Un viaje por la historia argentina a través de sus principales figuras
El género de la biografía, que en las últimas décadas experimentó una gran renovación, es el vehículo ideal para acercarse a la vida de los personajes que marcaron los siglos XIX y XX en nuestro país17 de Enero de 202100:00
El verano es siempre un buen momento para la lectura y para acercarse a temas que los compromisos de la vida cotidiana nos obligan a posponer. La historia suele ser uno de esos territorios a explorar en tiempos de descanso y la biografía uno de los géneros recomendados para penetrar en el pasado. Un género que en las últimas décadas ha experimentado una suerte de gran renacimiento en las disciplinas humanísticas. A la luz de nuevas investigaciones y enfoques, las historias de vida han adquirido un verdadero protagonismo, y nuestro país no estuvo ajeno a esta renovación, como exhiben las biografías escritas por investigadores procedentes del campo historiográfico y de las letras. Biografías que es oportuno sugerir como lecturas para este verano que se presenta “diferente” en el contexto de la pandemia. Viajar al pasado a través de las trayectorias de vida de hombres y mujeres que desempeñaron roles relevantes en la historia argentina de los siglos XIX y XX es una opción “saludable” para vacacionar en casa. Y viajar con “guías” de lujo, que exponen en relatos accesibles los resultados de años de investigación académica, es una gran invitación para el público no especialista.
La primera estación del recorrido –la más nutrida– se ubica en el momento revolucionario y en las décadas que le continúan. Para transitar esta convulsionada etapa se recomiendan las biografías que pertenecen a la colección “Biografías argentinas” de editorial Edhasa y que comenzó publicando la vida de una mujer: Mariquita Sánchez de Thompson. Bajo el signo de la revolución. La autora, Graciela Batticuore, reconstruye la vida privada y pública de esta mujer excepcional que dominó la sociabilidad de la época y participó de los acontecimientos políticos más relevantes. Del elenco de protagonistas de la Revolución de Mayo contamos con Mariano Moreno. De reformista a insurgente, de Noemí Goldman –galardonada con el 1° Premio Nacional en 2018– y Juan José Castelli: de súbdito de la corona a líder revolucionario, de Fabio Wasserman. Ambas biografías restituyen la transformación de dos letrados ilustrados en actores fundamentales del proceso político desatado en 1810, habitualmente considerados como los “jacobinos rioplatenses”, y que perdieron sus vidas en los inicios de la lucha emancipatoria. Beatriz Bragoni, autora de San Martín. Una biografía política del libertador, reconstruye y analiza la completa trayectoria militar, política y personal del célebre personaje, la fabricación del mito y del héroe, y los usos públicos a los que estuvo sometida su figura desde el siglo XIX hasta el presente. Las biografías de Rivadavia, Dorrego y Rosas completan el cuadro de la tormentosa vida política en la primera mitad del siglo XIX, signada a partir de la década de 1820 por las encarnizadas disputas entre unitarios y federales. Klaus Gallo, autor de Bernardino Rivadavia. El primer presidente argentino, explora la trayectoria política, diplomática e intelectual del personaje; Gabriel Di Meglio, en Manuel Dorrego. Vida y muerte de un líder popular, se ocupa de seguir los rastros de este hombre de acción que terminó fusilado por orden de Lavalle en 1828; y Raúl Fradkin y Jorge Gelman, en Juan Manuel de Rosas. La construcción de un liderazgo político, recomponen minuciosamente las redes relacionales con las que el Restaurador de las Leyes construyó su poder.
La segunda estación penetra en la etapa de construcción y consolidación del estado nacional durante la segunda mitad del siglo XIX. Aquí se sugiere leer, como punto de arranque, Mitre. Entre la Nación y la Historia (Edhasa), en la que Eduardo Míguez traza las diversas y complejas dimensiones del personaje que marcó el inicio de la república unificada y constituida y cristalizó los relatos fundacionales de la historia del país. Para continuar es oportuno recuperar la colección Los nombres del poder de Fondo de Cultura Económica, en la que se publicaron dos excelentes y atrapantes biografías: la de Domingo Faustino Sarmiento, escrita por Natalio Botana, y la de Carlos Pellegrini, por Ezequiel Gallo. Botana logra retratar las diferentes aristas de un hombre multifacético cuya figura encarna “las aventuras del republicanismo en el siglo XIX”, y a través de la cual es posible distinguir los intentos por resolver la tensión, característica del período, entre el mundo de las ideas y el mundo de las prácticas y costumbres políticas. Gallo, por su parte, reconstruye la vida de un hombre de Estado, que recibió el apodo de “piloto de tormentas” por su capacidad para gobernar durante una de las mayores crisis de la historia argentina.
A través de sus ideas y acciones, el autor analiza el arco que va desde la construcción de un orden político, con el Partido Autonomista Nacional en el gobierno, hasta los primeros intentos de reformar ese orden que entró en su ocaso a inicios del siglo XX. El panorama del período se enriquece con el libro Pioneros culturales de la Argentina: biografías de una época, 1860-1910 (Siglo XXI), en el que Paula Bruno explora las trayectorias de cuatro hombres de letras –Eduardo Wilde, José Manuel Estrada, Paul Groussac y Ladislao Holmberg– y exhibe a través de ellos facetas relevantes de la vida cultural de la Argentina entre la unificación nacional y el momento del Centenario.
