miércoles, 11 de mayo de 2016

PUNTOS DE VISTA; FAVOR Y CONTRA


El proyecto de ley de la oposición será un cepo a la creación de puestos

José Anchorena




La mal llamada ley antidespidos es un cepo al trabajo: desalienta la creación de empleo y destruye puestos. Contrario a lo que se ha querido relatar, no existe una ola masiva de despidos. En el primer trimestre del año hubo un incremento de 6000 ocupados en el sector privado formal. Así, el mercado se encuentra estable en valores similares a los de los últimos cuatro años. Este estancamiento no es parejo: mientras que en la construcción hubo una caída de cerca de 20 .000 empleos, en el sector agropecuario hubo un aumento de esa misma cantidad, y en varios servicios crecieron las dotaciones.
Todos los meses se incorporan y se desvinculan alrededor de 300.000 empleados. Por ejemplo, en el primer trimestre de 2015 se incorporaron 925.000 y se desvincularon 847.000. El mercado laboral es un organismo dinámico cuyo gran objetivo es crear oportunidades.
En el mandato kirchnerista hubo tres ocasiones donde las desvinculaciones superaron a las incorporaciones en más de dos trimestres: la recesión 2008-2009, una pequeña recesión en 2012, y una leve desmejora en 2014 por la devaluación de Axel Kicillof. En estos casos, con caída real de empleo, nadie del Frente para la Victoria pidió prohibir los despidos. Por el contrario, el diputado Héctor Recalde, principal impulsor de la iniciativa actual, declaraba en 2014 que una propuesta así "obstaculiza nuevas contrataciones".
Este proyecto de ley es un cepo al trabajo, como la restricción a la compra de moneda extranjera resultó un cepo al capital. Así como, con el cepo cambiario, nadie transformó un dólar en pesos, con el cepo al trabajo ningún pequeño empresario querrá contratar. Y así como el cepo cambiario incentivó el mercado negro, en este caso se incentivará la informalidad. El cepo cambiario le costó al país dos millones de puestos laborales. ¿Cuánto le costará este cepo aplicado al factor humano?
Desde hace cuatro años, la movilidad laboral se viene paralizando. Aprobar el proyecto agravará eso.
Las políticas económicas actuales generan las condiciones para el empleo. La salida del cepo, el arreglo con los holdouts, la transparencia en la obra pública, el ordenamiento del BCRA, la reducción de impuestos y la actualización de tarifas fueron medidas necesarias para darle dinamismo a la economía. Parte de la oposición, con gran cinismo, busca frenar el efecto positivo que esas medidas tendrán sobre el mundo del trabajo. El Gobierno, en cambio, propone un plan de Primer Empleo que fomentará el trabajo formal, con mayor impulso para las pymes.

El autor es subsecretario de Políticas, Estudios y Estadísticas Laborales


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Es necesario frenar los despidos para evitar una mayor crisis social

Claudio Lozano


Declarar la emergencia ocupacional, prohibir los despidos sin causa y establecer la doble indemnización es una imperiosa necesidad para la Argentina de hoy. Un mercado laboral que no crea empleo, que tiene el 50% de su población en situación de informalidad, un 34% de pobres y un 60% de los hogares con dificultades para llegar a fin de mes, es un mercado laboral en emergencia.
En ese contexto se debe ubicar la necesidad de una política que frene despidos con el objeto de evitar la profundización de la crisis social. Se ha dicho que una norma de esta naturaleza impediría la creación de empleo. Falso. Entre 2002 y 2007 rigió la doble indemnización y sin embargo se crearon cerca de tres millones de puestos de trabajo. Se creó empleo porque creció la actividad económica. Hoy estamos ante la destrucción de puestos porque la política puesta en marcha por el Gobierno ha colocado a la economía en recesión.
La segunda mentira oficial fue decir que en el lapso del último año se crearon 60.000 puestos de trabajo. Este dato se basa en oscuras fuentes informativas de funcionarios que parecen haber olvidado el reclamo de transparencia que le hacían a la gestión anterior. No es posible establecer la procedencia de los números que justificarían las afirmaciones hechas por el Presidente. Ni la Encuesta Permanente de Hogares del Indec, ni el Ministerio de Economía, ni la AFIP han publicado datos de 2016 referidos al empleo. La Encuesta de Indicadores Laborales del Ministerio de Trabajo solo considera la evolución -hasta marzo-, de los trabajadores registrados de empresas de más de diez personas, de algunos centros urbanos, sin considerar ni al sector primario ni al público.
Además, el Gobierno hizo trampa al presentar la información, ya que si la mensualizamos con su misma y precaria metodología, la comparación noviembre 2015-marzo 2016 indica la destrucción de 26.000 puestos. Prohibir el despido sin causa es una herramienta necesaria en un contexto en el que se superan los 100.000 casos en el sector público y hay cada vez más en el privado; en un contexto donde los salarios han perdido 15% en términos reales y en el cual se han generado un millón de pobres más. Prohibir los despidos sin causa es una herramienta eficaz si es que hay intención de replantear la situación vigente y relanzar la actividad productiva. No lo es para aquellas estrategias que entienden que la recesión es el modo de domesticar los precios y que el desempleo es el modo de disciplinar las demandas de los trabajadores.
El autor es economista y dirigentede Unidad Popular

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