domingo, 10 de mayo de 2020

EL GRAN ENIGMA


Coronavirus: ¿Cuánto falta realmente para tener una vacuna?
Investigadores trabajan en una potencial vacuna en los laboratorios Pfizer, en Pearl River, Nueva York 
NUEVA YORK.- La vacuna sería un arma definitiva contra el coronavirus y un pasaporte de regreso a una vida normal. El doctor Anthony Fauci, máximo experto en enfermedades infectocontagiosas del equipo de tareas contra el virus del gobierno de Donald Trump , estima que la vacuna puede tardar, por lo menos, entre 12 y 18 meses .
La triste verdad detrás de cualquier promesa alentadora es que la vacuna no está al caer . Pero si alguna vez fue importante acelerar el desarrollo de una vacuna, la ocasión es ésta. Y así es como podríamos lograr lo imposible.
Asumir que ya entendemos el coronavirus
En tiempos normales, los investigadores necesitan años para conseguir financiamiento, autorizaciones y resultados. Pero no estamos en épocas normales. Ya están siendo investigadas al menos 95 vacunas y 254 tratamientos relacionados con el coronavirus .
A pesar de la urgencia de una vacuna, los investigadores advierten que en Estados Unidos menos del 10% de los fármacos que llegan a la etapa de ensayos clínicos son aprobados por la Administración de Alimentos y Drogas . El resto fracasa por no ser efectivos, por no ser mejores que otros principios activos ya existentes, o por tener demasiados efectos colaterales.
Por suerte, estamos avanzados en la primera etapa del desarrollo de cualquier vacuna: la investigación. Los brotes de SARS y MERS, causados por coronavirus que son un 80% idénticos al Covid-19, impulsaron muchas investigaciones sobre este tipo de patógenos .
Según el biólogo celular Robert van Exan, ir demasiado rápido también tiene su costo. Exan dice que las potenciales vacunas contra el Covid-19 que hay en danza actualmente muy probablemente fallen , debido al apuro en la fase investigativa. Sin embargo, dice que "vale la pena tomar esos atajos, porque en una de esas alguien la pega."
Investigadores trabajan en una potencial vacuna en los laboratorios Pfizer, en Pearl River, Nueva York 
Avanzar "a velocidad pandémica" con los ensayos clínicos
Como regla, los investigadores no empiezan a probar vacunas experimentales en humanos hasta haber cumplido rigurosos controles de seguridad. "Si nos atenemos a la norma, no hay forma de llegar con una vacuna en 18 meses" , dice Akiko Iwasaki, profesor de inmunobiología de la Escuela de Medicina de Yale.
Esos tiempos pueden acortarse si se combinan varias fases y se prueba la vacuna en mucha más gente, y sin tanta espera. Y es en este punto del "atajo" que la línea de tiempo se choca la vida real: ¿Qué pasa si una vacuna muy prometedora termina haciendo que nos contagiemos más fácilmente o que los síntomas de la enfermedad sean más graves? Así pasó con varios medicamentos contra el sida y vacunas contra el dengue, debido a un efecto paradójico en el que la vacuna agrava la enfermedad por una reacción desmedida del cuerpo.
Si los primeros ensayos clínicos son exitosos, los organismos de control podrían emitir una resolución de emergencia para que el personal de salud y otros trabajadores esenciales puedan vacunarse de inmediato, y eso podría ser incluso antes de fin de año.
Preparar las fábricas desde ahora
Cuando tengamos una vacuna que funcione, las empresas tendrán que empezar a producir millones de dosis, sumadas a las miles de millones de dosis de otras vacunas que se producen anualmente contra otras enfermedades. Es una tarea colosal por donde se la mire.
Por lo general, para la fabricación de cada vacuna nueva, las empresas construyen laboratorios ad hoc, porque cada vacuna necesita equipamiento específico . Eso laboratorios siguen estrictos lineamientos que regulan el funcionamiento de las instalaciones biológicas. Su construcción suele insumir unos cinco años y cuestan el triple que una planta farmacéutica tradicional. Los fabricantes podrían acelerar este proceso reacondicionando instalaciones existentes mientras se realizan los ensayos clínicos , mucho antes de que la vacuna sea aprobada para su producción en masa.
"No pueden esperar", dice Iwasaki. "Si la vacuna resulta ser mala, no se la distribuye y listo. Pero al menos habrá capacidad de producción" si la vacuna funciona.
Los cálculos más optimistas esperan una vacuna para dentro de 12 o 18 meses 
Acelerar los procesos de aprobación
Imaginen que los científicos desarrollaron una vacuna efectiva, los laboratorios han fabricado inmensas cantidades de dosis, la gente está muriendo y la economía se hunde. Es tiempo de vacunarnos todos. Pero resulta que la aprobación suele tardar un año entero, durante el cual los científicos y comités asesores del gobierno revisan los resultados de los ensayos clínicos para asegurarse de que la vacuna sea eficaz y segura.
Si bien algunos pasos de la línea temporal de la vacuna pueden ser acelerados o directamente salteados, con la aprobación no es posible. El problema es que hubo tremendas experiencias sobre vacunas que no fueron probadas lo suficiente. En la década de 1950, por ejemplo, una partida de vacunas contra la polio que tenía defectos de fabricación fue aprobada en cuestión de horas: resultó contener una cepa del virus que no estaba del todo muerta, o sea que los vacunados contrajeron polio al vacunarse. Varios niños murieron.
De repetirse con el Covid-19, los efectos serían devastadores, por el espaldarazo que recibirían el movimiento antivacunas y los conspiracionistas de las redes sociales , interesados en generar disrupciones en la respuesta de la salud pública ante la pandemia.
¿Y si tarda todavía más que las peores predicciones?
El Covid-19 vive a la sombra del virus más combativo que nos haya tocado enfrentar: el HIV. Tras casi 40 años de investigación, esto es lo que tenemos para mostrar en cuanto a una vacuna contra el HIV: unos pocos ensayos clínicos en la fase tres, uno de los cuales terminó empeorando la enfermedad, y otro con una efectividad de solo 30%.
Los investigadores dicen que no esperan dar con una vacuna efectiva contra el HIV antes de 2030 , o incluso después, o sea 50 años después de la manifestación del virus.
Pero la historia del HIV nos da una luz de esperanza sobre cómo puede seguir la vida, incluso sin una vacuna. Los investigadores desarrollaron una batería de antivirales que disminuyeron la tasa de mortalidad y mejoraron la calidad de vida de los pacientes. Las drogas actuales, de hecho, logran disminuir tanto la carga viral que ya no resulta transmisible a través de las relaciones sexuales.
Más que una vacuna, por lo tanto, las drogas terapéuticas pueden modificar la lucha contra el Covid-19. La Organización Mundial de la Salud (OMS) lanzó en marzo una investigación global de fármacos para tratar el Covid-19. De ser exitosas, esas drogas reducirían las hospitalizaciones y acelerarían la recuperación de los enfermos que convalecen en sus casas, reduciendo a su vez la ventana temporal durante la cual pueden transmitir la enfermedad a otras personas.
Si sumamos todo eso a los testeos periódicos y rastreos de contactos, el horizonte futuro parece despejarse un poco. Combinados todos esos factores, la vida podría volver a la normalidad mucho tiempo antes de que estiremos el brazo para que nos inyecten una vacuna.
The New York Times
Traducción de Jaime Arrambide

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