Sebastián Dufour
En el entorno del Presidente nada de esto representa una novedad. Ya admitían últimamente no solo cierta frialdad, sino discusiones y hasta la existencia de comentarios que bien podrían interpretarse como amenazas de parte de la jefa. El más inquietante: la insinuación de que un portazo de ella dejaría a la administración en la intemperie. ¿Una broma? ¿Una fantasía del intérprete? Es probable: nadie la imagina fuera del poder. En el Instituto Patria lo llaman "La gran Chacho".
La crítica epistolar le restará verticalidad al Frente de Todos. Un desafío no solo para Alberto Fernández, sino también para Kicillof, que soportó esta semana cuestionamientos de militantes propios por el desalojo en Guernica
La crítica epistolar le restará verticalidad al Frente de Todos. Un desafío no solo para Alberto Fernández, sino también para Kicillof, que soportó esta semana cuestionamientos de militantes propios por el desalojo en Guernica."Cada balazo que tiraron contra los desalojados en Guernica impactó directamente en el cajón de Néstor Kirchner...!!!", sintetizó en Twitter Luis D'Elía. "Lo de hoy fue un error, pero no voy a renunciar -le dijo a Alejandro Bercovich anteayer Daniel Menéndez, subsecretario del Ministerio de Desarrollo Social, en Radio con Vos-. La única alternativa que puede sacar el país adelante es la del Frente de Todos que encabeza Alberto Fernández".
El disgusto, intensificado con el fallo de la jueza en el caso Etchevehere, se expresó mientras el establishment económico celebraba el resguardo de la propiedad privada. "La Argentina no es Venezuela: acá hay límites", dijo un industrial momentos antes de que Grabois acusara al Presidente de ceder ante "poderes fácticos". Una gran ironía de origen: hechos que mejoran la atmósfera de inversión no son motivo de algarabía en sectores del Frente de Todos. El Presidente deberá convivir con ese dilema.
Hay, con todo, un supuesto en el que coinciden empresarios, militantes, funcionarios y usurpadores: lo que viene es pésimo. Cristina Kirchner lo incluye en su carta, celebrada también al día siguiente en la Unión Industrial Argentina, donde hace rato piden un gran pacto nacional. Más que vocación dialoguista, en la que pocos creen, le agradecerían a la expresidenta que se corriera de la escena. Es también la ensoñación de varios dirigentes del Frente Renovador: allí confían en que el mismo pragmatismo que la llevó a reconciliarse para las elecciones con quienes, como recuerda en el texto, "prometieron cárcel contra kirchneristas en actos públicos", le permita ahora advertir que la ausencia de un acuerdo acabará debilitando a todos. "Si no hay entendimiento hay llano, y eso no lo quiere nadie, empezando por la doctora", resumió uno de ellos.
El eventual viraje tendría, sin embargo, algunas dificultades.
La primera y más evidente está en la carta en forma de paradoja: desde el momento en que Cristina Kirchner dice que es el Presidente quien toma las decisiones, propone un acuerdo u objeta a "funcionarios que no funcionan", cualquier convocatoria al diálogo o cambio de gabinete será interpretado en primer lugar como acto de obediencia. El texto no abre esa puerta, la cierra. Otro gran escollo es de estructura interna: tal vez por el afán de conformar a las fuerzas que lo acompañan, algunas buenas intenciones del Presidente no llegan a concretarse. "No me quiero reunir más, que hagan lo que tienen que hacer", dijo uno de los empresarios que participó de las últimas convocatorias a Olivos. "En la charla nos dicen todo que sí", agregó otro de los invitados. Algo de eso planteó Mauricio Claver-Carone, jefe del BID, delante de ejecutivos norteamericanos convocados la semana pasada en México, y lo repitió anteayer en una entrevista con Rafael Mathus Ruiz : "El Gobierno es claro en los mensajes a los inversores, pero no es claro en las políticas para los inversores. Ese es el reto. Y no digo que las políticas no sean bienintencionadas: son bienintencionadas", dijo.
Los empresarios piensan lo mismo: no alcanza con la buena voluntad y habrá que hacer reformas. Esta semana, desde la Cámara Nacional de Apelaciones Laboral salieron decisiones opuestas sobre dos casos análogos: el martes, la Sala VI hizo lugar a una cautelar que ignoraba el pacto CGT-UIA por el que se puede recortar hasta 25% del salario a trabajadores suspendidos y obligó al empleador, el call center Atento, a pagar todo el sueldo retroactivo a una empleada; el miércoles, la Sala V confirmó un fallo que desestima la medida cautelar solicitada para que un trabajador de Arcos Dorados, la razón social de McDonald's, pueda exigir el ingreso completo.
