domingo, 25 de marzo de 2018
LA PÁGINA DE JUAN CARLOS DE PABLO
Juan Carlos de Pablo
El Congreso Nacional, vía legislación, intentará eliminar la diferencia salarial que se verifica entre las mujeres y los hombres. Para no aumentar los problemas que ya existen, los legisladores deberían analizar, con ayuda de expertos en la materia, a qué se debe la referida brecha. Si se trata de discriminación pura, la legislación servirá; pero si existen razones genuinas, forzar la igualdad salarial afectará la demanda de trabajo de las mujeres. ¿Incluirá la legislación en marcha un cupo femenino en la actividad privada?
Al respecto entrevisté a la norteamericana Barbara Rose Bergmann (1927-2015), pionera en el estudio de la economía de los géneros. "No serás nadie sin un hombre, me dijo mi madre, y esto les dio más fuerza a mis inclinaciones feministas", declaró en 2004. Observó que generalmente las mujeres resultan excluidas de los puestos de trabajo mejor pagados (ejemplo: los varones son médicos; las mujeres, enfermeras) y que la segregación ocurre aun dentro de un mismo sector: los mozos son varones en los restaurantes donde las propinas son mayores; las mujeres trabajan en los restaurantes más baratos.
Entusiasta de las políticas de acción afirmativa, fue cofundadora de la Asociación Internacional de Economía Feminista. Al igual que Alan Coddington, Friedrich List, Karl Schlesinger y Henry Calvert Simons, se suicidó.
-Dada su actividad profesional,me imagino que estará entusiasmada por lo que hoy se está planteandoen la Argentina.
-Lo estoy.
-De manera que, si fuera diputadao senadora, aprobaría la legislación que en el plano laboral equiparaa las mujeres y a los hombres...
-No necesariamente.
-¿Qué quiere decir?
-Que, como bien dijo Alfred Marshall, quien quiera mejorar la realidad tiene que poner la cabeza fría al servicio del corazón caliente. Lo cual, en este caso, significa que antes de legislar la igualación de las remuneraciones según género hay que preguntarse por la razón de la diferencia.
-¿A qué se refiere?
-En un país en el cual para determinado puesto de trabajo a igual salario a los empleadores les resultara indiferente emplear mujeres u hombres, pero en el cual "por tradición o machismo" las primeras ganan menos que los segundos, una ley que fuerce a pagar lo mismo puede resolver el problema. Pero ¿qué pasaría si la diferencia salarial según género tuviera algún fundamento real?
-¿Por ejemplo?
-En una familia donde tanto el marido como la mujer trabajan, si de repente algunos de los hijos necesita atención médica, es mucho más probable que la madre se haga cargo del problema. Ergo, cabría esperar mayor ausentismo femenino que masculino. Totalmente justificado, a la luz del problema; pero que le complica la vida al empleador.
-¿Es el único motivo?
-Indiqué uno, debe haber varios. Como de costumbre, no se trata de imaginar en abstracto, sino de contar con información específica. Antes de aprobar la ley, los legisladores deberían documentarse con personas idóneas.
-Igual remuneración por igual trabajo suena justo...
-Lo es, pero recordemos que el régimen de asalariado no remunera por unidades producidas, sino por tiempo. Una mujer y un hombre que en su casa elaboran igual número de unidades de un producto deberían cobrar igual contra la entrega de dichos productos. El régimen de asalariado está sujeto a otros riesgos.
-También habría que igualar las oportunidades laborales.
-No me lo tiene que recordar a mí, que fui pionera en el estudio de esta cuestión. Pero, otra vez, antes de legislar hay que averiguar el porqué de la situación actual.
-¿Qué ocurrirá si la diferencia salarial por género se debe a causas reales,no obstante lo cual se aprueba la ley?
-Lo mismo que cuando se aprueba una ley que congela los alquileres: los inquilinos muy contentos, pero quienes pensaban alquilar se encuentran con que desapareció la oferta de la noche a la mañana. Las mujeres podrían tener mayores dificultades para conseguir empleo.
-¿Y si para solucionar esto en el sector privado se impone un cupo femenino?
-Se inducirá la informalidad laboral, que no es precisamente lo que tiene en la mente el legislador que quiere solucionar un problema.
-No la veo muy entusiasmada...
-Al contrario, estoy colaborando para que una causa genuina no se estropee por una implementación apresurada o utópica. En la práctica tiene que haber casos de discriminación lisa y llana, y en estos es posible avanzar con un cambio en la legislación. En otros casos la razón de ser de la diferencia salarial es real y, por consiguiente, no se corrige con una simple ley, sino avanzando en las causas de la referida discriminación.
-Última pregunta, y seguramente inquietante para los asalariados varones. Si se aprobara una ley que igualaralos salarios según género, ¿qué ocurriría con la remuneración de los varones?
-Buen punto. No partan de la base de que subirá el salario femenino y se mantendrá el masculino, es decir que la corrección saldrá del bolsillo de los empleadores. Si la ley impide la reducción del salario nominal de los varones, la equiparación generará un aumento de los precios.
-Doña Barbara, muchas gracias.
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