jueves, 29 de marzo de 2018

ARTE- DOLOR: LA GUERRA DE COLOMBIA


Una muestra que viaja hasta el dolor de la guerra en Colombia
Erica Diettes, artista visual colombiana, expone por primera vez su obra en la Argentina
"Relicarios" es una obra "en duelo". Eso asegura Ileana Dieguez, investigadora de la Universidad Autónima Metropolitana de la Ciudad de México en el programa de mano que puede encontrar cada asistente que se acerque a esta notable muestra montada en el Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti(Avenida del Libertador 8151) que se podrá visitar, con entrada libre y gratuita, hasta el 20 de mayo.
 Gentileza Centro Cultural Haroldo Conti
Es una buena definición para esta instalación de 165 cubos de tripolímero de caucho, de 30 x 30 x 12 centímetros cada uno, que atesoran diferentes testimonios de la inusitada violencia provocada por una guerra interna que duró cincuenta años en Colombia. A cargo de la curadora Luciana Delfabro, la exposición se lleva a cabo en el marco de la Conferencia Internacional sobre Archivos y Derechos Humanos en Argentina, organizada por el Centro Internacional para la Promoción de los Derechos Humanos (CIPDH, Argentina), Swisspeace (Suiza) y el Centro Nacional de Memoria Histórica (Colombia).
El costoso proceso de paz que el presidente Juan Manuel Santos acordó con los líderes de las FARC en 2016 después de una serie de diálogos llevados a cabo en Oslo y La Habana parece estar encaminado, a pesar del resultado del plebiscito de ese mismo año, en el que ganó la postura de quienes lo cuestionaban. Uno de los asuntos más conflictivos es el de la determinación concreta de quiénes pueden catalogarse como "víctimas" de los enfrentamientos armados que sacudieron al país durante tantos años y en el que claramente la guerrilla, el Estado y los paramilitares apelaron a la violencia como argumento.
Fotografías y documentos también forman parte de la muestra Gentileza Centro Cultural Haroldo Conti
"Yo trabajé varios años con víctimas y dolientes del conflicto armado. Estuve muy cerca de familiares de personas desaparecidas y de gente que ha sufrido homicidios, secuestros, violencia sexual y otros tipos de abusos", cuenta Erika Diettes, la autora de "Relicarios", artista visual y comunicadora social recibida en Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá. Hija de un general retirado de la Policía colombiana, sufrió de muy cerca el horror. Su padre estaba en servicio activo en la época en la que el famoso narcotraficante Pablo Escobar les puso precio a las cabezas de los varios hombres de las fuerza de seguridad de su país. "Hoy eso parece un chiste de la serie Narcos, pero fue verdad. Crecí en un país muy violento y aterrorizada por el destino de mi familia", asegura Diettes, quien también vivió un tiempo en los Estados Unidos, cuando su padre fue asignado como agregado policial en la Embajada de Colombia en Washington. "Cuando volvimos a Colombia nos enteramos por la televisión que el hermano mayor de mi madre, que era abogado y director de una prisión, había sido asesinado en un atentado perpetrado por la guerrilla. Yo tenia 17 años y quedé realmente muy impactada. No es fácil crecer en un ambiente donde el miedo es lo más normal".
"Relicarios" fue inaugurada originalmente en el Museo de Antioquia justo en la época en la que el plebiscito de 2016 determinó que la mayoría de los colombianos (por un margen muy pequeño, es cierto) que votaron no estaban de acuerdo con las condiciones que se habían establecido para el acuerdo de paz. Antioquia es un departamento del noroeste de Colombia donde el "No" se impuso con claridad.
Vestidos, zapatos y objetos de uso personal cotidiano que entregaron sobrevivientes de la violencia en Colombia se exhiben embalsamados Gentileza Centro Cultural Haroldo Conti
El largo y comprometido trabajo de Diettes dio como resultado una especie de cartografía del dolor que embargó a personas de todo el territorio colombiano que vivieron intensamente los asesinatos, las desapariciones, los secuestros y los reclutamientos forzados que fueron moneda corriente desde los años 60 hasta no hace mucho. La artista recogió vestidos, zapatos, fotografías, documentos y objetos de uso personal cotidiano (cepillos de dientes, peines, hebillas) que le entregaron sobrevivientes de una violencia que se transformó en tragedia colectiva. "Cada relicario es el recuerdo de una vida, de alguien que hizo algo en la vida", sintetizo muy bien uno de esos familiares. "Es como un entierro simbólico", sostuvo otro.
Todos los objetos fueron embalsamados, inicialmente protegidos por una primera capa que ayuda a conservarlos en buen estado. "Configuran un escenario de duelo público ante el cual se impone el deseo de que todos esos cuerpos que ya no están puedan ser recordados y despedidos", razona la profesora Dieguez.
"Llevo muchos años trabajando con grupos de víctimas y dolientes -revela Diettes-. "Relicarios" es la consecuencia de obras anteriores como "Río abajo", que recogía testimonios de familiares de personas desaparecidas que me prestaban algún objeto de sus seres queridos, y "Sudarios", una serie de veinte retratos de mujeres que fueron testigos de distintas masacres. Esas mujeres fueron obligadas a ver la muerte y la tortura de sus seres queridos porque la idea era aleccionar a la población. Son todas historias muy conmovedoras. Una de las mujeres que colaboró con Relicarios guardaba la camisa que llevaba puesta su marido cuando fue asesinado por la guerrilla. Estaba llena de sangre. Y también había conservado durante años los cascos de las balas escondidos dentro de una almohada. Cuando decidió participar, lavó las prendas y sacó las balas y me entregó todo. Obviamente todo este proceso se hizo con el apoyo de especialistas en apoyo psicosocial y trabajo de duelo como Nadis Londoño. Trabajar en los territorios del dolor todo es un desafío".

A. L.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.