Netflix: Cowboys de asfalto revela un mundo desconocido de hombres de a caballo
Idris Elba ejerce su habitual autoridad en pantalla en esta inusual historia ambientada en el norte de Filadelfia
M. S.
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Cowboy de asfalto (Concrete Cowboy, EE. UU./2020). Dirección: Ricky Staub. Guion: Ricky Staub y Dan Walser. Fotografía: Minka Farthing-Kohl. Música: Kevin Matley. Edición: Luca Ciarrocchi. Elenco: Idris Elba, Caleb McLoughlin, Jharrel Jerome, Method Man, Lorraine Toussaint. Duración: 111 minutos. Disponible en: Netflix.
Desde su estreno mundial en la selección oficial de Toronto 2020, en septiembre pasado, Cowboy de asfalto se convirtió en uno de los títulos más comentados del tramo final del año pasado, una época caracterizada por fuertes lanzamientos que desde el primer circuito de festivales de América del Norte salen a buscar cada año un lugar en la temporada alta de premios, cuyas primeras aproximaciones aparecen expuestas allí.
La ópera prima de Ricky Staub no tuvo esa suerte, pero en cambio encontró un lugar de alta exposición al ser adquirida por Netflix. El destino virtual de esta película no puede sino lamentarse, porque los festivales en los que se dio a conocer debió ser exhibida casi siempre online y así siguen las cosas con su llegada directa al streaming. Este retrato, curioso y casi siempre sorprendente del mundo de los hombres negros de a caballo que todavía dominan algunos precisos espacios suburbanos de Filadelfia merecía un primer reconocimiento masivo desde la pantalla grande.
Y no porque se trate de un western, un género que como sabemos pierde buena parte de su naturaleza si se lo reduce a los contornos de una pantalla pequeña. Cowboy de asfalto es una historia sobre gente que se gana la vida arriba de los caballos, pero está tan lejos del Viejo Oeste (y de sus espacios abiertos, para empezar) como lo que ocurre, digamos, dentro de un hipódromo. Hay alusiones al Old West clásico en la película, pero la acción se reduce a unas carreras cuadreras.
Los atípicos jinetes afroamericanos de Cowboy de asfalto se dedican a las pocas tareas vinculadas con la vida rural que se conservan en un espacio cada vez más urbanizado (y degradado) del norte de Filadelfia. Hoy son contadas las cuadras en las que siguen funcionando los históricos establos de Fletcher Street, a cuyos pobladores les cuesta cada vez más sobrellevar una precaria situación económica. Uno de ellos, encarnado por Idris Elba con su reconocida autoridad, se ve forzado al principio del relato a reencontrarse con su hijo adolescente (Caleb McLoughlin, de Stranger Things), que descubre asombrado entre otras cosas que un caballo puede pasar toda la noche dentro del living de una casa como cualquier otra mascota.
A partir de la nueva convivencia entre padre e hijo (en la que no faltarán los contrapuntos), el muchacho va descubriendo un mundo que se nos revela curioso, interesante y lleno de sorpresas. Staub sabe sacarle todo el jugo posible a la pintura de ese micromundo (en el que algunos personajes son interpretados por auténticos “cowboys de concreto”) y mostrar sin caer en el clisé elemental de la denuncia social cómo ese grupo tan arraigado empieza a ver seriamente amenazada su forma de vida.
No pasa lo mismo cuando el director recurre a algunos lugares comunes al presentar conflictos próximos al desenlace del relato, como el que divide a aparentes buenos y malos en medio de una disputa por el control de pequeñas actividades delictivas. Algunas situaciones se estiran de manera innecesaria y se exponen a cierta redundancia en la descripción de una escenografía social, económica y humana que ya había sido expuesta al comienzo con indudable convicción. Esos desajustes nunca resienten del todo el mecanismo de la historia, que nos ayuda a descubrir un mundo digno de ser revelado.
El refugio: inteligente y sagaz retrato de un mundo de imposturas repleto de grietas
La película de Sean Durkin transcurre en la Gran Bretaña de la era Tatcher y encuentra en Jude Law y Carrie Coon a sus perfectos protagonistas
P. V. P.
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El refugio (The Nest, Gran Bretaña/Canadá, 2020). Guion y dirección: Sean Durkin. Fotografía: Máthyás Erdély. Montaje: Matthew Hannam. Elenco: Jude Law, Carrie Coon, Oona Roche, Charlie Shotwell, Tanya Allen. Duración: 107 minutos. Disponible en: Amazon Prime Video, Movistar Play y Flow (alquiler).
Desde el estreno de Martha Marcy May Marlene (2011) que la obra de Sean Durkin exigía una continuación. Allí el director había explorado los contornos de una comunidad cerrada, signada por las prácticas cultuales de un grupo al estilo Clan Manson, a partir de la compleja relación entre dos hermanas. Ahora el ambiente también es cerrado y opresivo, y los tonos discordantes evocan el cine de terror, pero estamos en la Inglaterra de los años 80, paraíso prometido al que se muda la familia O’Hara desde la vieja Nueva York. Durkin mantiene su inspiración y pulso intacto desde su debut y aquí se anima a correrse de ciertas convenciones sobre la amenaza para transformarla en un rostro más cercano, apenas diferente del que parecía confortable.
