El peligro de no esperar nada es que nada podría ser todo lo que se obtiene
Claudio Zuchovicki
Los mercados financieros se movilizan más por las expectativas que tiene la gente de que un suceso ocurra, que por ese suceso en sí. En economía este proceso se define como "profecía autocumplida".
El placer de volver a recibirlos en este espacio. Hoy utilicé una reflexión de Dan Ariely como título de esta nota, que pretende demostrar que es el comportamiento de las personas de acuerdo con sus expectativas lo que va a terminar de delinear nuestro futuro económico. La expectativa de lo que va a pasar es más importante que lo que va a pasar.
Si la mayoría cree que la inflación va a ser alta, pues va a ser más alta aún, porque todos vamos a cargar a precios ese pensamiento. Nadie quiere vender sus bienes o servicios por debajo del valor de su reposición. Si se vende a crédito, quienes lo hagan cargarán a la tasa de interés lo que crean que será el costo de oportunidad de diferir un cobro. Si el costo de vida va a ser más caro, tratarán de lidiar con los empleadores una suba salarial.
Si todos creen que será más costoso reponer un bien, se anticiparán subiendo los precios, generando la tan mentada profecía autocumplida.
Si la mayoría cree que van a devaluar, aunque un gobierno no lo quiera, el dólar va a subir. Si los ahorristas compran dólares, si el importador acelera compras porque espera que luego le será más difícil hacerlo, o si el exportador demora la liquidación de sus ventas, es el mercado el que termina devaluando y, a pesar de las intenciones de un gobierno, se termina generando la tan mentada profecía autocumplida.
Para darle un sesgo más cultural a esta columna económica déjenme utilizar un cuento de Gabriel García Márquez para ejemplificar.
"Imagínese usted un pueblo muy pequeño, donde hay una señora mayor que tiene dos hijos, uno de 17 y una de 14. Está sirviéndoles el desayuno y tiene una expresión de preocupación. Los hijos le preguntan qué le pasa y ella les responde:
-No sé, pero he amanecido con el presentimiento de que algo muy grave va a sucederle a este pueblo.
El hijo se va a jugar al billar y les comenta a sus amigos la preocupación de su madre. Uno de sus amigos comenta lo sucedido a su madre y ella le dice:
-No te burles de los presentimientos de los mayores, porque generalmente se cumplen.
Esta señora va a comprar carne y le dice al carnicero:
-Deme un kilo de carne.
Y, en el momento en que el carnicero la está cortando, la mujer dice:
-Mejor dame dos, porque andan diciendo que algo grave va a pasar y lo mejor es estar preparado.
El carnicero despacha su carne y cuando llega otra señora a hacer sus compras, le recomienda:
-Mejor lleve de más, porque hasta aquí llega la gente diciendo que algo muy grave va a pasar y se están preparando y abasteciendo. Entonces la clienta responde:
-Tengo varios hijos, mejor deme cuatro kilos de carne.
Se lleva los cuatro kilos y, para no hacer largo el cuento, solo agregaré que el carnicero en media hora agota la carne y se continúa esparciendo el rumor.
Si la mayoría cree que van a devaluar, aunque un gobierno no lo quiera, el dólar va a subir. Si los ahorristas compran dólares, si el importador acelera compras porque espera que luego le será más difícil hacerlo, o si el exportador demora la liquidación de sus ventas, es el mercado el que termina devaluando y, a pesar de las intenciones de un gobierno, se termina generando la tan mentada profecía autocumplida.
Para darle un sesgo más cultural a esta columna económica déjenme utilizar un cuento de Gabriel García Márquez para ejemplificar.
"Imagínese usted un pueblo muy pequeño, donde hay una señora mayor que tiene dos hijos, uno de 17 y una de 14. Está sirviéndoles el desayuno y tiene una expresión de preocupación. Los hijos le preguntan qué le pasa y ella les responde:
-No sé, pero he amanecido con el presentimiento de que algo muy grave va a sucederle a este pueblo.
El hijo se va a jugar al billar y les comenta a sus amigos la preocupación de su madre. Uno de sus amigos comenta lo sucedido a su madre y ella le dice:
-No te burles de los presentimientos de los mayores, porque generalmente se cumplen.
