La inflación del actual mes de julio y la trampa de los pequeños números
Juan Carlos de Pablo
El ritmo de la suba de los precios se aceleró tras la salida de Martín Guzmán del Gobierno
La tasa de inflación de junio pasado no suscitó mayor interés, porque fue noticia, pero no novedad. Y solo las novedades modifican las decisiones. En cambio, la del mes que está por finalizar generó todo tipo de comentarios, señales y pronósticos, por lo que ocurrió cuando, al frente del Ministerio de Economía de la Nación, Martín Maximiliano Guzmán fue reemplazado por Silvina Aída Batakis. ¿Cuánto terminará aumentando el nivel general de los precios entre junio y julio de 2022?
Al respecto conversé con el israelí Amos Tversky (1937-1996), quien estudió psicología en las universidades Hebrea de Jerusalén y de Michigan.
Examinando de manera científica lo que ya sabían quienes diseñan avisos publicitarios o venden autos usados, se inmortalizó en 1979, cuando junto con Daniel Kahneman publicó su Teoría prospectiva. En Deshaciendo errores: Kahneman, Tversky y la amistad que nos enseñó cómo funciona la mente, Michael Lewis documentó la vinculación personal y profesional entre ellos.
De no haber fallecido, Tversky seguramente habría recibido el Premio Nobel en Economía, que en 2002 Kahneman compartió con Vernon Lomax Smith. La monografía ocupa un lugar importante dentro de la economía del comportamiento, un campo de estudio por el cual Herbert Alexander Simon, en 1978, y Richard H. Thaler, en 2017, recibieron el Nobel en Economía.
–¿Qué dijeron ustedes en 1979?
–No afirmamos que la gente es loca, sino que hay que tomar con pinzas los pronósticos basados en la hipótesis de que el ser humano adopta decisiones, en situaciones de riesgo e incertidumbre, maximizando una función basada en la utilidad esperada. La paradoja que Maurice Félix Charles Allais planteó en 1953 fue pionera en este sentido: nosotros agregamos cuestiones como la paradoja de los pequeños números, el efecto encuadre, la asimetría con la cual se valúan las pérdidas y las ganancias desde la posición actual, etcétera.
–Julio de 2022 es un mes muy turbulento, aun para los estándares argentinos. Lo cual complica la toma de decisiones y los pronósticos inflacionarios. En este sentido, resulta relevante alertar contra quienes, sin saberlo, caen en la trampa de la ley de los pequeños números.
–Cuando con Daniel hablamos de la ley de los pequeños números fue parodiando las leyes de los grandes números, por lo cual conviene comenzar por explicar estas últimas. En pocos días más, el Fondo Monetario Internacional actualizará los pronósticos macroeconómicos de los países miembros de la institución. Muy probablemente, en algunos países el pronóstico fallará por defecto y en otros, por exceso, por lo cual el error de pronóstico referido al mundo en su conjunto será menor que el error promedio de los países individuales. Permítame hacer una aclaración.
–¿Cuál?
–Las leyes se refieren a los grandes números, no a los números grandes. Es decir, no aluden a las magnitudes que se están estimando, sino a la compensación de los desvíos, a medida que aumenta el número de observaciones. Lo mismo, pero a la inversa, ocurre con la ley de los pequeños números.
–Miguel Ángel Almada, en la UCA, ilustraba el punto con el siguiente ejemplo: en la Capital Federal un extranjero sale a la calle y ve pasar un chino. Entonces dice: “100% de la gente que vive en CABA es china”. Camina unas cuadras, se cruza con un egipcio, y entonces corrige: “50% de la gente es china, 50% egipcia”. Una muestra de 1 es mejor que una muestra de 0, pero no mucho mejor.
–Buen punto. Si todos los precios se movieran a la misma velocidad, no sería necesario hacer ninguna encuesta para estimar la tasa de inflación, porque bastaría con prestarle atención a la evolución del precio de cualquier producto. Pero esto nunca es así, y menos en períodos de fuerte turbulencia. Por eso, no es fácil pronosticar lo que está ocurriendo con “la tasa de inflación” observando el comportamiento de algunos precios.
