lunes, 4 de enero de 2021

HISTORIA DEL ARTE Y LIBRE DE DERECHOS


Gran Hermano, Tarzán y los setenta balcones de Baldomero pasan a dominio público este año
George Orwell, autor de "1984" y "Rebelión en la granja", es uno de los grandes autores cuya obra queda libre de derechos
Desde este viernes 1 de enero, las obras de los autores fallecidos en 1950 pasan a dominio público, siempre y cuando las legislaciones de los países de origen de esos autores o de aquellos en los que se hayan dado a conocer sus obras tengan los mismos plazos que los de la ley local. Tanto en la Argentina como en la mayoría de los países de América del Sur, la Unión Europea y en Estados Unidos (con excepciones logradas por diferentes lobbies), las obras intelectuales están protegidas por ley por setenta años luego de la muerte de los creadores. Una obra intelectual o artística en dominio público está libre de exclusividad en su acceso y utilización.
En 2021, la obra del novelista y ensayista británico George Orwell, autor de la distopía totalitaria 1984 y de las crónicas de Sin blanca en París y Londres, entre otros títulos, y la del irlandés George Bernard Shaw, Premio Nobel de Literatura 1925 y autor de Pigmalión, Major Barbara y El hombre del destino, pasan a ser de dominio público. Otro británico cuyas obras estarán libres de derechos en 2021 es William Olaf Stapledon, creador de ficciones científicas como Hacedor de estrellas, Juan Raro y Sirio. La obra narrativa del hermano mayor de Thomas Mann, el alemán Heinrich Mann, también queda liberada de derechos económicos a partir de hoy. Mann es autor de las novelas El súbdito y El profesor Unrath azul, que fueron llevadas al cine.
Ocurre lo mismo con los libros del estadounidense Edgar Lee Masters, que además de la colección de poemas-epitafios reunidos en Antología de Spoon River publicó otros que no tienen versión en español (como Poems of People), obras teatrales y novelas. El poeta estadounidense John Gould Fletcher, amigo de Ezra Pound y Amy Lowell, también murió en 1950, igual que la poeta y dramaturga feminista Edna St. Vincent Millay, de la que se publicaron en español algunas pocas antologías. La obra narrativa del “padre” de Tarzán, el estadounidense Edgar Rice Burroughs, también pasa a dominio público.
Es probable que el nombre del italiano Cesare Pavese, poeta, narrador y ensayista, autor de El diablo en las colinas, Entre mujeres solas y Diálogos con Leucó, se vuelva a destacar en las librerías argentinas como ocurría décadas atrás. Su literatura es desde ahora de dominio público. También la sólida obra científica y ensayística del antropólogo y sociólogo francés Marcel Mauss, autor de estudios clásicos como Ensayo sobre el don, que inspiró a pensadores como Claude Lévi-Strauss, Jacques Derrida y Maurice Blanchot, y Ensayo sobre la naturaleza y la función del sacrifico. La obra del filósofo alemán Nicolai Hartmann, autor de los cinco tomos de Ontología y de La filosofía del idealismo alemán, entre otros títulos, corre la misma suerte.
La obra del narrador y poeta italiano Cesare Pavese entra en dominio público en 2021
De la Argentina, se pueden mencionar los nombres del escritor sanjuanino Juan Pablo Echagüe (conocido como Jean Paul y que dio a conocer las novelas Hechizo en la montaña y La tierra del hambre), del narrador y periodista Alberto Gerchunoff (autor de Los gauchos judíos y de la autobiografía Entre Ríos, mi país, entre otros libros) y del poeta e integrante de la Academia Argentina de Letras, el porteño Baldomero Fernández Moreno, que escribió los clásicos Ciudad y Setenta balcones y ninguna flor, y que fue fundador de una estirpe literaria que continuó su hijo, el poeta César Fernández Moreno, y actualmente su nieta, la escritora Inés Fernández Moreno. El talento personal trasciende las generaciones.
Las creaciones de tres notables artistas de otras disciplinas forman parte de la colección 2021 del dominio público. Son las del pintor y dibujante alemán Max Beckmann, que fue destituido como profesor durante el nazismo y su obra hoy integra las colecciones de destacados museos; el compositor alemán Kurt Weill, que hizo obras en colaboración con Bertolt Brecht y pasó sus últimos años en Estados Unidos (también a causa del ascenso del nazismo); y el gran coreógrafo y bailarín ruso Vaslav Nijinsky, creador de coreografías inolvidables, entre ellas, La siesta de un fauno y La consagración de la primavera.
El caso argentino
En la Argentina, el dominio público no es tan público. En simultáneo con el nacimiento del FNA, en 1958, se lo ha rebautizado “dominio público pagante” (DPP). Esto significa que al utilizar cualquier obra intelectual se está obligado a declarar ese uso ante el Fondo Nacional de las Artes (FNA) y a pagar un arancel, que retornará a los artistas contemporáneos a través de los beneficios que otorga la entidad, bajo la forma de becas, subsidios y préstamos.
Esta obligación se extiende a la utilización de todas las obras intelectuales (científicas, literarias y artísticas) de dominio público o a parte de ellas (incluido el título), que pueden ser tanto originarias (por ejemplo, cuando se reedita la novela de un autor) como derivadas, en adaptaciones, antologías o enciclopedias. Representantes de varias casas editoriales señalan que el FNA, con el fin de recaudar, hace a su favor una interpretación demasiado laxa de lo que se considera “obra derivada”. En opinión del abogado Lucas Rizzo Arrivillaga, especialista en derechos de autor, “el acento no debería estar puesto solo en la recaudación sino también en la valorización del patrimonio cultural”. Además de los derechos económicos, la ley de propiedad intelectual protege los derechos morales de los artistas y la integridad de sus obras.
Como se dijo, el DPP es una de las fuentes de ingreso del FNA. Las otras dos fuentes de ingresos del organismo provienen de lo obtenido por las tasas y multas de la ley de propiedad intelectual nº 11.723 e intereses de préstamos, aportes extraordinarios y títulos. En 2019, este organismo recaudó 195 millones de pesos gracias al DPP, una cifra mayor a la normal dado que se cobraron algunas deudas pendientes. Con ese dinero se pudo ampliar la oferta de becas de creación, circulación y promoción.
El uso de obras en dominio público con fines culturales o didácticos en lugares con libre y gratuito acceso de público donde no se incluya publicidad comercial paga o gratuita está exceptuado del pago de DPP. Para muchas disciplinas artísticas, como el cine, la música y el teatro, el agente recaudador del arancel es una entidad o asociación civil como Argentores, DAC o Sadaic. En el campo editorial, por el contrario, el que “cosecha” fondos es directamente el FNA.

http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA

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