LA PÁGINA DEL DR. JUAN CARLOS DE PABLO

Economistas diputados y senadores, ¿por qué no?


Juan Carlos de Pablo


Si Martín Tetaz ocupa el segundo lugar en la lista de candidatos a diputados por Juntos por el Cambio en CABA, la probabilidad de que no ingrese en la Cámara a partir del 10 de diciembre próximo es menor que la probabilidad de que yo vuelva a usar corbata.

Alemania, España, Francia, Inglaterra y España son países con importante número de economistas legisladores. El francés Frederic Bastiat y el inglés David Ricardo, entre otros. En Estados Unidos, por el contrario, los casos son contados.
Ser graduado en economía, como Luciano Laspina o Martín Lousteau, ¿mejora el funcionamiento del Congreso Nacional, en comparación con diputados y senadores que estudiaron derecho, medicina, ingeniería, ciencias políticas o nada?
La profesión es uno de los muchos roles que tienen las personas. Soy esposo, padre, abuelo, porteño, profesor, además de economista; pero el día que tropiece y caiga en la calle, los medios de comunicación dirán que “el economista Juan Carlos de Pablo tuvo que ser asistido por el SAME”. Señalo esto porque el rol profesional no debe ser exagerado en la explicación de los comportamientos de las personas.
La principal característica que en la Argentina 2021 se requiere de los diputados y senadores de la oposición no es la brillantez, sino el coraje. Lo cual, en las manifestaciones públicas, implica intervenir en debates efectistas, totalizadores, principistas, basados en teorías conspirativas, etc.; con las reglas del juego propias de los referidos debates.
Junto a lo cual está la importantísima labor, aunque se ve menos. En la labor en las comisiones, en la preparación de proyectos de leyes y en la educación del resto de los legisladores, que no son economistas. Albert Einstein dijo que somos todos ignorantes, sólo que en materias diferentes. Laspina, Lousteau y Tetaz, en este último sentido, tienen una gran tarea por delante y el resto de los legisladores tienen que ser muy exigentes con ellos tres, al grito de: “Dejá eso para la tribuna; aquí hablemos en serio”.
Martín Tetaz es uno de los poquísimos economistas que trabajan en radio y televisión que no tiene vergüenza de serlo. Soy particularmente severo con aquellos que, habiendo estudiado economía, por falta de coraje dicen lo que la audiencia quiere escuchar. Espero, no solamente en el sentido de la esperanza sino en el de la expectativa, que el diputado Tetaz se siga comportando como hasta ahora.

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