Inspiradora. La mujer que transformó su propia cirugía en una obra de arte
Maria Koijck rodeada por los insumos quirúrgicos de su propia operación
Ganadora del Ro Guiltless Plastic y celebrada por la crítica, Maria Koijck realizó un registro audiovisual de sus desechos quirúrgicos
V. U.
Cuando despertó de la operación y los médicos le aseguraron que había salido todo bien, Maria Koijck confirmó que su propia cirugía reconstructiva de mama se transformaría en una obra de arte. Minutos antes de la anestesia llegó a pedirle a los médicos un encargo especial, que los descolocó por completo: “Por favor guarden todo el material quirúrgico descartable, especialmente los de plástico”, requirió minutos antes de someterse a la intervención que le salvaría la vida. Y que se convertiría en un proyecto reconocido internacionalmente.
A partir del registro audiovisual de los desechos quirúrgicos, la artista plástica de los Países Bajos acaba de ganar el Ro Guiltless Plastic 2021 por el impacto conceptual de su corto. El concurso que destaca producciones artísticas, de diseño y urbanismo que contribuyan a generar conciencia ambiental distinguió el trabajo de Maria, quien recibió el premio junto a su hija Eva Glasbeek, realizadora del video.
En apenas 1 minuto y 37 segundos se documenta el volumen de los insumos desechables, con una estética que navega entre la advertencia y la esperanza. “Mi cirugía”, enfatiza Koijck al hablar de la intervención, un camino que arrancó en 2019 cuando le detectaron cáncer de mama y le realizaron una mastectomía completa del seno izquierdo. Y continuó en 2020 cuando se sometió a una operación reconstructiva.
“Los 15 especialistas que me atendieron durante 10 horas utilizaron tejidos corporales propios para la reconstrucción diferida, por eso me pareció importante que las cicatrices estuvieran presentes en el video. Elegí colocarme en el centro de la escena para enfatizar el contraste y la dimensión de la cantidad de residuos”, explica la artista que se alzó con el primer premio (10 mil euros). Guantes, tijeras, cánulas, blisters, jeringas, apósitos, camisolines y otros insumos descartables, y limpios, ocuparon 6 bolsas de basura. “No podía creer la magnitud de tanto material. Esa montaña de plásticos tenía que servir para crear conciencia, era su destino. Descubrí que el 60% era desechable. Las tijeras de acero inoxidable japonesas terminan en el tacho después de cada corte, por ejemplo”, recuerda Maria sobre su internación en el Centro Médico Universitario de Groningen, la ciudad donde vive, a 180 km al norte de Amsterdam.
Inspirada en el Hombre de Vitrubio, la obra de Leonardo Da Vinci sobre las proporciones humanas, Maria distribuyó los desechos de su operación a imagen y semejanza de uno de los íconos de la historia del arte. El escenario elegido fue el estadio cubierto Martini Plaza de Groningen. Sobre el piso de madera la artista fue abriendo las bolsas y ordenando el material en círculos. “El objetivo fue crear un movimiento dentro de la industria farmacéutica para que se empiece a considerar la producción de residuos”, considera Maria, autora de un puñado de intervenciones en espacios públicos: flamencos, ponis, dinosaurios, cisnes, orcas y tortugas a gran escala. Las instalaciones fueron materializadas con ojotas perdidas en la playa, bolsas o botellas plásticas que no llegaron a los tachos de basura y que estuvieron a centímetros de llegar al mar. Un zoológico de basura humana. “Estoy muy agradecida por mi recuperación, en todo sentido. Pero también muy impresionada por el costo ambiental del procedimiento”, reflexiona, sobre su propia montaña rusa de sensaciones.
Maria Koijck con otra de sus obras
El video que fue exhibido en Milán, en el Museo Nacional de la Ciencia y la Tecnología Leonardo Da Vinci que atesora en este ex monasterio del siglo XVI los dibujos originales sobre máquinas realizados por el artista. ¿Un guiño al destino, tal vez? “Este convento encierra mucha historia, es un orgullo estar aquí y ahora en este sitio”, señaló Koijck durante la entrega de premios. El video también se presentará en el Museo de Qatar, como parte de las actividades vinculadas al premio organizado por Rossana Orlandi, curadora de arte.
Con música de Lucas Raimbault, la pieza audiovisual fue uno de los hitos durante la Semana de Diseño de Milán (que se desarrolló entre el 4 y el 10 de septiembre) y se impuso en la categoría Emoción en Comunicación. Proyectos Innovadores y Responsables y Diseño Urbano y de Mobiliario fueron las otras instancias del certamen. Los miembros del jurado internacional ponderaron que el video imparte “un mensaje universal, simple y efectivo que transmite la preocupación por el reciclaje y la reutilización de residuos”.
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