miércoles, 1 de febrero de 2023

MÚSICA CON VETUSTA MORLA


Vetusta Morla, la perla ibérica, se presentará en Buenos Aires y Cosquín, en febrero.
En su último álbum, Cable a tierra, se conecta con su público de América Latina; se presentará en Cosquín y en Buenos Aires
Mauro ApicellaNetflixA 25 años de su formación, Vetusta Morla es una banda de culto
Vetusta Morla es una de las bandas españolas finiseculares a las que hay que saber degustar (con los oídos) para encontrarle sus sabores (mensajes).
No hay que confundir con otros grupos de líricas unidireccionales. Sin ir demasiado lejos en el tiempo, en su último disco, Cable a tierra, ya en el segundo tema, “La virgen de la humanidad”, se puede encontrar el sampleo de la intro de un tema cantado por una de las eminencias de la copla española, Concha Piquer, y una frase que parece sacada de una canción de Charly García (realmente está extraída de allí): “Nos siguen pegando abajo”. Vetusta Morla es, ante todo, una banda de rock, pero en el último cuarto de siglo ha sabido nutrirse de la electrónica y de la sinfónica, del folclore español y de algunas proyecciones estéticas, y de muchas otras influencias que aparecen en su entorno. Para aquellos que quieran reencontrarse con este sexteto, que llegó a la Argentina a principios de la década pasada, o para quienes quieran saber un poco más, tendrán la oportunidad de hacerlo el 17 de febrero en el Complejo Art Media (Corrientes 6271), y el 19, en Cosquín Rock.
Si hubiera que darle un lugar en la historia del rock en español, es de aquellas expresiones musicales que fueron bastiones en el modo de hacer canciones; primero por el gusto de hacerlas y no por la cantidad de vistas en plataformas que se puedan obtener por ellas. Claro, en el verano boreal de 1998, cuando nació esta Morla, no existían las redes sociales. Todavía había bandas (hoy la mayoría son solistas) que podían juntarse a tocar primero en una sala de ensayos o en un garaje, y luego subir a pequeños escenarios de bares. Hoy es una joya ibérica del rock en la era de la música urbana. Es discursivamente sutil (“Como un funambulista imbatible. Leyendo en braille los pasos del siguiente mortal”) y poderosa sobre el escenario (así lo demuestra con temas como “La cuadratura del círculo”). Y aunque su estética sonora es bien uniforme, tiene múltiples aristas. “La virgen de la humanidad” es apenas un ejemplo.
“Cuando empezamos a preparar el último disco no teníamos bien claro adónde íbamos. Y cuando tuvimos unas treinta comenzó a definirse. Había un camino muy claro de que era nuestro cable a tierra, del lugar de donde veníamos –explica Jorge, uno de los integrantes del grupo–. En España, cuando se salió de la dictadura mucha gente se fue del campo a la ciudad y abandonó raíces y tradiciones. Buscamos otro estatus y abandonamos algo que a muchos de nosotros nos define. Yo soy hijo de padres que han ido del campo a la ciudad y hay ciertos sonidos que me siguen moviendo. Era lo que escuchaba de mis abuelos. Músicas, comidas, mil historias. En el grupo trabajamos pensando en eso, en nuestra raíz. En esa búsqueda ocurren esas cosas tan increíbles, que para una canción utilicemos un sampler de Conchita Piquer y una referencia a una canción de Charly García. Pasan esas cosas cuando te pones a buscar qué eres”.
La banda todavía no arribó a la Argentina. Aún la separan un océano, unos 10.000 kilómetros y treinta grados de temperatura, esos que dividen al frío madrileño del calor porteño de este comienzo de 2023. Y lo que separa el inicio de Vetusta Morla de su actualidad son nada menos que 25 años. Quizá, si hubiera que poner una palabra a la clave de esa historia, sea “tenacidad”. La que debieron tener los seis músicos para dar pasos pequeños o grandes, en cada etapa. Casi diez años de escenario sin tener un disco. Después, la edición de varias producciones independientes. Luego, las alianzas