Conexiones entre amor, poesía y filosofía
E. L. Intelecto de amor Giorgio Agamben y Jeanbaptiste Brenet adriana Hidalgo Trad.: a. Ávalos 80 págs./$ 695
La obra del filósofo Giorgio Agamben (Roma, 1942) ha tendido en los últimos años a sumar una serie imperdible de libros breves (Karman, La aventura,creación y anarquía) para continuar tallando las aristas de su pensamiento expuestas en su gran ciclo Homo Sacer, pero también en libros más tempranos y cercanos al mundo de la creación, como eran
Estancias. La palabra y el fantasma en la cultura occidental o El final del poema. Intelecto de amor es un díptico surgido de un encuentro en el Collège de France entre el pensador italiano y el medievalista francés Jean-baptiste Brenet (Marsella, 1972), que este volumen amplía y desarrolla con dos textos.
Los ensayos de cada uno (“Intelleto de amore”, firmado por el primero, y “La imagen abolida, deseada”, por el segundo) dialogan en profundidad buscando los orígenes y relaciones de los conceptos que todavía nos habitan y persiguen sin saberlo.
Agamben escribe sobre una canción, “Donna me prega”, del poeta del dolce
stil nuovo Guido Cavalcanti, amigo de Dante, que tuvo diversas y muy variadas interpretaciones. Brenet, en cambio, se centra en su especialidad, Averroes (al que antes en su texto había llegado Agamben) para preguntarse sobre una temática conexa. “Qué quiere decir amar” (resume otro medievalista Alain de Libera, en el prólogo) es la materia de esta colección que en su sutilísima discusión terminológica es recomendable para lectores entrenados en cuestiones filosóficas, filológicas y también –última gracia– la poesía.
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Otra obra breve de un maestro de la pluma
M. S. Segundo matrimonio Yasunari Kawabata emecé Trad.: a. sato y M. Goda 102 págs./$ 1155
Una de las felicidades editoriales de la última década es la constancia con que se ha venido publicando la obra de Yasunari Kawabata (1899-1972), el Premio Nobel de Literatura japonés que con La casa de las bellas durmientes inspiró a más de un autor, entre otros al Gabriel García Márquez tardío, que se animó a su propia reescritura en Memorias de mis putas tristes. De País de nieve a Mil Grullas, de Kioto a Historias en la palmade la mano (editados todos por Emecé y en traducciones locales, a veces del inglés) se ha podido ir conociendo el iceberg oculto de su obra.
Segundo matrimonio –traducido directamente del original japonés en versión de Amalia Sato y Mami Goda– es una de esas obras de fraseo escueto, casi a pincel, que parecen esconder más de lo que dicen. Publicada primero por entregas en la posguerra de los años 40 (queda algún rastro de eso en alguna recapitulación), la novela tiene un narrador singular: el segundo marido de una joven mujer, Tokiko, que, al quedar viuda, dejó a Fusako (su hija) y a Kiyoshi (su hijo) en casas ajenas para que los criaran otros. El protagonista se muestra curioso por esa condición, la del segundo matrimonio, casi como si ella fuera una adúltera legal, y no deja de preguntarse por su antecesor, el profesor Ikegami, al que conoció. Los códigos sociales –tan distintos a los occidentales– guían su inquisición de años, entre el respeto y la curiosidad, al paso de unas intermitencias del corazón convencidas de que los miembros de una pareja pueden parecerse, pero los hijos nunca.
http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA
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