viernes, 19 de marzo de 2021

MALOS ENEMIGOS..TE BUSCASTE KK..KK.


La Corte se unificó y no responderá los ataques del oficialismo
Sus integrantes lo resolvieron tras constatar la dificultad del kirchnerismo en avanzar con el juicio político en el Congreso y para nombrar a un nuevo ministro de Justicia

H. C.

Ricardo Lorenzetti ministro de la corte suprema Fue presidente del máximo tribunal y actualmente es un actor clave en una corte que toma decisiones de forma colegiada. Horacio Rosatti ministro de la corte suprema Fue designado en la corte durante el gobierno de mauricio macri, como rosenkrantz. inicialmente, fue por decreto, lo que le valió críticas. Elena Highton de Nolasco ministra de la corte suprema es la única mujer que integra la corte. el kirchnerismo pone el foco sobre su edad, porque tiene más de 75 años, límite para ser juez. |
La Corte Suprema de Justicia se fortalece. El Poder Ejecutivo y el Congreso en los últimos 15 días fueron a fondo: la descalificaron, pidieron públicamente la renuncia de uno de sus integrantes, le dijeron que son la cabeza de un poder “podrido” y que habitan en los arrabales del sistema democrático. El oficialismo dijo que había que iniciar juicio político a sus jueces. Y la Corte Suprema de Justicia no acusa recibo públicamente ni le sale al cruce con una respuesta.
Entiende que para la pelea hacen falta dos, y los miembros del tribunal no quieren el conflicto; pero, además, interpretan estas embestidas como la confesión de la incapacidad política del Gobierno para ir más allá. Si en la misma semana el presidente Alberto Fernández pidió la renuncia de Elena Highton de Nolasco y Leopoldo Moreau anunció el juicio político a la Corte y no pasó nada, es solo la evidencia de que no cuentan con los votos para avanzar.
La falta de pólvora política del oficialismo le da paz interna a la Corte, que en esta etapa postergó las intrigas palaciegas por la disputa en la sucesión de la presidencia, al menos en lo inmediato, y tiene la oportunidad de estrechar acuerdos que limen diferencias entre jueces. Siguen existiendo los disensos, pero prefieren atenuarlos, que se expresen con sordina, puertas adentro. Las trifulcas internas se atenuaron, ante la necesidad de enfrentar un problema superior.
“No se pelea con los antropófagos comiéndoselos”, repiten en los tribunales para contestar a la pregunta de por qué la Corte no sale a responder. Y, por otro lado, entienden cerca de los jueces que este silencio fortalece a la Corte y la diferencia de los otros poderes. Mientras desde el Congreso y la Casa Rosada se escuchan diatribas sin efectos concretos, desde el Palacio de Justicia salieron sentencias firmadas que echaron luz sobre las violaciones de los derechos humanos en Formosa, donde campea Gildo Insfrán desde hace más de 30 años apoyado por el Gobierno, o se confirman las condenas a Milagro Sala y Amado Boudou.
Criticaron a la Corte por el rechazo sin fundamentar de las apelaciones de Boudou. Pero después de que La Cámpora se manifestara frente a tribunales arrojando bolsas de basura, en reclamo por un fallo sobre Milagro Sala, la Corte
Después de la protesta de La Cámpora frente a tribunales en reclamo por un fallo sobre Milagro Sala, la Corte fundamentó en 16 carillas las razones por las que dejó firme la condena
El diálogo con el Gobierno está interrumpido fundamentó en 16 carillas las razones por las que dejó firme la condena por amenazas. Escuchó los reclamos y actuó en consecuencia.
Desde el Poder Ejecutivo y el Congreso el oficialismo no avanzó con la reforma judicial, no se instrumentaron los cambios sugeridos por la comisión de juristas convocada por el Presidente y, encima, el Gobierno exhibió su incapacidad para encontrar en una semana un ministro de Justicia que reemplace a Marcela Losardo. No es la misma Corte que le salió al cruce al kirchnerismo en 2013, cuando volteó la reforma judicial, o que en los discursos anuales de apertura del año judicial se plantaba como el poder que controla a los otros poderes del Estado, porque es el contramayoritario que no depende del voto popular. Esta carencia, que hace que el kirchnerismo deslegitime la autoridad del Poder Judicial, es su garantía de independencia.
No es esa Corte en que el presidente del tribunal concentraba el poder. Esta es una Corte colegiada, presidida por Carlos Rosenkrantz, en la que las decisiones dependen de una mayoría de tres jueces. De hecho, esta semana sobrevoló la idea de retomar la costumbre de inaugurar el año judicial, ocasión propicia para plantar bandera, pero la iniciativa no prosperó.
Sin diálogo
No hay diálogo con los otros poderes desde que Alberto Fernández llegó al gobierno. Losardo visitó la Corte una vez en un año y tres meses. Su antecesor, Germán Garavano, iba a cada rato. No siempre lo recibían en todos los despachos, pero allí estaba. También caminaba el cuarto piso Marcos Peña.
Esta tarea la cumplía en este gobierno Wado de Pedro, que casi no camina por Tribunales. No hay diálogo, solo discursos.
No hay diálogo, repiten en la Corte, y recuerdan que al acto de lanzamiento de la reforma judicial en la Casa Rosada los invitaron un día antes. En la inauguración de las sesiones del Congreso, el 1° de marzo, estuvieron todos los jueces juntos en el mismo Zoom. Terminó Fernández su discurso y cada uno se fue a su despacho sin mayores comentarios. Pero de inmediato se reunieron de a dos, rumiando su estrategia.
“A esta Corte no la pueden controlar”, repiten en Tribunales, en la creencia de que su silencio ante las embestidas desnuda la debilidad del Gobierno y agiganta su poder.

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