jueves, 15 de noviembre de 2018

HISTORIAS DE HORROR Y DE MUERTE, ...QUE NO CONCLUYÓ


La trama judicial
El crimen de Candela, a 7 años: enigmas y certezas de un caso que conmocionó al país
Hubo tres condenas y se espera el segundo juicio. El papel de la familia de la nena.

Carola Labrador y el retrato de su hija asesinada, Candela Sol Rodríguez (11), durante el juicio en el que hubo tres condenas. (Diego Díaz)
Candela Sol Rodríguez tenía 11 años la mañana del 22 de agosto de 2011 cuando, aprovechando el feriado, salió de su casa de Villa Tesei (partido de Hurlingham) para ir con unas amigas a un encuentro scout.
Su inmediata desaparición y la inmensa difusión que tuvo el caso lo convirtieron en tema nacional muy rápidamente. El hallazgo de la nena dentro de una bolsa, desnuda, violada y muerta el 31 de agosto terminó destapando una olla en la que había de todo: piratas del asfalto, narcos de San Martín, policías corruptos y funcionarios ineficientes al borde de lo increíble.

En ese contexto pasaron muchas cosas. Algunas encontraron explicación en los siete años que transcurrieron desde el crimen. Pero otros misterios persistieron. Hoy, cuando ya hay tres condenados en un juicio oral y otros cuatro esperando debate, tal vez una de las incógnitas más complejas del caso tenga que ver con el papel de la propia familia de Candela. Lo que sabe, lo que supo y lo que calló.
Sobre todo "Juancho" Rodríguez, el padre de la nena, quien al momento del secuestro estaba preso por pirata del asfalto y sobre el cual -según la Justicia- apuntaron como venganza los secuestradores.
Es imposible dudar del dolor y la desesperación de Carola Labrador, bramando por recuperar a su hija, su única hija mujer, yendo incluso al baldío donde fue tirada para reconocerla allí mismo, al lado del entonces gobernador Daniel Scioli y media cúpula de la Bonaerense.

Candela Sol Rodríguez tenía 11 años cuando fue asesinada.
Sin embargo, pocos olvidan las entrevistas que dio en la puerta de su casa, como hablándole a alguien a través de las cámaras de televisión. ¿A quién?
El 25 de agosto de 2011, Carola Labrador encaró a las cámara con tono firme y dijo: "Saben que los voy a encontrar. Saben quién soy yo, me conocen".
Dos días después, el 27, ya más desesperada, dijo: "Los que la tienen no la quieren devolver porque saben que se les acabó el tiempo. Muchachos, devuelvanlá, devuelvanlá a Candela. Ya están rodeados. Tienen la manzana rodeada, loco. Devuélvanme a mi hija".

Finalmente el 29 lanzó: "Falta poco, falta poco. Cande, ya llego, ya llego. Te amo hija".
Según los peritos que analizaron el cuerpo de la nena, fue asesinada entre las 20.30 de ese 29 de agosto de 2011 y las 8.30 del día posterior. Habían abusado de ella pero no tenía marcas de ataduras ni otros signos de haber permanecido cautiva en situación de estrés. La hipótesis de la Justicia es que la capturó y la mantuvo oculta alguien que ella conocía.
"El Topo" y compañía
Un papel central en la historia, al menos en la que reconstruyó la Justicia, fue el de Héctor "El Topo" Moreyra. A este buchón policial y amigo de la infancia de "Juancho" Rodríguez, el fiscal del caso le atribuye dos acciones centrales:
1) Haber secuestrado a Candela aprovechándose que la conocía. Para esto necesitó la ayuda del marido de su sobrina, el policía bonaerense Sergio Fabián Chazarreta, que puso la camioneta Ford EcoSport negra en la que la interceptaron.

2) Haber convencido al narco Miguel Ángel "Mameluco" Villalba que había sido "Juancho" Rodríguez quien lo había entregado a la Policía Federal. De hecho, "Mameluco" fue capturado 12 días antes del secuestro de la nena y en el primer juicio del caso, al declarar como testigo, canchereó: "No hubo orden de matarla, no era la intención. El que la tenía estaba drogado y se le fue la mano". Pero negó cualquier vinculación suya con el caso.
El propio "Juancho" Rodriguez (antes de que apareciera muerta Candela) aportó algunos datos en este sentido. El más importante: dijo que un compañero de cárcel le había contado que "El Topo" Moreyra andaba diciendo por ahí que él, "Juancho", marcaba narcos desde un helicóptero de la Federal. Luego de que apareciera muerta la nena, calló.
Todo este grupo de sospechosos (Moreyra/ Chazarreta/ Villalba) fueron indagados este año por el fiscal Mario Ferrario y se espera que pronto los eleve a juicio para ponerle fecha al debate de la llamada causa Candela 2.

A ellos se sumará el carpintero Néstor Altamirano, a quien se acusa de haber facilitado la casa de la calle Kiernan 992, donde la Justicia sostiene que Candela fue llevada en segundo término. El primer lugar de cautiverio habría sido la casa de Moreyra en San Martín, en una zona que coincide con la antena que tomó por última vez el celular de la nena.
El supuesto rol en el crimen de Altamirano tiene más que ver con el pelotón de acusados que fue condenado en septiembre del año pasado. A este sospechosos una apelación lo dejó rezagado.
Tres condenas
Como base de la investigación que terminó con "Mameluco" como autor intelectual del secuestro de Candela, la Justicia ya tiene tres condenas dictadas el 20 de septiembre de 2017.

