La revolución de la lectura: el libro ya no es únicamente de papel ni se lee a solas, ¿qué dice la industria?
Del ebook y los audiolibros a los podcasts, las librerías virtuales y las lecturas colectivas, el siglo XXI transformó la forma en que leemos; hacia dónde va la tendencia
D. G.
Lectores del siglo XXI, digitales y multitasking.....Alfredo Sábat
La irrupción de la pandemia de coronavirus nos hizo caer en la cuenta de cuánto habían cambiado nuestras formas de leer libros en las primeras dos décadas del siglo XXI. Con la forzada digitalización de los catálogos por los “cierres sanitarios” de editoriales y librerías -con los correspondientes perjuicios económicos-, la demanda de audiolibros y podcasts, la multiplicación de lecturas colectivas online, los newsletters literarios que llegan a la bandeja de correo y los clubes de lectura, los cambios en la historia del objeto cultural por excelencia -el libro- se hicieron evidentes: incluso hay “Netflix” y “Spotify” de libros por suscripción regulados por algoritmos de relativa puntería, como pasa con Bookmate, Leamos y librerías virtuales que crean su propia comunidad de lectores. En este sentido,el matutino LA NACIÓN recientemente lanzó LiBooks, donde se pueden comprar libros físicos con envíos a todo el país, y personalizar un perfil para que la plataforma ofrezca contenidos de interés y recomendaciones de títulos para cada usuario.
Según un reciente informe de la distribuidora de libros digitales Bookwire, los ingresos derivados por las ventas de ebooks y audiolibros en español durante 2020 crecieron un 113% en América Latina. Y el informe anual del libro digital 2020 de su competidora Libranda destaca que, con un 28%, la Argentina es el sexto país en donde aumentó (por undécimo año consecutivo) la venta de libros digitales en español, luego de Perú, Chile, España, Colombia, México y Estados Unidos y respecto de 2019. Con un 61,6% del mercado del libro digital, España lidera las ventas de ebooks; a nuestro país le corresponde el cuarto puesto, con un modesto 4%. Las versiones digitales cuestan hasta un 50% menos que un libro físico (aunque en los ebooks de los grandes grupos ese porcentaje se reduce). Los lectores acceden al libro digital a través de múltiples canales y modelos de negocio: librerías y tiendas online, bibliotecas y plataformas de suscripción.
Las ventas de ebooks y audiolibros en español crecieron un 113% en América Latina durante 2020. La Argentina es el sexto país del continente, con un modesto 4%.
Para la presidenta de la Cámara Argentina de Publicaciones, la editora María Inés Redoni, el consumo de ebooks y audiolibros llegó para quedarse. “Todavía no contamos con una estadística puntual sobre este tema en la Argentina, pero lo que podemos observar es que en los meses que van de 2021 las ventas de ebooks se mantienen en los niveles de 2020 -dice Redoni -. Por la experiencia y comentarios que nos llegan de los lectores vemos que muchos han incorporado el formato de manera permanente y han dejado de comprar libros impresos para pasar a leer en sus dispositivos. Ya sea por compra o por suscripción”. Durante 2020, y de manera excepcional, algunas novedades salieron primero en digital para luego reconvertirse al papel.
¿Qué es un libro hoy?
“A diferencia de las transformaciones en otras industrias culturales (cine, series, videojuegos o música) la del libro es casi la única que también abarcó al producto -afirma Daniel Benchimol, director de la consultora Proyecto451 y asesor en estrategias digitales para el sector editorial-. En las otras industrias, cambió la forma de acceder, de encontrar y visibilizar; cambiaron los modelos de negocios, las narrativas e historias, pero el formato no tuvo tantas modificaciones. Desde hace años nos preguntamos qué es un libro digital, cuáles son las diferencias con el libro en papel y si es mejor leer de una forma u otra”. Se debate si un ebook es un libro y, para los que lo dudan, se creó un dispositivo electrónico como el Kindle que simula la experiencia de la lectura en papel.