con sellos multinacionales para poder llegar más lejos con su música. Especialmente a los países de América que cada tanto visitan. “Para nosotros, hacer música era un hobby –dice Jorge–. Era lo que nos permitía hacer conciertos dentro y fuera de Madrid. Era una forma de expresarse. No había un fin en sí. Éramos estudiantes, no teníamos un objetivo de vivir de la música, excepto uno de nosotros. Pero creo que se nos daba bien, cada uno se construyó una vida hasta que grabamos el primer disco. No fue una oportunidad que apareció, sino algo que trabajamos nosotros. Tardamos nueve años”.
La música que funcionó en segundo plano hizo que los músicos abandonaran sus trabajos: “Fuimos dejando nuestras profesiones en tiempos diferentes. Sí hubo un día en que dijimos: ‘Llevamos nueve años, tenemos las canciones. Vamos a hacer un disco y a por todas. Estábamos tocando en un festival en Beirut, en la azotea de un edificio, cuando nos dimos cuenta de que era lo que había que hacer. Aquí, en España le llamamos ‘cerrar el chiringuito’. Que significa cerrar algo cuando otro proyecto lo amerita”.
Así fue que poco a poco fueron dejando sus trabajos como docentes, documentalistas, periodistas, o en desarrollos de diseño. Lograron llevarse bien para no morir en el intento, y dieron pasos firmes. Nunca tuvieron éxitos desmesurados, sino un crecimiento constante, permanente. “Fundamental llevarse bien; con Pucho, el cantante, nos conocemos del cole, desde que tenemos 6 años. Cuidamos las relaciones entre nosotros y con el equipo. En las giras siempre hay tensiones, pero la clave para esos momentos de desgaste es que a nadie se le vaya la cabeza. Haber hecho una carrera desde una propia discográfica, ese pequeño inicio, nos ayudó a entender y respetar al otro, sobre todo cuando esto creció”.
Vetusta Morla tiene discos de estudio, bandas sonoras de videojuegos y varios álbumes en vivo. La certeza de volver a diversificar las actividades personales también ayudó a que no todas las decisiones de la vida de cada músico pasaran por el voto de los otros cinco. Al mismo tiempo, Vetusta Morla, en estos tiempos del feat., también trazó links con agrupaciones que se dedican a proyectar la música de raíz de España, como con artistas de la música urbana. Uno de los más recientes conciertos de la banda tuvo a Wos como invitado.
“Con Wos nos encontramos por gente común. Nos contaron que le gustaba Vetusta Morla. Por otro lado, Álvaro y Pucho siguen mucho el rollo del freestyle, que hay un boom increíble en la Argentina. Cuando Wos vino de gira a Madrid y nosotros estábamos pensando en invitados para nuestro show en el Estadio Wanda, le escribimos y nos dijo: ¡Esta canción ‘Consejos sabios’! Fue todo muy simple”.
¿Serán los Vetusta Morla conscientes de que quizá representen a la última camada de artistas que configuraron su carrera como banda de rock, sin las presiones del éxito inmediato en redes sociales? “Una vez que defines el campo de juego intentas echar la mejor partida ahí. Vetusta es una banda muy de directo [de escenario] y los primeros discos así lo reflejan. Cada disco es una experiencia y un aprendizaje. En ese proceso vas encontrando cosas. Nos tiene que mover a los seis. Dentro de las inquietudes individuales, yo personalmente trabajo en el management de bandas emergentes. Estando en los Grammy de Las Vegas, nos han preguntado sobre estas cosas. Te das cuenta de que la mayoría son proyectos individuales. Hay pocos proyectos de banda. Hoy hay una pérdida de la emoción en las canciones por buscar el impacto. Nos quedamos solo con el Instagram. Creo que la necesidad de inmediatez a muchos no les ayuda a entender que todo es un proceso. En cambio, hay casos individuales, como Rosalía, que es resultado de un proceso o de una evolución [Los ángeles, en 2017; El mal querer, en 2018; Motomami, en 2022]”.

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