En la tercera y última estación, las biografías sobre personajes destacados del siglo XX, realizadas por la renovación historiográfica de las últimas décadas, son más escasas. Aquí se recomiendan leer, en primer lugar, dos biografías sobre Marcelo T. de Alvear: la escrita por Alejandro Cattaruza (Los nombres del poder), y la más reciente de Leandro Losada (Edhasa), donde el autor destaca que el protagonismo político del segundo presidente radical no se condice con el deslucido lugar que le asignó la memoria. En segundo lugar, la biografía de Agustín P. Justo, de Luciano de Privitellio (Los nombres del poder), que desmonta los sentidos comunes que circularon sobre la llamada “década infame” para restituir la importancia de “un personaje sin tradiciones que lo reclamen” y la vida de un hombre que vivió tensionado entre su vocación militar y política. En tercer lugar, la clásica biografía de Eva Duarte de Perón –Evita– de Marysa Navarro Gerassi (Corregidor editores); una obra pionera, cuando el género no estaba todavía en auge entre los historiadores, en la que la autora se propuso “tratar de entender quién era la mujer que había dado origen a la figura mítica de Evita” y tratar de saber “qué impacto había tenido en el peronismo para empezar a poner distancia entre los hechos y la mitología”, según indicaba en el prólogo a la primera edición de 1976. En cuarto lugar, la vida de Arturo Frondizi que traza Carlos Altamirano (Los nombres del poder) revela los complejos vínculos entre las apuestas por las ideas y la acción política, que el autor supo sintetizar muy bien en el subtítulo de la obra: El hombre de ideas como político. Y finalmente, para acceder al mundo cultural durante las dos décadas que precedieron a la emergencia del peronismo, se sugiere El escritor en el bosque de ladrillos. Una biografía de Roberto Arlt, de Sylvia Saitta (Sudamericana), donde se traza la trayectoria intelectual del personaje en el marco de las tensiones políticas del momento histórico que le tocó vivir.
Para los interesados en el género autobiográfico, el viaje puede concluir con la lectura de Son memorias, de Tulio Halperin Donghi, publicadas por Siglo XXI editores. Es un buen punto de llegada por varios motivos: porque permite recuperar esta última estación desde su aguda mirada, en la que entreteje sus experiencias vitales con el complejo contexto que transitó hasta convertirse en uno de los autores más influyentes del campo historiográfico argentino; porque somete sus propios recuerdos e imágenes del pasado al rigor del historiador profesional; y porque, además, es un relato ameno que pone a prueba la siempre complicada y difícil construcción de la primera persona, para alguien que destinó su pluma a reconstruir y narrar las vidas y los mundos de tantos personajes que habitan nuestra historia.
C. P
En la tercera y última estación, las biografías sobre personajes destacados del siglo XX, realizadas por la renovación historiográfica de las últimas décadas, son más escasas. Aquí se recomiendan leer, en primer lugar, dos biografías sobre Marcelo T. de Alvear: la escrita por Alejandro Cattaruza (Los nombres del poder), y la más reciente de Leandro Losada (Edhasa), donde el autor destaca que el protagonismo político del segundo presidente radical no se condice con el deslucido lugar que le asignó la memoria. En segundo lugar, la biografía de Agustín P. Justo, de Luciano de Privitellio (Los nombres del poder), que desmonta los sentidos comunes que circularon sobre la llamada “década infame” para restituir la importancia de “un personaje sin tradiciones que lo reclamen” y la vida de un hombre que vivió tensionado entre su vocación militar y política. En tercer lugar, la clásica biografía de Eva Duarte de Perón –Evita– de Marysa Navarro Gerassi (Corregidor editores); una obra pionera, cuando el género no estaba todavía en auge entre los historiadores, en la que la autora se propuso “tratar de entender quién era la mujer que había dado origen a la figura mítica de Evita” y tratar de saber “qué impacto había tenido en el peronismo para empezar a poner distancia entre los hechos y la mitología”, según indicaba en el prólogo a la primera edición de 1976. En cuarto lugar, la vida de Arturo Frondizi que traza Carlos Altamirano (Los nombres del poder) revela los complejos vínculos entre las apuestas por las ideas y la acción política, que el autor supo sintetizar muy bien en el subtítulo de la obra: El hombre de ideas como político. Y finalmente, para acceder al mundo cultural durante las dos décadas que precedieron a la emergencia del peronismo, se sugiere El escritor en el bosque de ladrillos. Una biografía de Roberto Arlt, de Sylvia Saitta (Sudamericana), donde se traza la trayectoria intelectual del personaje en el marco de las tensiones políticas del momento histórico que le tocó vivir.
Para los interesados en el género autobiográfico, el viaje puede concluir con la lectura de Son memorias, de Tulio Halperin Donghi, publicadas por Siglo XXI editores. Es un buen punto de llegada por varios motivos: porque permite recuperar esta última estación desde su aguda mirada, en la que entreteje sus experiencias vitales con el complejo contexto que transitó hasta convertirse en uno de los autores más influyentes del campo historiográfico argentino; porque somete sus propios recuerdos e imágenes del pasado al rigor del historiador profesional; y porque, además, es un relato ameno que pone a prueba la siempre complicada y difícil construcción de la primera persona, para alguien que destinó su pluma a reconstruir y narrar las vidas y los mundos de tantos personajes que habitan nuestra historia.
C. P
http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA
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