“Por un lado, se intentan generar productos o narrativas bien distantes del libro físico, como experiencias de realidad aumentada y multimediales o aplicaciones con juegos e interacciones, y por otro, intentos de parecerse al libro físico, para que los lectores no sientan una distancia muy grande -señala Benchimol-. Los formatos que más se parecen a un libro físico son las que más se han desarrollado”. Según su perspectiva, proyectos de la era digital como Wattpad -plataforma donde se pueden publicar y leer contenidos de forma gratuita y por suscripción- modificaron la dinámica del sector. Muchos best sellers de literatura juvenil y para adultos nacieron en Wattpad. Y en el área de la literatura infantil, muchos libros exploran propuestas que trascienden el papel con entretenimientos multimediales.
“Como en muchas otras actividades la pandemia y sus cuarentenas aceleraron el proceso de digitalización y cambio tecnológico -dice Luis Quevedo, director editorial de Eudeba-. El mercado del libro es un claro ejemplo. La producción y venta de libros cayó como nunca antes en la historia, sumiendo a las editoriales y librerías en una profunda crisis; a la vez, el mercado de libro digitales y las ventas en línea han tenido un crecimiento exponencial”. Los ingresos promedio de las empresas editoras en América Latina se contrajeron un 50%, mientras que el porcentaje de participación de los libros digitales respecto de las ventas totales ha crecido significativamente. “El mercado del libro se está reconvirtiendo e insertándose en la economía digital, para lo cual las editoriales deben ser competitivas tanto para sus propios mercados locales como para el resto del mundo -concluye Quevedo-. Es una oportunidad para repensar el negocio”.
El director editorial de Edhasa, Fernando Fagnani, coincide con Quevedo. “Los libros digitales y los audiolibros venían creciendo a buen ritmo hasta finales de 2019 -dice-. No eran un porcentaje significativo de la venta, más testimonial que otra cosa, pero crecían. Esto cambia a partir de marzo de 2020, donde el crecimiento es muy grande. En el libro digital, la tendencia parece ser más segura, porque en la medida en que los lectores se acostumbran a ese formato siguen leyendo en el ereader. Lo difícil es superar esa barrera, y mucha gente ya la superó”. Otra barrera es económica: los precios de los dispositivos no están al alcance de todos; curiosamente, ni desde la industria editorial ni desde el Estado (salvo la experiencia de Eudeba con el dispositivo Boris) se impulsó la producción y venta a precios accesibles de lectores electrónicos.
En la Cámara Argentina de Publicaciones consideran que el consumo de ebooks y audiolibros llegó para quedarse
El investigador Alejandro Dujovne relativiza la importancia de las cifras que arrojan los informes de Bookwire y Libranda. “La venta de libros electrónicos y de audiolibros creció en 2020, sí, pero para la mayor parte de los mercados editoriales no representó una porción significativa de su facturación total -sostiene-. Las elevadas tasas de crecimiento de estos formatos en los primeros momentos de la pandemia no se tradujeron en un ingreso capaz de compensar los peores meses de caída de las ventas de libros físicos, ya que el piso del cual partían era muy bajo. Es difícil saber a priori en qué medida la inclinación por la lectura de libros electrónicos y, cuestión que no es totalmente equivalente, por su compra, se mantendrá una vez finalizada la pandemia. El interés por los ebooks ha tendido a disminuir con la reapertura de librerías y la mejora en los servicios de entrega a domicilio de libros físicos, mientras que los audiolibros parecieran guardar una dinámica más autónoma respecto del contexto de pandemia, por lo que continuarían mostrando un crecimiento sostenido en los próximos años”.
Para Dujovne, director del Centro de Estudios y Políticas Públicas del Libro de la Universidad Nacional de San Martín, los datos globales deben ser matizados en función de tipos de editoriales y géneros. “Así como también en función del país -destaca-. Por caso, el mercado editorial español ha logrado obtener un rédito comparativamente mayor de estos formatos gracias, entre otras cosas, a su fuerte presencia comercial en América Latina. El interés por los desafíos y cambios que trajo aparejada la pandemia no debería hacernos perder de vista que los problemas estructurales del mercado editorial y librero argentino continúan siendo los mismos: concentración comercial, concentración geográfica y pérdida de mercados externos”.
