MÚSICA CLÁSICA
Ludwig van Beethoven y su Novena Sinfonía
1. “la pasión Según San mateo” (johann sebastian bach)
Pensada para servir en el oficio vespertino del Viernes Santo de 1727, en la iglesia de Santo Tomás, en Leipzig, Bach concibió una obra monumental para solistas, doble coro y doble orquesta. Este extenso fresco musical del barroco es una sucesión de coros, escenas de conjunto, corales luteranos y arias bellísimas. En el final, para doble coro y orquesta, se escucha el lamento comunal por la muerte de Jesucristo.
2. “novena Sinfonía” (ludwig van beethoven)
De todas las sinfonías de la historia, sobresale la última de Beethoven, completada en 1824 y estrenada ese mismo año en Viena. Sobre el orgánico orquestal de toda sinfonía, Beethoven agregó, por primera vez, solistas y un coro para entonar la “Oda a la alegría” de Schiller. Desde entonces, todos acuden para admirar una construcción musical magistral pero, sobre todo, para disfrutar del canto del coro en el cuarto movimiento.
3. “réquiem en re menor” (wolfgang amadeus mozart)
En diciembre de 1791, a los 35, mozart falleció en Viena y dejó inconclusa una misa de difuntos que había comenzado algunos meses antes. Sobre los formatos y modelos del clasicismo al cual pertenecía, Mozart, mirando para atrás, incorporó texturas y modos propios de la representación musical del barroco, esencialmente deBa ch, y compuso una obra superlativa. El final del manuscrito de Mozart es el “Lacrymosa”, todo un simbolismo, pero también un pasaje de altísima emocionalidad.
4. “la consagración de la primavera” (igor stravinsky)
El siglo XX, musicalmente hablando, hacia 1910 con los terremotos que provocaron, fundamentalmente, Arnold Schoenberg, Béla Bartók e Igor Stravinsky. De las grandes obras de aquel tiempo, emerge única y admirable La consagración de la primavera, el tercer ballet de Stravinsky, estrenado en París el 29 de mayo de 1913. Sin lugar a dudas la gran obra maestra de aquel nuevo tiempo.
5. “Tristán e isolda” (richard wagner)
Compositor inquieto y transformador, Wagner concluyó esta ópera en 1859 y recién pudo estrenarla seis años después. Denominada por su autor como un “drama musical”, ahí adentro laten armonías insólitas, monólogos y diálogos extensos, una tensión de avance lento y orquestaciones que asumen una importancia indispensable. En el final, Isolda muere recordando a su amado.
6. “preludio a la Siesta de un fauno” (claude Debussy)
Pocos compositores pueden exhibir una obra que cambió la historia de la música. Entre 1892 y 1894, Debussy trabajó sobre un poema simbolista de Stéphane Mallarmé y para plasmarlo en sonidos encontró una solución absolutamente novedosa con armonías hexatónicas, melodías onduladas o zigzagueantes de direccionalidad incierta y un color orquestal general que se despliega mágico a intangible. Sencillamente, Debussy inauguraba el impresionismo.
7. “Sinfonía fantástica” (héctor berlioz)
El romanticismo venía avanzando poderoso sobre los estertores y los academicismos del clasicismo sin poder asentarse definitivamente como un movimiento independiente. En París, en 1830, Berlioz estrenó una sinfonía programática en cinco movimientos sobre los “episodios en la vida de un artista”, con nuevas armonías y con una orquesta desmesurada que incluía más y nuevos instrumentos. Ahora, el romanticismo tenía su partida de nacimiento.
8. “nabucco” (giuseppe verdi)
De entre todas las obras maestras de Verdi, Nabucco, de 1842, fue la que tuvo mayor impacto en el pueblo que la escuchó. Era el tiempo del
Risorgimento y de las búsquedas de la independencia y la unificación italiana y el coro de los esclavos hebreos que, cautivos, recuerdan a su patria perdida, devino en un auténtico himno popular y libertario. Superando tiempos y geografías, ese mismo coro es hoy ovacionado e identificado como un canto en contra de todas las tiranías.
9. “el clave bien Temperado” (johann sebastian bach)
En 1722, Bach concluyó una serie de veinticuatro preludios y fugas que asentaban la idea de la tonalidad y que definían un nuevo tipo de afinación. Con todo, lejos de ser un tratado de composición, la colección es un corpus artístico admirable. Sin embargo, incansable y creativo, veinte años después Bach completó un segundo volumen tan excelente y maravilloso como el primero. Una biblia musical única y extraordinaria.
10. “fantasía para piano a cuatro manos en fa menor” (franz schubert)
Schubert falleció a los 31 años y en su último año de vida escribió varias obras maestras. Entre ellas se destaca una fantasía para piano a cuatro manos de una belleza superior, con una construcción cíclica notable y que, en su avance de cuatro movimientos continuados, incluye melodías exquisitas, danzas, pasajes fúnebres y también feroces.
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