Esta señora va a comprar carne y le dice al carnicero:
-Deme un kilo de carne.
Y, en el momento en que el carnicero la está cortando, la mujer dice:
-Mejor dame dos, porque andan diciendo que algo grave va a pasar y lo mejor es estar preparado.
El carnicero despacha su carne y cuando llega otra señora a hacer sus compras, le recomienda:
-Mejor lleve de más, porque hasta aquí llega la gente diciendo que algo muy grave va a pasar y se están preparando y abasteciendo. Entonces la clienta responde:
-Tengo varios hijos, mejor deme cuatro kilos de carne.
Se lleva los cuatro kilos y, para no hacer largo el cuento, solo agregaré que el carnicero en media hora agota la carne y se continúa esparciendo el rumor.
Llega el momento en que todo el mundo en el pueblo está esperando que pase algo. Se paralizan las actividades y, de pronto, a las dos de la tarde, alguien dice:
-¿Se han dado cuenta del calor que está haciendo?
-¡Pero si en este pueblo siempre ha hecho calor!
-Sin embargo -dice alguien-, a esta hora nunca ha hecho tanto calor.
Al pueblo desierto, a la plaza desierta, baja de pronto un pajarito y se corre la voz: "Hay un pajarito en la plaza". Y va todo el mundo espantado a ver el pajarito.
-Pero señores, siempre ha habido pajaritos que bajan.
-Sí, pero nunca a esta hora.
Llega un momento de tal tensión para los habitantes del pueblo, que están desesperados por irse, aunque no tienen el valor de hacerlo.
-Yo sí soy muy valiente -grita uno-. Yo me voy.
Recoge sus muebles, sus hijos, sus animales, los mete en una carreta y atraviesa la calle central, desde donde todo el pueblo lo ve. Hasta que todos dicen: "Si éste se atreve, pues nosotros también nos vamos". Y empiezan a desmantelar literalmente el pueblo, llevándose todo lo que pueden. Uno de los últimos que abandona el pueblo dice:
-Que no venga la desgracia a caer sobre lo que queda de nuestra casa.
Y, entonces, la incendia. Y otros incendian también sus casas.
Huyen con tremendo y verdadero pánico, como en un éxodo de guerra, y en medio de ellos va la señora que tuvo el presagio, le dice a su hijo que está a su lado:
-¿Viste hijo, que algo muy grave iba a suceder en este pueblo?
Los invito a pensar juntos sobre las posibles profecías autocumplidas para la Argentina 2021.
Hay cosas que en nuestro país van a suceder, porque estamos todos esperando que sucedan. Paulo Coehlo sostiene que "cuando el grajo (ave) vuela bajo, es que hace un frío del carajo".
Adaptando la frase de Coehlo al mundo de los mercados, diría: "Si los precios están muy bajos, es que hay un riesgo del carajo".
Tenemos el doble de pesos por emisión monetaria que el año pasado, con menos productos y bienes (el PBI cayó más del 10%). Tarde o temprano, los precios aumentarán aceleradamente. Ya pasó con el dólar, con la carne, con el pan, con la nafta, con las patentes (los gobiernos, además, ayudan a que suceda).
Ya son muchos los que argumentan que el dólar está tranquilo en valores de entre 150 y 160 pesos. Esto significa que nos acostumbramos a estos valores (el doble que hace un año). Lo raro es que todos te preguntan: ¿Y? ¿Cuándo sube? Si todos esperan que suba, tarde o temprano va a subir.
Si alguien que tiene un cargo público dice: "exportar es una maldición", entonces los exportadores de maíz y trigo van a pensar que pueden volver a limitarlos en sus libertades de elección de cuándo y cómo vender su producción; por lo tanto, van a sembrar menos, o preferirán sembrar soja; por lo tanto, va a faltar maíz y trigo; por lo tanto, subirán más los precios.
Tenemos un gran déficit fiscal que ya nadie quiere financiar. En la tabla de posiciones de mayor riesgo país encontramos: 1°) Sri Lanka, con 1800 puntos; 2°) la Argentina, con 1400; 3°) El Congo, con 1200; 4°) Ecuador, con 1000 puntos; 5°) El Salvador y Angola, con 800. Luego, con la mitad del riesgo argentino están: Ucrania, Nigeria, Barbados, Bielorrusia y Egipto.
