Aceptarnos mortales, una manera de vivir mejor


En una entrevista reciente a cargo de los periodistas argentinos Darío Mizrahi y Sofía Benavides, el británico Tony Walter, uno de los más reconocidos especialistas contemporáneo en el estudio de la muerte y sus alcances sociales, señaló: "En la Edad Media había algo llamado Ars Moriendi, que en latín significa el arte de morir, y eran instrucciones para morir bien. Eso significaba ordenar tu casa, pedirles disculpas a tus seres queridos, confesar tus pecados a Dios, escribir tu testamento".
En ese entonces la muerte acontecía en muy poco tiempo y por múltiples causas, de modo que no se podía obviar su presencia. "El arte de morir bien consistía en hacerlo en paz con tu familia y con tus seres queridos", explicó Walter. Durante el siglo veinte, los avances de la medicina hicieron que tanto las agonías como el tiempo de vida se estiraran y que, en cierto modo, la llegada de la Parca se pudiera negociar. Y empezó a rondar la idea de una posible inmortalidad, la creencia de que los humanos podríamos derrotar a las enfermedades y al natural deterioro que ocasiona el hecho de vivir, hasta alcanzar edades varias veces centenarias o, quizás, edades infinitas.
En ese entonces la muerte acontecía en muy poco tiempo y por múltiples causas, de modo que no se podía obviar su presencia. "El arte de morir bien consistía en hacerlo en paz con tu familia y con tus seres queridos", explicó Walter. Durante el siglo veinte, los avances de la medicina hicieron que tanto las agonías como el tiempo de vida se estiraran y que, en cierto modo, la llegada de la Parca se pudiera negociar. Y empezó a rondar la idea de una posible inmortalidad, la creencia de que los humanos podríamos derrotar a las enfermedades y al natural deterioro que ocasiona el hecho de vivir, hasta alcanzar edades varias veces centenarias o, quizás, edades infinitas.

Pero, como ya se sabía en la época de Platón, la soberbia humana suele terminar en dolorosas derrotas que nos recuerdan nuestros límites, nuestras imposibilidades y nuestra mortalidad. Para mayor humillación, el mensaje puede llegar en la forma invisible y ubicua de una cápsula de material genético llamado virus.
El 22 de diciembre de 2019, cuando el Covid-19 estaba en pleno aterrizaje para cambiarle la cara al planeta, moría en Miami, a los 88 años, Richard Alpert, quien desde los años 60, y tras una larga experiencia en la India con el místico Maharaj-ji, se había rebautizado como Ram Dass. Reconocido psicólogo en Harvard primero devino luego en respetado maestro espiritual. Tras un severo ACV, del que pudo recuperarse medianamente bien, escribió en 2000 un libro de enorme sabiduría y sensibilidad titulado Aquí, todavía. Una serena meditación acerca de la conciencia de nuestra mortalidad, del valor que eso confiere a la vida y de los caminos y prácticas para que vivir bien y morir bien terminen siendo dos caras inseparables de una misma experiencia existencial. Ram Dass y Platón decían lo mismo, con veinticinco siglos de diferencia. Una vida buena es la mejor manera de aprender a morir.
El 22 de diciembre de 2019, cuando el Covid-19 estaba en pleno aterrizaje para cambiarle la cara al planeta, moría en Miami, a los 88 años, Richard Alpert, quien desde los años 60, y tras una larga experiencia en la India con el místico Maharaj-ji, se había rebautizado como Ram Dass. Reconocido psicólogo en Harvard primero devino luego en respetado maestro espiritual. Tras un severo ACV, del que pudo recuperarse medianamente bien, escribió en 2000 un libro de enorme sabiduría y sensibilidad titulado Aquí, todavía. Una serena meditación acerca de la conciencia de nuestra mortalidad, del valor que eso confiere a la vida y de los caminos y prácticas para que vivir bien y morir bien terminen siendo dos caras inseparables de una misma experiencia existencial. Ram Dass y Platón decían lo mismo, con veinticinco siglos de diferencia. Una vida buena es la mejor manera de aprender a morir.

S. S.
http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA
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