En el país existen varias plataformas y aplicaciones que permiten leer online vastos (aunque no exhaustivos) catálogos. Uno de estos “Netflix de libros”, Alibrate, es gratuito. En otro, Leamos, a cambio de una cuota mensual ofrecen más de 40.000 títulos digitales y contenidos exclusivos, enfocados en lecturas breves.
Como una canción larga
Para Fagnani, aún es pronto para abrir un juicio sobre el mercado de los audiolibros en el país. “Parece más un furor del momento -observa-. En países como México y España, demuestra una tendencia firme. Es cierto que el auge de los podcasts permite pensar que la escucha se está revalorizando; sin embargo, los podcasts tienen un formato corto, de canción larga, digamos, y los libros exigen un compromiso mayor de tiempo”. Los audiolibros se pueden adquirir fácilmente, se pueden escuchar desde el celular y, si bien los catálogos disponibles no son comparables a los de los libros físicos, han crecido en los últimos años. En 2020, muchos lectores se animaron a que voces bien entrenadas les contaran una historia.
Este formato evoca otro más añejo que el del libro en papel -el de la narración oral- y no sería insólito que se destaque en el futuro inmediato. Catalina Lucas, directora de Estrategia Digital de Penguin Random House, confirma que es el formato que más crece en la industria. “Penguin Audio apuesta al audiolibro fuertemente -dice-. Comenzamos a publicar en 2015 nuestros títulos en castellano y al día de hoy tenemos un catálogo de cerca de dos mil títulos. Entre los audiolibros de autores argentinos más vendidos en el mundo se encuentran los de Jorge Luis Borges, Julio Cortázar, Eduardo Sacheri, Claudia Piñero, Mariano Sigman, Estanislao Bachrach, Florencia Bonelli y Magalí Tajes, entre otros tantos”. Para esta “apuesta”, Penguin Audio cuenta con un equipo de profesionales especializados y cabinas de grabación propia. “Todo esto con el objetivo de alcanzar la mejor experiencia para el lector y seguir ampliando fronteras de audiencias y territorios -concluye Lucas-. Prueba de este esfuerzo es el Premio Audie 2021, otorgado por la APA, que recibimos por el mejor audiolibro en español, El laberinto del fauno de Cornelia Funke y Guillermo del Toro y narrado por Kerygma Flores y Luis Ávila”.
Los clubes de lectura virtuales crecieron en cuarentena
A la par de los audiolibros, los podcasts florecieron desde el inicio de la pandemia. Hechos por escritores y periodistas, organismos estatales y privados, pagos o gratuitos, brindan otra alternativa para acercarse al mundo del libro y la literatura. Uno de ellos es La Desterrada. “Ante los nuevos hábitos de consumo, nosotros incursionamos con los podcasts, que tienen gran éxito en la interacción con la audiencia -dice Fernanda Colombo, directora del proyecto-. Así como la imprenta fue una revolución, el podcast está revolucionando la forma en que las personas reciben los contenidos culturales y la literatura no queda ajena a este nuevo formato. La vida vertiginosa, el escaso tiempo, la irrupción tecnológica y su impacto en las nuevas generaciones favorecieron la aparición de estas nuevas formas de consumir literatura”. En cada capítulo, se aborda la obra de un autor o una autora, una tendencia o el incesante caudal de novedades editoriales.
A leer fuera del clóset
La lectura de libros en soledad se combina con otras prácticas grupales, como maratones de lectura, fiestas de la lectura en museos y centros culturales, ciclos presenciales o transmitidos en vivo por redes sociales. “En las últimas décadas la lectura salió del clóset -dice la escritora y gestora cultural Cecilia Szperling-. Salió del encierro y se democratizó. Si bien el ritual de lectura privada y secreta está sellado a fuego y nos salva y nos redime, nuevos rituales comunitarios de lectura generaron pactos colectivos en nuevos ritos de lecturas comunitarios”. En su histórico ciclo Confesionario del Centro Cultural Rojas, escritores y artistas acercan a la audiencia experiencias personales con libros y lecturas. Durante la pandemia, este y otros ciclos literarios pasaron al “modo pantalla” y, gracias a internet, llegaron a mayor cantidad de público.
