martes, 20 de abril de 2021

¿QUÉ VEMOS ?



Una comedia olvidable
EN GUERRA CON MI ABUELO
D. B.
(the WAR With GRANDPA, estados unidos/2020) Dirección: Tim Hill. Guion: Tom J. Astle y Matt ember. fotografía: Greg Gardiner. elenco: Robert De Niro, Uma Thurman, Oakes Fegley, Rob Riggle, Laura Marano, Christopher Walken, Cheech Marin y Jane Seymour. Distribuidora: Diamond Films. calificación: apta para todo público. Duración: 94 minutos
A los 77 años, Robert De Niro es una leyenda de la actuación. Precisamente por eso cuesta entender por qué el intérprete de Taxi Driver y Toro salvaje aceptó trabajar en una comedia tan torpe, mediocre (y poco graciosa) como En guerra con mi abuelo. Lo mismo podría decirse de otros intérpretes de jerarquía como Uma Thurman, Christopher Walken, Cheech Marin y Jane Seymour, quienes tienen aquí personajes tan desdibujados como estereotipados.
Rodada en 2017 y distribuida recién el año pasado por problema ligados con la quiebra de la productora The Weinstein Company, es una comedia de enredos que apuesta sobre todo al humor físico (slapstick) con unos cuantos elementos en común con Mi pobre angelito. Sin embargo, todo aquello que funcionaba en el film de Chris Columbus aquí luce siempre forzado.
Sally (Thurman) convence a su padre Jack (De Niro), un ex constructor que ha enviudado, para que se mude a la casa familiar, donde le dan la habitación de su nieto Peter (Oakes Fegley). Desplazado al ático, este niño de 12 años desafía a su abuelo para entablar la guerra a la que alude el título, en un crescendo de maldades y sadismo que termina cruzando todos los límites. Más allá de un cierre inevitablemente sentimental y conciliador, lo que llama la atención es la absoluta falta de carisma, encanto y fluidez para lo que, en definitiva, es una comedia rápidamente olvidable.




Aventuras caninas y familiares
100% LOBO
A. L.
(100% Wolf, Australia /2020). Dirección: Alexs Stadermann. Guion: Fin Edquist. fotografía: Heidy Villafane. edición: Simon Klaebe. Distribuidora: BF Distribution. Duración: 85 minutos. calificación: apta para todo público.
Parte de una ilustre familia de hombres-lobo que, lejos de las leyendas maliciosas, están cargados de buenas intenciones, Freddy tiene diez años y sueña con ser el líder de la manada, dominada desde la desaparición de su padre por un tío tirano y agresivo. Pero en lugar de transformarse en un animal feroz, muta en caniche diminuto y esponjoso, una pesadilla inesperada que dispara algunas buenas humoradas en esta película de animación australiana en cuyo guion hay más de un guiño a El rey león, taquillero clásico del género.
Lo mejor es la acción sostenida: llegada la noche, las misiones para esta patrulla de singulares superhéroes sobran. Y a medida que la historia avanza a toda velocidad –en medio de varias situaciones que propician moralejas tradicionales sobre la amistad y la nobleza– se suman algunos personajes secundarios que elevan la vara: un chihuahua increíblemente salvaje que hace explotar la comedia en cada intervención, un dóberman bonachón y algo asustadizo y un singular vendedor ambulante acompañado por un mono de peluche que tiene un papel importante en la segunda mitad de un relato marcado por las dificultades de todo tipo que Freddy debe enfrentar para poder ocupar el lugar de su papá y restablecer un orden familiar que percibe tambaleante. Nada nuevo en el mundo de las películas infantiles, donde las sorpresas verdaderas son más bien escasas.



Un videojuego
MORTAL KOMBAT
M. S.
(ee. uu./2021). Dirección: Simon Mcquoid. Guion: Greg Russo y David Callahan. fotografía: Germain Mcmicking. elenco: Lewis Tan, Jessica Mctamee, Josh Lawson, Mehcad Brooks, joeta slim, tadano buasano, hiroyuki Sanada. Distribuidora: Warner. Duración: 110 minutos. calificación: apta para mayores de 13 años.
Quien quiera acercarse a esta película sin estar identificado con el mundo del exitosísimo videojuego que le dio origen no sentirá otra cosa que un fugaz reencuentro con algunas de las cosas que sólo puede ofrecer la pantalla grande: un paseo por mundos fantásticos, escenas de acción inverosímiles que parecen reales, el poder de la tecnología puesta al servicio del entretenimiento masivo.
Para recuperar el terreno perdido por el impacto de la pandemia, este modelo estridente concebido a gran escala y que se apoya en el poder de los efectos visuales y sonoros tal vez necesite productos como Godzilla vs. Kong, frente a cuyas batallas no queda otra que mirar y asombrarse de lo que consigue la tecnología digital. Otra cosa es un videojuego, donde no hay espectadores sino participantes que toman decisiones todo el tiempo.
Los personajes de este Mortal Kombat son la consecuencia de ese cambio de rol. Los vemos casi siempre quietos, declamando con solemne desgano sus diálogos imposibles. Sólo se mueven cuando les toca pelear y eso sí lo hacen más o menos bien porque los intérpretes (algunos de origen asiático) son diestros en distintas artes marciales coreografiadas con bastante ingenio. En las versiones previas para el cine de Mortal Kombat al menos se intentaba un camino hacia la autoparodia. Aquí, por tomarse todo tan en serio, los únicos que no se van a aburrir son los incondicionales del videogame. El cine es otra cosa.

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