Si la mayoría cree que una empresa o un país no va a honrar sus deudas, esa empresa o país deja de recibir dinero o prestado no consigue quien le renueve sus compromisos. Por lo tanto, va a terminar no honrando su deuda.
Entonces, ¿cómo vamos a financiar este déficit?
A) ¿Bajando gastos? No creo, porque "es año electoral "y no veo intenciones de hacerlo; sería un ajuste y va contra el discurso político. Tacho la doble generala.
B) ¿Licuando el gasto público? No creo, porque, aunque devaluar el dólar oficial por encima de la inflación para licuar gastos y deuda siempre es una posibilidad, el Gobierno entiende que el precio del dólar es un termómetro de su gestión y, siendo un año electoral, tomar esa decisión iría en contra de su discurso político. Tacho la generala.
C) ¿Subiendo impuestos? No creo, porque eso restringe el consumo, aumenta la informalidad y los contribuyentes deciden judicializar pagos por abuso fiscal. Si suben los impuestos aumentará el malestar social y además se recaudaría menos. Tacho el full.
D) ¿Emitir? Es lo que están haciendo y van a seguir haciendo porque creen realmente en esto. Por lo tanto, va a seguir habiendo más pesos con menos productos. Va a haber más pesos que alcanzarán para comprar menos cosas.
E) En este contexto, señores, para mí el control de precios vino para quedarse por mucho tiempo y a más productos y servicios. Veremos más restricciones y menos libertades de decisión comercial.
Conclusión: Si podés, ahorrá y no gastes.
Si tenés que comprar artículos de consumo masivo con impacto social, podés demorar la compra y ganarte la tasa de interés. Porque van a controlar los precios de productos básicos.
Si tenés que comprar artículos más selectos o premium y realmente los necesitas, compralos ahora, porque después no los vas a conseguir.
-¿Se han dado cuenta del calor que está haciendo?
-¡Pero si en este pueblo siempre ha hecho calor!
-Sin embargo -dice alguien-, a esta hora nunca ha hecho tanto calor.
Al pueblo desierto, a la plaza desierta, baja de pronto un pajarito y se corre la voz: "Hay un pajarito en la plaza". Y va todo el mundo espantado a ver el pajarito.
-Pero señores, siempre ha habido pajaritos que bajan.
-Sí, pero nunca a esta hora.
Llega un momento de tal tensión para los habitantes del pueblo, que están desesperados por irse, aunque no tienen el valor de hacerlo.
-Yo sí soy muy valiente -grita uno-. Yo me voy.
Recoge sus muebles, sus hijos, sus animales, los mete en una carreta y atraviesa la calle central, desde donde todo el pueblo lo ve. Hasta que todos dicen: "Si éste se atreve, pues nosotros también nos vamos". Y empiezan a desmantelar literalmente el pueblo, llevándose todo lo que pueden. Uno de los últimos que abandona el pueblo dice:
-Que no venga la desgracia a caer sobre lo que queda de nuestra casa.
Y, entonces, la incendia. Y otros incendian también sus casas.
Huyen con tremendo y verdadero pánico, como en un éxodo de guerra, y en medio de ellos va la señora que tuvo el presagio, le dice a su hijo que está a su lado:
-¿Viste hijo, que algo muy grave iba a suceder en este pueblo?
Los invito a pensar juntos sobre las posibles profecías autocumplidas para la Argentina 2021.
Hay cosas que en nuestro país van a suceder, porque estamos todos esperando que sucedan. Paulo Coehlo sostiene que "cuando el grajo (ave) vuela bajo, es que hace un frío del carajo".
Adaptando la frase de Coehlo al mundo de los mercados, diría: "Si los precios están muy bajos, es que hay un riesgo del carajo".
Tenemos el doble de pesos por emisión monetaria que el año pasado, con menos productos y bienes (el PBI cayó más del 10%). Tarde o temprano, los precios aumentarán aceleradamente. Ya pasó con el dólar, con la carne, con el pan, con la nafta, con las patentes (los gobiernos, además, ayudan a que suceda).