Los clubes de libros también se han multiplicado en años recientes. “No sé si hay diferentes modos de leer, hay modas -asegura Florencia Ure, que dirige el salingeriano club Pez Banana con Santiago Llach-. La literatura va mutando, las editoriales potencian lo que vende y los lectores leemos lo que nos ofrecen. Por eso, una curaduría puede orientar a lectores ávidos. Perderse es muy fácil y se necesita una mínima orientación”. Tradicionalmente, quien desempeña este rol de guía es el librero, que conoce los gustos o expectativas de sus clientes. “Pero no todas las librerías tienen buenos libreros y no en todos los lugares del país hay librerías -dice Ure-. Muchos miembros nos dicen que si no fuera por el club, no llegarían nunca a libros como los que mandamos. Leer en grupo tiene una dinámica particular. Hay algo privado que te conecta con un montón de gente que no conocés: podés subirte a las redes a intercambiar opiniones o leer en soledad. O miti y miti”.
El Círculo de Lectores El Zahir, de los periodistas y críticos Maximiliano Tomas y Gonzalo Garcés, trabaja con clásicos contemporáneos. Los ejemplares llegan al domicilio de sus socios en todo el país, además del envío de videos, audios y textos relacionados con el autor del mes (en julio, por ejemplo, Boquitas pintadas, de Manuel Puig). Además, el último sábado, dan una clase sobre la novela elegida.
Sebastián Lidijover coordina el club de lectura Carbono y escribe un newsletter semanal sobre el libro del mes elegido para comentar entre los socios. “La forma de leer es la misma de siempre: cuando leés algo que te gusta, querés comentárselo a la persona que tenés al lado. Los clubes de lectura, potenciados por las redes sociales, ampliaron ese ‘al lado’”, grafica. La experiencia de leer en grupo expande las posibilidades y sentidos que reserva un libro. Saber que decenas, o en algunos casos cientos de personas, están leyendo lo mismo produce una especie de diálogo en cierto plano de la lectura -agrega-. Y las recomendaciones funcionan cuando hay cierta conexión entre ambas partes; por eso, cuando alguien recomienda un libro en un newsletter suele funcionar tan bien, porque es un formato que genera esa relación de intimidad, de compañía, que hace que tomemos esa recomendación como si viniera de un amigo o amiga”. Según pasan los años, cambian las interacciones entre libros y lectores. Y persiste la lectura.
LA NACION lanzó LiBooks, una librería virtual donde el usuario puede personalizar su perfil
Nuevo lanzamiento: LiBooks
Hace pocos días, lanzó LiBooks, una librería online en la que se pueden comprar libros físicos, con envíos a todo el país. La gente que se registre en la página web puede personalizar su perfil para que la plataforma empiece a mostrarle contenidos de interés y recomendaciones de títulos. Además, los lectores van a tienen su propia biblioteca virtual, en la que pueden segmentar aquellos libros que están leyendo, los que ya leyeron y los que tienen ganas de leer. También pueden marcar sus favoritos para no tener que volver a buscarlos y rankear los libros que hayan leído.
En Libooks aparecen listas con títulos recomendados -”para leer en la playa”, “para leer en una tarde”, “para niños curiosos”- y listas de libros favoritos de referentes del mundo literario como escritores, periodistas e ilustradores. Los propios lectores podrán crear las suyas y compartirlas con otros usuarios. En las próximas semanas está previsto el lanzamiento de un blog con contenidos propios referidos a novedades editoriales, notas a autores, consejos para aprender a escribir e información sobre certámenes literarios donde probar suerte.
