miércoles, 28 de marzo de 2018

LA PÁGINA DEL MORDAZ


LA DIGNIDAD DE HOWARD FAST
Cuando Howard Fast escribió Espartaco, en la dedicatoria dirigida a sus hijos señaló: “Los héroes de esta historia albergaron el ideal humano de la libertad y la dignidad del hombre y vivieron noble y honradamente. Lo he escrito para, que aquellos que lo lean –mis hijos y los hijos de otros– adquieran gracias a él fortaleza para afrontar nuestro turbulento futuro y puedan luchar contra la opresión y la injusticia, de modo que el sueño de Espartaco llegue a ser posible en nuestro tiempo.”
En la dedicatoria hay todo un mensaje de esperanza hacia un mundo mejor donde pudiera imperar la justicia, porque Fast escribió esta obra estando en la cárcel. Su delito no estaba tipificado en los anales de la justicia norteamericana, lo habían encarcelado por razones políticas, peor aún, por mantenerse incólume en la defensa de sus ideales. Corría el año 1951 correspondiente a la época más oscura de Estados Unidos: el macartismo, que con Edward Hoover como director del FBI, formaron una dupla que convirtió a la sociedad norteamericana en un estado policial.
Para llegar a este momento que fue el peor en la vida de Fast y de no pocos de sus compatriotas, veamos un recorrido de su existencia. Nació en Nueva York en 1914 de padres judíos inmigrantes. La precaria situación de la familia hizo que antes de llegar a la adolescencia trabajara de diarero, mientras que en sus momentos libres devoraba libros de la biblioteca de la ciudad.
Publicó su primera novela, Dos Valles, a la edad de 18 años y pronto se inclinó hacia el género de novelas históricas y entre ellas se destaca Mis gloriosos hermanos, la lucha de los hermanos macabeos contra la opresión griega que por el significado de la temática fue una antelación de Espartaco.


Howard Fast (1914-2003)
Cuando en 1939 finalizó la Guerra Civil Española, a los derrotados republicanos les quedaban dos opciones: entregarse para ser fusilados o trabajar en esclavitud o cruzar los Pirineos para refugiarse en Francia escapando de la feroz dictadura franquista. Fast participó activamente en la organización “Comité de Ayuda a los Refugiados Antifascistas” (Joint Antifascist Refugee Comittee) que ayudó a un grupo importante que se había radicado en Toulouse, muchos de ellos enfermos o heridos. La organización recaudó dinero con el que compró un convento abandonado y los cuáqueros colaboraron con la asistencia humanitaria.
En esa época había un impresionante apoyo a la causa de la España republicana entre la gente de buena voluntad, y entre ellos figuraba Fast junto con numerosos ciudadanos norteamericanos que enviaron dinero para alimentación y medicamentos de los refugiados. En 1944 se hizo miembro del Partido Comunista de Estados Unidos con lo que resultó un blanco fácil para que poco después el senador Joseph McCarthy y Edward Hoover, creadores de un engendro punitivo denominado Comité de Actividades Antinorteamericanas, arrastraran a Fast ante los estrados judiciales.
McCarthy le exigió que denunciara a todos los que colaboraron con el Comité de Ayuda a los Refugiados Antifascistas, a lo que este se negó. Cuando se enfrentó a McCarthy en una de las audiencias del Senado, logró desesperarlo de tal manera al explicarle minuciosamente la historia estadounidense, que éste lo interrumpió gritándole: ¡Vaya y escriba un libro! Fast le hizo caso y mientras estuvo entre rejas durante 3 meses condenado por desacato, escribió Espartaco.
Nadie salió en su defensa, periodistas y escritores guardaron un temeroso silencio y Fast entró en la lista negra, lo cual significaba que una vez libre no podría editar ninguna obra. Tal era el miedo imperante en la sociedad del país de la estatua de la Libertad, que sus libros fueron retirados de las bibliotecas públicas, aunque no se llegó al extremo de quemarlos como durante la Inquisición española.
Los directores de 7 editoriales, amenazados por Hoover, se negaron a publicar Espartaco. El director de Doubleday, George Hecht, salió furioso de la reunión del comité editorial y telefónicamente se comunicó con Fast diciéndole que nunca había asistido a un acto de semejante cobardía, pero agregó que estaba dispuesto a comprarle 600 ejemplares si lo publicaba por su cuenta.
Espartaco tuvo un éxito rotundo y se vendieron más de cuarenta mil ejemplares en tapa dura, y finalizado el macartismo, se editaron millones más y con el tiempo fue traducido a 56 idiomas. Diez años después, el actor Kirk Douglas convenció a los estudios Universal Pictures para que rodaran la adaptación cinematográfica dirigida por Stanley Kubrik y que fue éxito de taquilla.

Espartaco por Denis Foyatier. Museo del Louvre.
Espartaco es la epopeya de un hombre que luchando por su libertad organizó un ejército de irregulares en el año 73 a. C. que logró poner en jaque al Imperio Romano. Encabezó una gigantesca rebelión de los esclavos contra la República en los años finales de ésta. Sobre su obra Fast señaló: “Escribí esta novela porque creo que es una historia importante en el momento que nos ha tocado vivir. No se trata de establecer mecánicamente un paralelismo, sino que de este episodio se puedan extraer esperanzas y fuerzas, y resaltar el hecho de que Espartaco no vivió sólo para su tiempo, sino que su figura constituye un ejemplo para la humanidad de todas las épocas. He escrito este libro para infundir esperanzas y valor a quienes lo lean, y durante el proceso de su escritura yo mismo me sentí con más ilusiones y más coraje.”
Fast es autor de El ciudadano Tom Paine, Max, la mejor novela sobre los magnates de Hollywood, Torquemada, El caso Winstony siempre atento a luchar contra las injusticias escribió La pasión de Sacco y Vanzetti, una leyenda de Nueva Inglaterra.
En el ‘56, después de los acontecimientos de Hungría, rompió con el comunismo oficial y escribió un libro inquietante, El dios desnudo. No estaba en contra de la filosofía comunista sino contra la paranoia de Stalin y su régimen de terror. A partir de entonces Fast pasó a tener dos enemigos: los fascistas y los estalinistas.
Con su característica capacidad de provocación, en los años 80 volvió a la carga con La confesión de Joe Callen, una historia sobre los manejos sucios, las guerras secretas de la CIA en Centroamérica en apoyo de las dictaduras venales que cedieron soberanía y otorgaron todo tipo de concesiones a ciertas empresas norteamericanas.
Howard Fast fue un inagotable escritor que llegó a publicar más de 80 libros, además de cuentos cortos, guiones para la televisión y comentarios periodísticos. Tanto su vida personal como su obra expresan la lucha por la justicia y el deseo de un mundo mejor. En 1972 había dicho: “Creo que el punto de vista filosófico de una persona tiene poco significado si no está acompañado por la acción”.

E
ric Homberger. Howard Fast. The Guardian 14/03/2003.
Paco Ignacion Taiblo II. La muerte de Howard Fast, el escritor de Espartaco. Página 12, 16/03/2003.
Howard Fast. Espartaco. Introducción al libro. Biblioteca digital.http://www.ladeliteratura.com.uy/biblioteca/espartaco.pdf
Mervin Rothstein. Howard Fast, 88, best seller novelist, dies. The New York Times 13/03/2003.

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