lunes, 31 de julio de 2023

ORÍGENES DE PALABRAS Y EXPRESIONES


Atorrante, bar y cornudo. Historias falsas detrás de las expresiones populares
Los orígenes de algunos términos o frases se repiten como verdades, pero tienen más trampas que certezas
Por Daniel Balmaceda“Bar” es una de las palabras con origen falsificado
Es admirable el talento, la intuición de algunos para crear expresiones populares que terminan siendo usadas por generaciones. Pero, lamentablemente, muchas veces esa capacidad se encuentra al servicio de los creadores de falsas historias que distorsionan el verdadero origen de algunos términos o frases.
Es el caso de la palabra chimichurri. Si bien puede debatirse su posible origen vasco o quechua (en ambas lenguas hay voces que se acercan a la expresión), suele ganar más simpatía la historia de un tal James Curry que probó en nuestras pampas una salsa y se convirtió en consumidor fanático. Se dice sin sustento que por ser la preparación que fascinaba a James “Jimmy” Curry, la llamamos chimichurri.
Otra versión fantasiosa habla de un inglés que decía “give me the curry” (“páseme el curry”) y un paisano que no le entendía dijo “chimichurri”. Por lo general, estos inventos suelen ser simpáticamente aceptados y se difunden sin importar si hay alguna evidencia que permita confirmar la existencia de un tal Jimmy Curry para darle crédito.
Atorrantes de los caños
Otro caso habitual es la creencia acerca del origen de la palabra “atorrante”. Hace aproximadamente 50 años comenzó a esparcirse una simpática historia de su origen, pero sin que nadie se preocupara por verificarla. Según ella, ciertos vagabundos de Buenos Aires dormían en caños de desagüe que habían llegado desde Francia para establecer el sistema de agua corriente. Estos fueron comprados a una firma, A. Torrent –para algunos–, A. Torrans –para otros–, A. Torrant –para el resto–. La denominación de la firma se encontraba impresa en letras grandes en los caños y, por ese motivo, quienes dormían en ellos eran conocidos como atorrantes.
Es una historia que, si bien para algunos puede sonar creíble, es rechazada por los principales lunfardistas de la Argentina y sus fundamentos son sólidos. Primero, porque no se sabe de ninguna firma con esos nombres que haya provisto caños al país. Segundo, porque tampoco se han hallado en Francia referencias acerca de tal posible compañía. Y, sobre todo, porque el verbo atorrar (dormir) fue conocido en Buenos Aires antes que se hiciera público el término “atorrante” en 1882.
De bares, cuernos y pantalones
A veces, algún fantaseador publica una información falsa y los sistemas de comunicación del siglo XXI la expanden dándole un vigor y credibilidad inusitados. Ocurrió con “bar”. Se multiplicó en redes sociales la versión que sostenía que su origen se encontraba en las siglas de tres palabras en inglés: “Beer and Alcohol Room” (sala de cerveza y alcohol). Más allá de la falta de sentido que tiene mencionar a la cerveza por un lado y el alcohol por el otro, la palabra bar surgió del inglés bar (barra), que a su vez fue tomada del francés barre. Porque las primeras tabernas no tenían mesas, solo una barra.
Entre las invenciones más arraigadas, figura la falsa historia que habría dado origen a la expresión popular “poner los cuernos” o el sustantivo “cornudo”. El cuento refiere a los señores feudales poniendo cuernos en la puerta de las casas ajenas adonde llegaban de visita con intenciones muy pasionales. Es lo que se denominaba “derecho de pernada”. Pero lo de los cuernos no es real. ¿De dónde viene, entonces? Del chivo.
Este animal ha sido estigmatizado por la infidelidad de su pareja. Esto se debe al carácter promiscuo de la cabra en celo. La simbolización ya era conocida en la Antigüedad, como así también el gesto de los cuernos. Por lo tanto, siglos antes de la irrupción de los poderosos señores feudales, los cuernos señalaban a la víctima de la infidelidad.
Los atajos en la búsqueda de orígenes de palabras y expresiones están llenos de trampas. Es probable que haya escuchado la historia de la trapecista llamada Catalina, a quien todos los espectadores de vaya a saber qué circo le gritaban :“Agarrate, Catalina”. O que OK se usaba en la guerra civil de los Estados Unidos para expresar “cero personas muertas” (0 Killed), con el correspondiente símbolo del cero, uniendo las puntas del pulgar y el índice. O que un jefe realista le dio el mote de “chancho” al general San Martín y por eso, se dice “a cada chancho le llega su San Martín”, origen tan absurdo como muchos de los que suelen darse por ciertos, solo porque nos gusta conocer buenas historias. 

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