Lectores del siglo XXI, digitales y multitasking.....Alfredo Sábat
La irrupción de la pandemia de coronavirus nos hizo caer en la cuenta de cuánto habían cambiado nuestras formas de leer libros en las primeras dos décadas del siglo XXI. Con la forzada digitalización de los catálogos por los “cierres sanitarios” de editoriales y librerías -con los correspondientes perjuicios económicos-, la demanda de audiolibros y podcasts, la multiplicación de lecturas colectivas online, los newsletters literarios que llegan a la bandeja de correo y los clubes de lectura, los cambios en la historia del objeto cultural por excelencia -el libro- se hicieron evidentes: incluso hay “Netflix” y “Spotify” de libros por suscripción regulados por algoritmos de relativa puntería, como pasa con Bookmate, Leamos y librerías virtuales que crean su propia comunidad de lectores. En este sentido,el matutino LA NACIÓN recientemente lanzó LiBooks, donde se pueden comprar libros físicos con envíos a todo el país, y personalizar un perfil para que la plataforma ofrezca contenidos de interés y recomendaciones de títulos para cada usuario.
Según un reciente informe de la distribuidora de libros digitales Bookwire, los ingresos derivados por las ventas de ebooks y audiolibros en español durante 2020 crecieron un 113% en América Latina. Y el informe anual del libro digital 2020 de su competidora Libranda destaca que, con un 28%, la Argentina es el sexto país en donde aumentó (por undécimo año consecutivo) la venta de libros digitales en español, luego de Perú, Chile, España, Colombia, México y Estados Unidos y respecto de 2019. Con un 61,6% del mercado del libro digital, España lidera las ventas de ebooks; a nuestro país le corresponde el cuarto puesto, con un modesto 4%. Las versiones digitales cuestan hasta un 50% menos que un libro físico (aunque en los ebooks de los grandes grupos ese porcentaje se reduce). Los lectores acceden al libro digital a través de múltiples canales y modelos de negocio: librerías y tiendas online, bibliotecas y plataformas de suscripción.
Las ventas de ebooks y audiolibros en español crecieron un 113% en América Latina durante 2020. La Argentina es el sexto país del continente, con un modesto 4%.
Para la presidenta de la Cámara Argentina de Publicaciones, la editora María Inés Redoni, el consumo de ebooks y audiolibros llegó para quedarse. “Todavía no contamos con una estadística puntual sobre este tema en la Argentina, pero lo que podemos observar es que en los meses que van de 2021 las ventas de ebooks se mantienen en los niveles de 2020 -dice Redoni -. Por la experiencia y comentarios que nos llegan de los lectores vemos que muchos han incorporado el formato de manera permanente y han dejado de comprar libros impresos para pasar a leer en sus dispositivos. Ya sea por compra o por suscripción”. Durante 2020, y de manera excepcional, algunas novedades salieron primero en digital para luego reconvertirse al papel.
¿Qué es un libro hoy?
“A diferencia de las transformaciones en otras industrias culturales (cine, series, videojuegos o música) la del libro es casi la única que también abarcó al producto -afirma Daniel Benchimol, director de la consultora Proyecto451 y asesor en estrategias digitales para el sector editorial-. En las otras industrias, cambió la forma de acceder, de encontrar y visibilizar; cambiaron los modelos de negocios, las narrativas e historias, pero el formato no tuvo tantas modificaciones. Desde hace años nos preguntamos qué es un libro digital, cuáles son las diferencias con el libro en papel y si es mejor leer de una forma u otra”. Se debate si un ebook es un libro y, para los que lo dudan, se creó un dispositivo electrónico como el Kindle que simula la experiencia de la lectura en papel.
“Por un lado, se intentan generar productos o narrativas bien distantes del libro físico, como experiencias de realidad aumentada y multimediales o aplicaciones con juegos e interacciones, y por otro, intentos de parecerse al libro físico, para que los lectores no sientan una distancia muy grande -señala Benchimol-. Los formatos que más se parecen a un libro físico son las que más se han desarrollado”. Según su perspectiva, proyectos de la era digital como Wattpad -plataforma donde se pueden publicar y leer contenidos de forma gratuita y por suscripción- modificaron la dinámica del sector. Muchos best sellers de literatura juvenil y para adultos nacieron en Wattpad. Y en el área de la literatura infantil, muchos libros exploran propuestas que trascienden el papel con entretenimientos multimediales.