Ya son muchos los que argumentan que el dólar está tranquilo en valores de entre 150 y 160 pesos. Esto significa que nos acostumbramos a estos valores (el doble que hace un año). Lo raro es que todos te preguntan: ¿Y? ¿Cuándo sube? Si todos esperan que suba, tarde o temprano va a subir.
Si alguien que tiene un cargo público dice: "exportar es una maldición", entonces los exportadores de maíz y trigo van a pensar que pueden volver a limitarlos en sus libertades de elección de cuándo y cómo vender su producción; por lo tanto, van a sembrar menos, o preferirán sembrar soja; por lo tanto, va a faltar maíz y trigo; por lo tanto, subirán más los precios.
Tenemos un gran déficit fiscal que ya nadie quiere financiar. En la tabla de posiciones de mayor riesgo país encontramos: 1°) Sri Lanka, con 1800 puntos; 2°) la Argentina, con 1400; 3°) El Congo, con 1200; 4°) Ecuador, con 1000 puntos; 5°) El Salvador y Angola, con 800. Luego, con la mitad del riesgo argentino están: Ucrania, Nigeria, Barbados, Bielorrusia y Egipto.
Si la mayoría cree que una empresa o un país no va a honrar sus deudas, esa empresa o país deja de recibir dinero o prestado no consigue quien le renueve sus compromisos. Por lo tanto, va a terminar no honrando su deuda.
Entonces, ¿cómo vamos a financiar este déficit?
A) ¿Bajando gastos? No creo, porque "es año electoral "y no veo intenciones de hacerlo; sería un ajuste y va contra el discurso político. Tacho la doble generala.
B) ¿Licuando el gasto público? No creo, porque, aunque devaluar el dólar oficial por encima de la inflación para licuar gastos y deuda siempre es una posibilidad, el Gobierno entiende que el precio del dólar es un termómetro de su gestión y, siendo un año electoral, tomar esa decisión iría en contra de su discurso político. Tacho la generala.
C) ¿Subiendo impuestos? No creo, porque eso restringe el consumo, aumenta la informalidad y los contribuyentes deciden judicializar pagos por abuso fiscal. Si suben los impuestos aumentará el malestar social y además se recaudaría menos. Tacho el full.
D) ¿Emitir? Es lo que están haciendo y van a seguir haciendo porque creen realmente en esto. Por lo tanto, va a seguir habiendo más pesos con menos productos. Va a haber más pesos que alcanzarán para comprar menos cosas.
E) En este contexto, señores, para mí el control de precios vino para quedarse por mucho tiempo y a más productos y servicios. Veremos más restricciones y menos libertades de decisión comercial.
Conclusión: Si podés, ahorrá y no gastes.
Si tenés que comprar artículos de consumo masivo con impacto social, podés demorar la compra y ganarte la tasa de interés. Porque van a controlar los precios de productos básicos.
Si tenés que comprar artículos más selectos o premium y realmente los necesitas, compralos ahora, porque después no los vas a conseguir.
Amigos, por último, hay una clara decisión política de cerrarnos al mundo, imponiendo excesos de controles e intentar vivir más con lo nuestro.
Una estrofa de Jorge Drexler, en su canción "Todo se transforma" dice: "El vino que pagué yo, con aquel euro italiano que había estado en un vagón antes de estar en mi mano, y antes de eso en Torino, y antes de Torino, en Prato, donde hicieron mi zapato sobre el que caería el vino. Zapato que en unas horas buscaré bajo tu cama con las luces de la aurora, junto a tus sandalias planas que compraste aquella vez en Salvador de Bahía".
Si nos encerramos solo en lo nuestro, si ponemos controles para importar, para exportar, para atesorar, para producir, para consumir, recibiremos eso del resto del mundo y también de los que habitamos este suelo: restricciones de confianza, de credibilidad, de inversiones y de apuestas a un futuro mejor.
Cierro con el estribillo de la ya mencionada canción: "Cada uno da lo que recibe y luego recibe lo que da, nada es más simple".
http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA
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