El recuerdo de un festival fundacional
Como toda mitología, la historia oficial de los orígenes del rock argentino tiene su propia geografía, y muchas veces parece quedar resumida en ese corredor que va desde La Cueva -av. Pueyrredón 1723, donde actualmente funciona un estacionamiento-, hasta La Perla de Once, en la esquina de Pueyrredón y Rivadavia. O, más específicamente, hasta el baño de La Perla de Once. Donde, dice la leyenda, José Antonio Iglesias, Tanguito, compuso “La balsa”.
Sin embargo, a pocas cuadras de esa ruta, en el barrio porteño del Abasto, a metros del viejo mercado, funcionaba -aún funciona- el Teatro de la Fábula. Fue allí, durante tres noches de 1966, que Miguel Grinberg organizó Aquí, allá y en todas partes.
“Con Susana Salzamendi y Carlos Mellino (también parte del cuarteto The Seasons) pensamos en hacer un espectáculo-concierto en alguna sala pequeña, como historia del rock and roll”, recordó esta leyenda viviente de la contracultura y la poesía, pionero de la ecología y el pensamiento espiritual alternativo en 80 preguntas a Miguel Grinberg, el libro que Gourmet Musical editó en 2017, para celebrar su octogésimo cumpleaños.
En el Reducto de la Flor Solar (Lambaré 1080) funcionaba la revista Eco Contemporáneo. Ese depósito de cueros del taller de marroquinería familiar, pasó a ser la sala de ensayos para el concierto. Bautizado como el tema de Los Beatles, el festival tuvo sus primeros nombres: Moris, Tanguito y Javier Martínez fueron los primeros convocados.
“No recuerdo quién trajo a Bob Vincent (Alberto Pezzi) que cantaba los temas de Bob Dylan”, relató Grinberg. “Como Morgan X yo aportaba folk-songs de la lucha por los derechos civiles de los negros en Estados Unidos. Melloni trajo a Susana Renzulli que cantaba como Joan Baez, pero que estrenó los temas de Facundo Cabral (ex Indio Gasparino). Alquilamos el teatro por tres fechas y nos largamos a pegar cartelitos en todas las librerías céntricas y muchas columnas de alumbrado callejero.”
Poco antes de los conciertos, Javier Martínez se dio de baja. Grinberg pretendía que ensaye y el baterista, cantante y compositor se ofendió: “Los genios no ensayan”, argumentó antes de mandarse a mudar. Se perdió la sesión de fotos de prensa que Booby Curto realizó un mediodía en la Plaza Roma, ubicada junto al Luna Park.
“Teníamos todo el tiempo la vivencia de que estábamos dándole el puntapié inicial a algo importante”, evocó Grinberg. Sin embargo, sólo dos críticos fueron de la partida. Edmundo Eichelbaum del diario El Mundo (que, según recuerda Grinberg, les tomó un poco el pelo) y Bonnie Tucker, del Buenos
Aires Herald, que ponderó el espectáculo de principio a fin. “Además de los habitués cueveros, vinieron a escucharnos chicos y chicas que estaban en sintonía con la beatlemanía y no podían creer que hubiera gente en la Capital sintonizada con algo de corte generacional. La consigna fue: «Debemos dar nuestro amor únicamente a seres fértiles»”, concluyó. A fines de 2016 , cuando se cumplían 50 años de esa serie de recitales de música y poesía, Juan Ravioli se propuso armar Aquí, Allá y en Todas partes, un tributo que incluye versiones de aquellas canciones inicáticas, revisitadas por artistas contemporáneos que, con espíritu nostálgico y revisionista, rescatan algunas de esas canciones que sonaban en medio de esas tertulias didácticas, donde los pioneros del incipiente rock nacional compartían sus conocimientos sobre el género. No es un proyecto aislado. Desde los dos volúmenes de Album para la juventud (2006 y 2009), desarrolló un estilo encantador, conectado con esas canciones seminales del rock argentino.