“Como en muchas otras actividades la pandemia y sus cuarentenas aceleraron el proceso de digitalización y cambio tecnológico -dice Luis Quevedo, director editorial de Eudeba-. El mercado del libro es un claro ejemplo. La producción y venta de libros cayó como nunca antes en la historia, sumiendo a las editoriales y librerías en una profunda crisis; a la vez, el mercado de libro digitales y las ventas en línea han tenido un crecimiento exponencial”. Los ingresos promedio de las empresas editoras en América Latina se contrajeron un 50%, mientras que el porcentaje de participación de los libros digitales respecto de las ventas totales ha crecido significativamente. “El mercado del libro se está reconvirtiendo e insertándose en la economía digital, para lo cual las editoriales deben ser competitivas tanto para sus propios mercados locales como para el resto del mundo -concluye Quevedo-. Es una oportunidad para repensar el negocio”.
El director editorial de Edhasa, Fernando Fagnani, coincide con Quevedo. “Los libros digitales y los audiolibros venían creciendo a buen ritmo hasta finales de 2019 -dice-. No eran un porcentaje significativo de la venta, más testimonial que otra cosa, pero crecían. Esto cambia a partir de marzo de 2020, donde el crecimiento es muy grande. En el libro digital, la tendencia parece ser más segura, porque en la medida en que los lectores se acostumbran a ese formato siguen leyendo en el ereader. Lo difícil es superar esa barrera, y mucha gente ya la superó”. Otra barrera es económica: los precios de los dispositivos no están al alcance de todos; curiosamente, ni desde la industria editorial ni desde el Estado (salvo la experiencia de Eudeba con el dispositivo Boris) se impulsó la producción y venta a precios accesibles de lectores electrónicos.
En la Cámara Argentina de Publicaciones consideran que el consumo de ebooks y audiolibros llegó para quedarse
El investigador Alejandro Dujovne relativiza la importancia de las cifras que arrojan los informes de Bookwire y Libranda. “La venta de libros electrónicos y de audiolibros creció en 2020, sí, pero para la mayor parte de los mercados editoriales no representó una porción significativa de su facturación total -sostiene-. Las elevadas tasas de crecimiento de estos formatos en los primeros momentos de la pandemia no se tradujeron en un ingreso capaz de compensar los peores meses de caída de las ventas de libros físicos, ya que el piso del cual partían era muy bajo. Es difícil saber a priori en qué medida la inclinación por la lectura de libros electrónicos y, cuestión que no es totalmente equivalente, por su compra, se mantendrá una vez finalizada la pandemia. El interés por los ebooks ha tendido a disminuir con la reapertura de librerías y la mejora en los servicios de entrega a domicilio de libros físicos, mientras que los audiolibros parecieran guardar una dinámica más autónoma respecto del contexto de pandemia, por lo que continuarían mostrando un crecimiento sostenido en los próximos años”.
Para Dujovne, director del Centro de Estudios y Políticas Públicas del Libro de la Universidad Nacional de San Martín, los datos globales deben ser matizados en función de tipos de editoriales y géneros. “Así como también en función del país -destaca-. Por caso, el mercado editorial español ha logrado obtener un rédito comparativamente mayor de estos formatos gracias, entre otras cosas, a su fuerte presencia comercial en América Latina. El interés por los desafíos y cambios que trajo aparejada la pandemia no debería hacernos perder de vista que los problemas estructurales del mercado editorial y librero argentino continúan siendo los mismos: concentración comercial, concentración geográfica y pérdida de mercados externos”.
En el país existen varias plataformas y aplicaciones que permiten leer online vastos (aunque no exhaustivos) catálogos. Uno de estos “Netflix de libros”, Alibrate, es gratuito. En otro, Leamos, a cambio de una cuota mensual ofrecen más de 40.000 títulos digitales y contenidos exclusivos, enfocados en lecturas breves.
