miércoles, 22 de febrero de 2023

SÓLO, FANÉ, DESCANGAYADO...


El Presidente se queda sin legisladores propios en el Senado
El entrerriano Kueider se enojó con Fernández: era el último de los senadores que todavía lo apoyaban
Gustavo YbarraEl senador Edgardo Kueider y el presidente Alberto Fernández
A pesar de sus esfuerzos por mostrar fortaleza política e insistir en su intención de apostar por la reelección, Alberto Fernández cada vez pierde más apoyo dentro del peronismo y el Senado, donde Cristina Kirchner se mueve como si fuera la dueña de casa, es el ejemplo de cómo el Presidente ha ido quedándose sin respaldo a lo largo de sus poco más de tres años de mandato.
La semana pasada, Fernández se convirtió en el blanco de las quejas del senador oficialista Edgardo Kueider (Entre Ríos), quien sin medias tintas acusó al jefe del Estado de haberles faltado el respeto a los entrerrianos por haber incumplido su palabra de incluir a la provincia en el aumento de subsidios que la Secretaría de Energía dispuso para las provincias del norte ante el aumento del consumo eléctrico como consecuencia de las altas temperaturas de la época estival.
El dato no es menor. Kueider era el último de los “albertistas” declarados que quedaban en el bloque oficialista de la Cámara alta, el remanente de un grupo que Fernández se encargó sistemáticamente de dejar mal parado cada vez que se ofrecieron a respaldarlo ante la eventualidad de un enfrentamiento con Cristina Kirchner.
“La situación es insostenible. El Presidente se había comprometido a solucionar el tema de Entre Ríos y ha dado señales de que no lo va hacer”, estalló un Kueider por demás molesto con la Casa Rosada y con la secretaria de Energía, la salteña Flavia Royón.
Según el legislador, el propio jefe del Estado le había dicho que iba a solucionar la situación de Entre Ríos.
“Me lo había dicho personalmente; les faltan el respeto a los entrerrianos y, para mí, eso es determinante”, sentenció Kueider.
Sin embargo, el senador negó que tenga pensado abandonar el bloque, desmintiendo el rumor divulgado por algunos medios de comunicación. “No dije que me iba a ir del bloque, dije que iba a tomar acciones políticas”, dijo.
La primera de esas acciones se tradujo en un proyecto de ley que busca bajar las tarifas eléctricas a partir de la reducción del IVA que se aplica en las boletas a los consumidores residenciales (del 21% al 5%) y a los usuarios comerciales y de pequeñas y grandes industrias (del 27% al 10,5%).
La iniciativa también establece que las distribuidoras energéticas no podrán percibir cargos extras, como tasas y contribuciones, y establece un aumento en las regalías que reciben las provincias productoras de energía, que pasarían del 12% actual al 20%, incremento que deberá ser destinado a la reducción del costo de la tarifa eléctrica. Además, el proyecto dispone un aumento del precio que la mayorista eléctrica Cammesa le paga a la represa de Salto Grande (Entre Ríos) por la energía que le compra.
En retirada
El indisimulable enojo de Kueider con el Presidente marca el final de lo que algunos llegaron a denominar como el “albertismo”, una escudería peronista que entusiasmó a muchos que, como el entrerriano, nunca comulgaron con los modos ni la praxis política de Cristina Kirchner.
De hecho, hay memoriosos que aún recuerdan los días de 2019 en los que, aún antes de jurar su banca en diciembre, Kueider se presentaba ante sus compañeros como la voz de Alberto Fernández en el Senado.
La apuesta de Kueider por el Presidente llegó al extremo de que fue de los pocos senadores que trabajaron en el bloque del Frente de Todos para juntarle a Fernández los votos que necesitaba para aprobar el acuerdo con el FMI que el sector kirchnerista, con la vicepresidenta a la cabeza, rechazaba y votó en contra cuando se discutió en el recinto.
Si bien fue uno de los más activos, Kueider no estuvo en soledad militando un “albertismo” que nunca llegó constituirse. Guillermo Snopek (Jujuy) y Carlos Espínola (Corrientes) llegaron a formar parte de un grupo de senadores dispuestos a convertirse en el contrapeso del sector del bloque del Frente de Todos que lidera Cristina Kirchner y que el paso del tiempo y la permanente indefinición de Alberto Fernández llevaron a que se diluyera hasta casi desaparecer.
El primero que buscó fundar el “albertismo” en el Senado, y en terminar frustrado, fue Carlos Caserio. Peronista tradicional, el cordobés había heredado la presidencia del bloque del PJ tras la relampagueante partida de Miguel Pichetto hacia el macrismo.
Con esos antecedentes, en noviembre de 2019, con Fernández ya como presidente electo, Caserio hizo pública su intención de mantener la división con el kirchnerismo, que se había aglutinado en el bloque de Unidad Ciudadana que presidía Marcelo Fuentes (Neuquén) y que integraba Cristina Kirchner (Buenos Aires).
“Tengo un profundo respeto por Cristina, pero nunca trabajé para ella; así pasa con muchos de los senadores”, advirtió el cordobés. Pero la idea de mantener el bloque que respondía a los gobernadores separado del kirchnerismo se desvaneció pocos días después, cuando Cristina Kirchner les juntó las cabezas a todos los senadores peronistas y armó el bloque del Frente de Todos, al frente del cual puso al formoseño José Mayans.
Con la excusa de la unidad, el Presidente hizo mutis por el foro y Caserio y el bloque de los gobernadores pasaron a mejor vida. Para muchos, ese fue el principio del fin del “albertismo” en el Senado.

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