Dependerá en todo caso del diagnóstico del problema que tengan Alberto Fernández, Cristina Kirchner y, si prospera el acuerdo, el resto de la dirigencia. "Yo la veo más preocupada por el deterioro social a ella que a él; a él lo veo sobrepasado", dijo en LN+ Alfredo Cornejo, jefe del Comité Nacional de la UCR. El Covid trastocó todo: gestión, atención y prioridades. Por pedido del Presidente, un grupo de compañías de consumo masivo se contactó ayer con Matías Kulfas para pedirle salir del programa de Precios Máximos, que acaba de ser prorrogado hasta el 31 de enero. Venían desconcertados con algo que Cecilia Todesca había dicho el miércoles en el programa A dos voces, en TN: "No hay Precios Máximos, lo que tenemos son Precios Cuidados".
Los empresarios piensan lo mismo: no alcanza con la buena voluntad y habrá que hacer reformas. Esta semana, desde la Cámara Nacional de Apelaciones Laboral salieron decisiones opuestas sobre dos casos análogos: el martes, la Sala VI hizo lugar a una cautelar que ignoraba el pacto CGT-UIA por el que se puede recortar hasta 25% del salario a trabajadores suspendidos y obligó al empleador, el call center Atento, a pagar todo el sueldo retroactivo a una empleada; el miércoles, la Sala V confirmó un fallo que desestima la medida cautelar solicitada para que un trabajador de Arcos Dorados, la razón social de McDonald's, pueda exigir el ingreso completo.
Dependerá en todo caso del diagnóstico del problema que tengan Alberto Fernández, Cristina Kirchner y, si prospera el acuerdo, el resto de la dirigencia. "Yo la veo más preocupada por el deterioro social a ella que a él; a él lo veo sobrepasado", dijo en LN+ Alfredo Cornejo, jefe del Comité Nacional de la UCR. El Covid trastocó todo: gestión, atención y prioridades. Por pedido del Presidente, un grupo de compañías de consumo masivo se contactó ayer con Matías Kulfas para pedirle salir del programa de Precios Máximos, que acaba de ser prorrogado hasta el 31 de enero. Venían desconcertados con algo que Cecilia Todesca había dicho el miércoles en el programa A dos voces, en TN: "No hay Precios Máximos, lo que tenemos son Precios Cuidados".
¿La vicejefa de Gabinete desconocía esa medida que rige desde el 6 de marzo e involucra 40.000 productos?, se preguntan todavía en las empresas. ¿O la da por caída para el año próximo? ¿Deberían festejar o preocuparse todavía más?
Son dudas que hacen volver sobre el párrafo más duro de la carta: el de los funcionarios que no funcionan. "Las autocríticas en nuestro espacio sobre las cosas que no han salido bien, incluso desde la oposición, cuando lo hace respetuosamente, para nosotros son bienvenidas", contestó Todesca cuando se la consultó al respecto. Pero la situación es tan inédita que hasta pone en duda las palabras: si Cristina Kirchner ha decidido tomar distancia, ¿habrá que hablar de "autocrítica" cuando cuestiona a la administración? El círculo de confianza de Alberto Fernández y los empresarios coinciden: el futuro depende de que salde ese conflicto. Es la misión más relevante del Presidente: resolver el rol que le cabe en el gobierno que encabeza.
Son dudas que hacen volver sobre el párrafo más duro de la carta: el de los funcionarios que no funcionan. "Las autocríticas en nuestro espacio sobre las cosas que no han salido bien, incluso desde la oposición, cuando lo hace respetuosamente, para nosotros son bienvenidas", contestó Todesca cuando se la consultó al respecto. Pero la situación es tan inédita que hasta pone en duda las palabras: si Cristina Kirchner ha decidido tomar distancia, ¿habrá que hablar de "autocrítica" cuando cuestiona a la administración? El círculo de confianza de Alberto Fernández y los empresarios coinciden: el futuro depende de que salde ese conflicto. Es la misión más relevante del Presidente: resolver el rol que le cabe en el gobierno que encabeza.
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