Como una canción larga
Para Fagnani, aún es pronto para abrir un juicio sobre el mercado de los audiolibros en el país. “Parece más un furor del momento -observa-. En países como México y España, demuestra una tendencia firme. Es cierto que el auge de los podcasts permite pensar que la escucha se está revalorizando; sin embargo, los podcasts tienen un formato corto, de canción larga, digamos, y los libros exigen un compromiso mayor de tiempo”. Los audiolibros se pueden adquirir fácilmente, se pueden escuchar desde el celular y, si bien los catálogos disponibles no son comparables a los de los libros físicos, han crecido en los últimos años. En 2020, muchos lectores se animaron a que voces bien entrenadas les contaran una historia.
Este formato evoca otro más añejo que el del libro en papel -el de la narración oral- y no sería insólito que se destaque en el futuro inmediato. Catalina Lucas, directora de Estrategia Digital de Penguin Random House, confirma que es el formato que más crece en la industria. “Penguin Audio apuesta al audiolibro fuertemente -dice-. Comenzamos a publicar en 2015 nuestros títulos en castellano y al día de hoy tenemos un catálogo de cerca de dos mil títulos. Entre los audiolibros de autores argentinos más vendidos en el mundo se encuentran los de Jorge Luis Borges, Julio Cortázar, Eduardo Sacheri, Claudia Piñero, Mariano Sigman, Estanislao Bachrach, Florencia Bonelli y Magalí Tajes, entre otros tantos”. Para esta “apuesta”, Penguin Audio cuenta con un equipo de profesionales especializados y cabinas de grabación propia. “Todo esto con el objetivo de alcanzar la mejor experiencia para el lector y seguir ampliando fronteras de audiencias y territorios -concluye Lucas-. Prueba de este esfuerzo es el Premio Audie 2021, otorgado por la APA, que recibimos por el mejor audiolibro en español, El laberinto del fauno de Cornelia Funke y Guillermo del Toro y narrado por Kerygma Flores y Luis Ávila”.
Los clubes de lectura virtuales crecieron en cuarentena
A la par de los audiolibros, los podcasts florecieron desde el inicio de la pandemia. Hechos por escritores y periodistas, organismos estatales y privados, pagos o gratuitos, brindan otra alternativa para acercarse al mundo del libro y la literatura. Uno de ellos es La Desterrada. “Ante los nuevos hábitos de consumo, nosotros incursionamos con los podcasts, que tienen gran éxito en la interacción con la audiencia -dice Fernanda Colombo, directora del proyecto-. Así como la imprenta fue una revolución, el podcast está revolucionando la forma en que las personas reciben los contenidos culturales y la literatura no queda ajena a este nuevo formato. La vida vertiginosa, el escaso tiempo, la irrupción tecnológica y su impacto en las nuevas generaciones favorecieron la aparición de estas nuevas formas de consumir literatura”. En cada capítulo, se aborda la obra de un autor o una autora, una tendencia o el incesante caudal de novedades editoriales.
A leer fuera del clóset
La lectura de libros en soledad se combina con otras prácticas grupales, como maratones de lectura, fiestas de la lectura en museos y centros culturales, ciclos presenciales o transmitidos en vivo por redes sociales. “En las últimas décadas la lectura salió del clóset -dice la escritora y gestora cultural Cecilia Szperling-. Salió del encierro y se democratizó. Si bien el ritual de lectura privada y secreta está sellado a fuego y nos salva y nos redime, nuevos rituales comunitarios de lectura generaron pactos colectivos en nuevos ritos de lecturas comunitarios”. En su histórico ciclo Confesionario del Centro Cultural Rojas, escritores y artistas acercan a la audiencia experiencias personales con libros y lecturas. Durante la pandemia, este y otros ciclos literarios pasaron al “modo pantalla” y, gracias a internet, llegaron a mayor cantidad de público.
Los clubes de libros también se han multiplicado en años recientes. “No sé si hay diferentes modos de leer, hay modas -asegura Florencia Ure, que dirige el salingeriano club Pez Banana con Santiago Llach-. La literatura va mutando, las editoriales potencian lo que vende y los lectores leemos lo que nos ofrecen. Por eso, una curaduría puede orientar a lectores ávidos. Perderse es muy fácil y se necesita una mínima orientación”. Tradicionalmente, quien desempeña este rol de guía es el librero, que conoce los gustos o expectativas de sus clientes. “Pero no todas las librerías tienen buenos libreros y no en todos los lugares del país hay librerías -dice Ure-. Muchos miembros nos dicen que si no fuera por el club, no llegarían nunca a libros como los que mandamos. Leer en grupo tiene una dinámica particular. Hay algo privado que te conecta con un montón de gente que no conocés: podés subirte a las redes a intercambiar opiniones o leer en soledad. O miti y miti”.