La decisión de Rory O’Hara (Jude Law) de buscar fortuna financiera en la nueva Gran Bretaña de la era Thatcher está precedida por una serie de tirantes intercambios con su esposa. Allison (Carrie Coon) está cómoda en su país de origen, ha criado allí a sus dos hijos y a su caballo pura sangre por el que profesa un amor incondicional. La mudanza es el principal alimento de las ambiciones de Rory, la quimera de su pertenencia a un entorno que lo enriquezca y lo valore. Desde el inicio Durkin convierte la mansión en la que desembarcan los O’Hara en la radiografía de los sueños de cada uno: grandiosa e imponente para Rory, incómoda y pretenciosa para Allison, laberinto de miedos y deseos para sus dos hijos. La puesta en escena es tan meticulosa que el espectador puede vislumbrar las grietas de ese sueño dorado en cada vuelta del encuadre, como un filo que amenaza con cortar el delgado hilo que sostiene esa deseada armonía.
El mayor logro de la película es la notable dirección de sus actores, que brindan interpretaciones feroces sin incurrir en el pecado habitual de la excesiva intensidad. Jude Law convierte a Rory en la máscara de sus propias ambiciones, un rostro enajenado en ese deseo de pertenecer, de ser alguien más que un white collar con hambre de riqueza. Pero es Carrie Coon la que demuestra, una vez más, que es una de las grandes actrices del presente. Su construcción de Allison es fascinante y dolorosa, con escenas memorables como la del cigarrillo en el auto o el baile en la discoteca, que le permiten condensar su frustración en pura potencia cinematográfica.
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El refugio es de esas películas que a menudo pasan desapercibidas, construida con inteligencia y rigor, capaz de revelar el ojo de un director con talento e ideas. Incluso en algunas de sus falencias, como el derrotero de los hijos del matrimonio que termina algo rezagado en relación al clima que envuelve a la familia, Durkin ofrece una película viva, retrato de un mundo de imposturas en el que el horror aguarda escondido con su mejor atuendo.
Netflix: ¿Quién mató a Sara? es un thriller vigoroso con clima de melodrama
La eficaz serie mexicana protagonizada por el colombiano Manolo Cardona es uno de los nuevos éxitos globales de la plataforma; ya tiene confirmada una segunda temporada
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¿Quién mató a Sara? (México/2021). Creador: José Ignacio Valenzuela. Elenco: Manolo Cardona, Carolina Miranda, Ginés García Millán, Claudia Ramírez, Eugenio Siller, Alejandro Nones. Disponible en: Netflix.
Después de pasar dieciocho años encarcelado por un crimen que no cometió, Alex Guzmán (el galán colombiano Manolo Cardona) está completamente enfocado en planificar su venganza. El terreno por el que elige moverse no es el más favorable: se enfrenta con el patriarca de una familia rica y poderosa (Ginés García Millán, experimentado actor español), un hombre cruel y despiadado que no cree en las injusticias: “La selección natural no se equivoca”, asegura César, macho alfa y líder indiscutido de los Lazcano, ya en el primer capítulo de esta serie mexicana que está entre las más vistas de Netflix por estos días.
El frío axioma revela más que nada su ideología: para él, sus privilegios son, antes que la consecuencia de un orden impuesto a cualquier precio, el resultado de la astucia y el instinto de supervivencia. Un meritócrata desprejuiciado, digamos. Curiosamente, lo que ese brutal hombre de negocios no podrá controlar será a su entorno más íntimo, con dos mujeres que pueden rebelarse: su esposa (sólido trabajo de la mexicana Claudia Ramírez) y su hija, al igual que el hijo, al que hostiga por su orientación sexual.
Si bien el hilo conductor de la trama tiene que ver con un crimen espectacular y el enigma en torno a sus verdaderos culpables, los recursos narrativos y el estilo de actuación de ¿Quién mató a Sara? son los del melodrama televisivo, ese género popular tan apegado a las hipérboles emocionales, la profusión de secretos inconfesables y la organización del mundo pensada básicamente como una división rotunda entre héroes y villanos. En ese contexto, el relato de esta serie escrita por José Ignacio Valenzuela Güiraldes -autor chileno de exitosas telenovelas de su país como Amor a domicilio, La familia de al lado y Dama y obrero- avanza con una fluidez notable, apoyada en una apuesta constante a lo seguro: un guion recargado de flashbacks para justificar el presente a partir de sucesos decisivos del pasado, explicaciones que se repiten la cantidad de veces necesaria como para que nada quede librado al azar y las interpretaciones subjetivas y un clima de solemnidad subrayado con música de Vivaldi en el que no se filtra nunca ni siquiera un atisbo de humor.
Sobre el final de la primera temporada, la historia pega un giro inesperado (otro clásico de este tipo de producciones) para dejar el camino allanado para una nueva tanda de capítulos cuya tónica anticipa el tráiler que puso Netflix en circulación: la víctima del asesinato que es el disparador de esta ficción tan eficaz como convencional no era la persona que su hermano creía conocer, y enterarse de la cruda realidad puede tener un costo que no cualquiera quiere y puede pagar.
http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA
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