El BCRA pidió a bancos y otras entidades financieras información acerca de si sus clientes operaban con criptomonedas.
De acuerdo con la autoridad monetaria, el objetivo de tal consulta es entender si es necesario regulaciones adicionales para el ecosistema. Lo hizo en su carácter de “vigilancia de los sistemas de pagos”.
Mientras el BCRA trata de encontrar a los bitcoiners locales, un negocio florece en los patios traseros de las empresas industriales. Es el de la minería de criptomonedas, que encuentra buenos incentivos para la inversión.
Por un lado, los componentes especializados para minar criptos se pueden importar al tipo de cambio oficial, un precio subsidiado que (se supone) sirve para frenar las tensiones inflacionarias.
El costo de la energía, el principal costo variable para minar, está subsidiado por el atraso de las tarifas, que no se corregirá en 2021 y con muchos en la coalición gobernante que presionan para atrasarlas aún más.
Como si fuera poco la renta de la minería es “en dólares” (en realidad es en criptos) y en el exterior. La venta de las mismas se puede hacer tranquilamente en el país con 3% por sobre el precio internacional que refleja la demanda por tener dinero fuera de las fronteras.
Para terminar de cerrar la fiesta si alguien quisiera evadir impuestos tiene todo a su servicio.
Una opción es informar que la minería se realizó en un paraíso fiscal para pagar menos y asociar el gasto energético incurrido a una actividad industrial paralela generando un crédito fiscal que se pueda aplicar a la misma.
Atrasar y controlar precios relativos, como se ve, tiene sus riesgos incluso en el mundo cripto. De hecho, se dice que la razón principal por la cual China es por lejos el centro de la minería mundial es justamente para poder saltear el control de capitales en dicho país.
Una forma más en la cual las criptomonedas están disrumpiendo las finanzas y las políticas monetarias tradicionales.
Por su parte, la autoridad fiscal del Reino Unido publicó una guía para el tratamiento impositivo de los cripto activos en ese país.
Entre otras definiciones informó que la actividad de “staking” podría ser pasible de generar obligaciones impositivas. El “staking” es la actividad mediante la cual una persona o empresa recibe intereses por la sola posesión de criptos, un formato muy común elegido para la emisión de las mismas.
Por su parte la recepción de criptos por minería será considerado un ingreso al valor en libras de la cripto al momento de recibirla, al cual se le podrán deducir los gastos asociados como, por ejemplo, la electricidad incurrida.
En caso de que se vendiera una criptomoneda se le aplicarán los impuestos a las transacciones habituales.
La presión de los reguladores se hace sentir cada vez más.
¿Cómo hacer para adaptar los sistemas y aplicar los cambios en un mundo donde una de las principales ventajas es el anonimato?
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