“Teníamos la vivencia de que estábamos dándole el puntapié inicial a algo importante”, evocó Grinberg
“La mejor manera que encontré para hacerlo fue convocando a artistas que andaban dando vueltas, proponerles hacer una canción y luego elegir una locación, fijar un día y así grabar la nueva versión en audio y video. Así, empecé a registrar nuevas versiones de aquellas viejas canciones con total libertad, interpretadas por diversos artistas en diferentes lugares y en su mayoría en vivo”, explica Ravioli. Parte de ese registro se edita ahora en formato vinilo, con el apoyo del Inamu.
“No recuerdo quién trajo a Bob Vincent (Alberto Pezzi) que cantaba los temas de Bob Dylan”, relató Grinberg. “Como Morgan X yo aportaba folk-songs de la lucha por los derechos civiles de los negros en Estados Unidos. Melloni trajo a Susana Renzulli que cantaba como Joan Baez, pero que estrenó los temas de Facundo Cabral (ex Indio Gasparino). Alquilamos el teatro por tres fechas y nos largamos a pegar cartelitos en todas las librerías céntricas y muchas columnas de alumbrado callejero.”
Poco antes de los conciertos, Javier Martínez se dio de baja. Grinberg pretendía que ensaye y el baterista, cantante y compositor se ofendió: “Los genios no ensayan”, argumentó antes de mandarse a mudar. Se perdió la sesión de fotos de prensa que Booby Curto realizó un mediodía en la Plaza Roma, ubicada junto al Luna Park.
“Teníamos todo el tiempo la vivencia de que estábamos dándole el puntapié inicial a algo importante”, evocó Grinberg. Sin embargo, sólo dos críticos fueron de la partida. Edmundo Eichelbaum del diario El Mundo (que, según recuerda Grinberg, les tomó un poco el pelo) y Bonnie Tucker, del Buenos
Aires Herald, que ponderó el espectáculo de principio a fin. “Además de los habitués cueveros, vinieron a escucharnos chicos y chicas que estaban en sintonía con la beatlemanía y no podían creer que hubiera gente en la Capital sintonizada con algo de corte generacional. La consigna fue: «Debemos dar nuestro amor únicamente a seres fértiles»”, concluyó. A fines de 2016 , cuando se cumplían 50 años de esa serie de recitales de música y poesía, Juan Ravioli se propuso armar Aquí, Allá y en Todas partes, un tributo que incluye versiones de aquellas canciones inicáticas, revisitadas por artistas contemporáneos que, con espíritu nostálgico y revisionista, rescatan algunas de esas canciones que sonaban en medio de esas tertulias didácticas, donde los pioneros del incipiente rock nacional compartían sus conocimientos sobre el género. No es un proyecto aislado. Desde los dos volúmenes de Album para la juventud (2006 y 2009), desarrolló un estilo encantador, conectado con esas canciones seminales del rock argentino.
“Teníamos la vivencia de que estábamos dándole el puntapié inicial a algo importante”, evocó Grinberg
“La mejor manera que encontré para hacerlo fue convocando a artistas que andaban dando vueltas, proponerles hacer una canción y luego elegir una locación, fijar un día y así grabar la nueva versión en audio y video. Así, empecé a registrar nuevas versiones de aquellas viejas canciones con total libertad, interpretadas por diversos artistas en diferentes lugares y en su mayoría en vivo”, explica Ravioli. Parte de ese registro se edita ahora en formato vinilo, con el apoyo del Inamu.
La cara A está destinada a tres clásicos: “La balsa” (Nebbia/tanguito) por el trío Las Diferencias; “Natural” el clásico de Tanguito revisitado en clave extensa e hipnótica por Coca de Vidrio, un dream team integrado por Daniel Melingo, Muhhammad Habibi, David Fernández y el propio Ravioli; y “Mi querido amigo Pipo”, esa oda a la amistad y la porteñidad que Moris le dedicó al poeta y periodista Pipo Lernoud, llena de emoción.
El lado B, con piezas de Moris y Tanguito menos transitadas (“No vuelvas”, “Soldado”) incluye el aporte de Fabricio Morás, Banda Argentina, Nina Polverino y Carlos Cutaia y el dúo de electrónica artesanal Telesescuela Técnica. Un justo homenaje a los pioneros, con el mismo espíritu: urgente, poético y romántico.
H. I.
H. I.
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