El Círculo de Lectores El Zahir, de los periodistas y críticos Maximiliano Tomas y Gonzalo Garcés, trabaja con clásicos contemporáneos. Los ejemplares llegan al domicilio de sus socios en todo el país, además del envío de videos, audios y textos relacionados con el autor del mes (en julio, por ejemplo, Boquitas pintadas, de Manuel Puig). Además, el último sábado, dan una clase sobre la novela elegida.
Sebastián Lidijover coordina el club de lectura Carbono y escribe un newsletter semanal sobre el libro del mes elegido para comentar entre los socios. “La forma de leer es la misma de siempre: cuando leés algo que te gusta, querés comentárselo a la persona que tenés al lado. Los clubes de lectura, potenciados por las redes sociales, ampliaron ese ‘al lado’”, grafica. La experiencia de leer en grupo expande las posibilidades y sentidos que reserva un libro. Saber que decenas, o en algunos casos cientos de personas, están leyendo lo mismo produce una especie de diálogo en cierto plano de la lectura -agrega-. Y las recomendaciones funcionan cuando hay cierta conexión entre ambas partes; por eso, cuando alguien recomienda un libro en un newsletter suele funcionar tan bien, porque es un formato que genera esa relación de intimidad, de compañía, que hace que tomemos esa recomendación como si viniera de un amigo o amiga”. Según pasan los años, cambian las interacciones entre libros y lectores. Y persiste la lectura.
LA NACION lanzó LiBooks, una librería virtual donde el usuario puede personalizar su perfil
Nuevo lanzamiento: LiBooks
Hace pocos días, lanzó LiBooks, una librería online en la que se pueden comprar libros físicos, con envíos a todo el país. La gente que se registre en la página web puede personalizar su perfil para que la plataforma empiece a mostrarle contenidos de interés y recomendaciones de títulos. Además, los lectores van a tienen su propia biblioteca virtual, en la que pueden segmentar aquellos libros que están leyendo, los que ya leyeron y los que tienen ganas de leer. También pueden marcar sus favoritos para no tener que volver a buscarlos y rankear los libros que hayan leído.
En Libooks aparecen listas con títulos recomendados -”para leer en la playa”, “para leer en una tarde”, “para niños curiosos”- y listas de libros favoritos de referentes del mundo literario como escritores, periodistas e ilustradores. Los propios lectores podrán crear las suyas y compartirlas con otros usuarios. En las próximas semanas está previsto el lanzamiento de un blog con contenidos propios referidos a novedades editoriales, notas a autores, consejos para aprender a escribir e información sobre certámenes literarios donde probar suerte.
Clubes de libros
Escape a Plutón https://www.escapeapluton.com.ar/
Bukku https://bukku.com.ar/
Pez Banana https://pezbanana.club/
Círculo de Lectores El Zahir https://www.clubdellector.com/libro/el-zahir
Club de Lectura Carbono https://www.carbonolibros.com.ar
Podcasts literarios
Recital https://podtail.com/da/podcast/recital/
Contratapas https://open.spotify.com/show/3FssyupIb5SicctxhBSQuz
Audiolibros. Por qué Leer https://www.radio-espana.es/podcasts/audiolibros-por-que-leer
La Desterrada https://ladesterrada.com/
Mostras. Maestras de la Poesía Argentina https://open.spotify.com/show/4Zym5gVjjNi2qz245oNqHe
Newsletters
Viejo Smoking, de Cecilia Absatz https://gmail.us20.list-manage.com/subscribe?u=6d28d3aedd39414ee79600a81&id=54123dd696
Babelia, diario El País https://plus.elpais.com/newsletters/lnp/1/254
Un día en la vida, de Manuel Álvarez http://eepurl.com/g1mMOn
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