Los condenados por el asesinato de Candela Sol Rodriguez: Hugo Bermudez, Leonardo Jara y Fabián Gomez.
Ese día los jueces del Tribunal Oral N° 3 de Morón sentenciaron a Hugo Bermúdez a prisión perpetua como el autor material del crimen.La misma pena le impusieron a Leonardo Jara, autor de las llamadas extorsivas recibidas por la familia de la nena. Gabriel Fabián Gómez fue considerado partícipe secundario (ayudó a buscar la casa de Kiernan) y por eso su pena fue sensiblemente menor: cuatro años.
El juicio comenzó a tratar de destrabar una historia en la que primó "un pacto de silencio" (según palabras de los jueces) y reinó el desmanejo y la corrupción.
Uno de los muchos ejemplos: una recompensa de 100.000 pesos fue cobrada por un hombre que, como estaba prófugo en otro caso, y no podía figurar con su nombre sin caer preso, hizo un pacto con el fiscal para que la que apareciera en el expediente fuera su hermana.
"En horas de la tarde, aproximadamente a las 15:30 del día 22 de agosto del año 2011, encontrándose Candela Sol Rodríguez, por entonces de 11 años de edad, en la esquina de su domicilio -Caseros y Bustamante de Villa Tesei, partido de Hurlingham- fue abordada violentamente por tres sujetos", arranca el relato del fiscal.
Y sigue, con todos los pormenores: "La ingresaron contra su voluntad a una camioneta marca Ford, modelo Ecosport, color negra, con la patente trasera cubierta cuyo dominio posterior pudo determinarse, el que resultó ser FLA 198, que para ese entonces se encontraba registrada a nombre de Alicia del Carmen Cádiz, concubina del teniente primero de la Policía de la Provincia de Buenos Aires Sergio Fabián Chazarreta y sobrina de Héctor Moreyra".

El policía Sergio Chazarreta (de jeans y campera oscura), esta mañana en los Tribunales de Morón, al ser indagado por el crimen de Candela Rodríguez.

De acuerdo al planteo fiscal, en la camioneta los secuestradores y la víctima (quien no se resistió porque conocía al "Topo") llegaron hasta "la zona de cobertura de la antena La Finita, partido de San Martín, zona dentro de la cual se encontraba el domicilio del nombrado Héctor Moreyra, más precisamente a escasos 400 metros de dicha antena", dice Ferrario y fija el cautiverio de Candela en esa zona al hasta el día 29 de agosto.
Es entonces donde aparece Gabriel Gómez, condenado a 4 años de prisión en el juicio que se llevo a cabo el año pasado. Gómez "se apersonó a la finca ubicada en la calle Kiernan 992, de Villa Tesei, a fin de constatar si este domicilio resultaba apto para ocultar a la menor. Fue así que finalmente se trasladó a Candela Sol Rodríguez a este último domicilio, en tránsito, en la madrugada del día 29 de agosto de 2011, habiendo habilitado el ingreso a dicha vivienda Néstor Ramón Altamirano, quien frecuentaba dicha morada y vivía a la vuelta de la misma", sostiene la acusación poniendo también en escena al carpintero que no fue a juicio en 2017 y ahora será indagado en esta nueva etapa.
Según el fiscal, Altamirano vivía "al lado del inmueble de la calle Charrúa 1069 de Villa Tesei que era frecuentado por Hugo Elbio Bermúdez (condenado a perpetua en el caso), quien en un lugar hasta el momento no determinado, pero entre las 20:30 del día 29 y 8:30 del día siguiente dio muerte a la menor " asfixiándola.
"El fatídico final -agrega la acusación- había sido anunciado por Leonardo Daniel Jara (también condenado ya a perpetua en el primer juicio) desde un teléfono público a las 22,41 del día 29 de agosto" .
El móvil narco
Hasta allí la secuencia de movimientos de la banda. Pero el planteo de Ferrario va más allá y explica por qué la nena fue secuestrada como una manera de "Mameluco" Villalba de vengarse de "Juancho" Rodríguez quien, él creía, había cobrado dinero de la Policía Federal para entregarlo.
En palabras del fiscal: "La organización criminal actuaba con una clara distribución de roles, encabezada por Miguel Ángel Villalba y cuyo objetivo, entre otros, fue obtener el dinero que erróneamente sus autores pensaban que había recibido el padre de la menor para haber entregado al nombrado Villalba a las autoridades policiales, actividad ésta efectivamente realizada por Héctor Moreyra, quien informaba a distintas agencias de seguridad todo lo relacionado con el narcotráfico de San Martín".
Villalba -uno de los prófugos más buscados del país- había sido detenido 12 días antes de la desaparición de Candela. Los testimonios de la causa indican que lo entregó Moreyra. Según la fiscalía, éste intentó alejar las sospechas sobre él, apuntándole al papá de Candela, por entonces preso por piratería del asfalto.


Carola Labrador, madre de Candela Sol Rodríguez, la niña de 11 años secuestrada y asesinada en 2011 en Hurlingham.
"Moreyra tuvo activa participación el el desarrollo de los hechos investigados, ya sea en la captación de la menor desde el conocimiento que éste tenía de la misma; su cautiverio en la zona de San Martín, donde vivía, llevaba a cabo sus actividades delictuales y mantenía relaciones promiscuas con las fuerzas de seguridad, las cuales le garantizaban impunidad y le permitían tener conocimiento del curso de la investigación", concluye Ferrario.
V. M.

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