–Al respecto, mi experiencia personal es muy limitada, porque compro dos productos: helados y libros. Y créase o no, al menos durante la primera mitad del mes no habían aumentado los precios. No voy a ser tan tonto de decir que entre junio y julio pasados la tasa de inflación fue 0%.
–De la misma manera que, cuando en televisión veo que el precio de determinado producto aumentó 20%, no espero que dentro de un mes ese sea el número que publicarán el Indec y las consultoras privadas.
–¿Por qué tanta discrepancia, en la respuesta empresaria, frente al ruido que generó el cambio de ministro?
–Porque los seres humanos procesamos de manera diferente los riesgos y las incertidumbres, y porque los cambios que se produjeron y los que se piensa que pueden llegar a producirse no afectan con la misma intensidad a las diferentes empresas. Hoy, en las firmas, la prioridad está relacionada con la disponibilidad de dólares en el segmento oficial del mercado de cambios, para continuar comprando insumos importados.
–¿Piensa usted que “los periodistas” están en una cruzada destituyente?
–Los periodistas, como los economistas, los futbolistas y las monjas, son una categoría heterogénea. No soy afecto a las explicaciones conspirativas, porque inducen la fiaca intelectual: quienes se acostumbran a explicar todo de manera conspirativa no trabajan más en buscar los hechos; simplemente los asumen y los echan a rodar. Pero existe la lógica periodística.
–¿Qué es eso?
–La tarea periodística pasa por la inmediatez; las imágenes son cualitativas. En un país donde un empresario aumentó los precios 20% y otro no los modificó, ¿con qué información inicio el programa? Lo mismo pasa con el desabastecimiento: ¿qué proporción de los productos falta sobre el total? No digo que mienten, digo que hay que aprender a ver y escuchar, para que cada uno forme su propio diagnóstico.
–Por último, flor de desafío se le plantea al Indec, para estimar la tasa de inflación en las actuales circunstancias.
–Efectivamente. No es una cuestión de “dibujar” las estimaciones, como pasó entre 2007 y 2015, sino de enfrentar fenomenales desafíos metodológicos. La estimación de índices de precios tiene, por lo menos, un siglo de experiencia, por lo cual las oficinas de estadística saben qué hacer con los comercios que se abren y se cierran, los productos que aparecen y desaparecen, las ofertas, etcétera.
–Pero todo esto se magnifica durante el mes en curso.
–Lo cual implica tomar con pinzas las estimaciones, tanto las privadas como la oficial. FIEL calcula la tasa de inflación con frecuencia semanal. En la primera semana de julio les dio 2,9%, por encima de las primeras semanas de los meses anteriores, pero apenas por encima. Cuanto menor es el período, menor es la calidad de la estimación; pero esta no sufre la falacia de los pequeños números.
–Don Amos, muchas gracias.
De no haber fallecido, Tversky seguramente habría recibido el Premio Nobel en Economía, que en 2002 Kahneman compartió con Vernon Lomax Smith. La monografía ocupa un lugar importante dentro de la economía del comportamiento, un campo de estudio por el cual Herbert Alexander Simon, en 1978, y Richard H. Thaler, en 2017, recibieron el Nobel en Economía.
–¿Qué dijeron ustedes en 1979?
–No afirmamos que la gente es loca, sino que hay que tomar con pinzas los pronósticos basados en la hipótesis de que el ser humano adopta decisiones, en situaciones de riesgo e incertidumbre, maximizando una función basada en la utilidad esperada. La paradoja que Maurice Félix Charles Allais planteó en 1953 fue pionera en este sentido: nosotros agregamos cuestiones como la paradoja de los pequeños números, el efecto encuadre, la asimetría con la cual se valúan las pérdidas y las ganancias desde la posición actual, etcétera.
–Julio de 2022 es un mes muy turbulento, aun para los estándares argentinos. Lo cual complica la toma de decisiones y los pronósticos inflacionarios. En este sentido, resulta relevante alertar contra quienes, sin saberlo, caen en la trampa de la ley de los pequeños números.
–Cuando con Daniel hablamos de la ley de los pequeños números fue parodiando las leyes de los grandes números, por lo cual conviene comenzar por explicar estas últimas. En pocos días más, el Fondo Monetario Internacional actualizará los pronósticos macroeconómicos de los países miembros de la institución. Muy probablemente, en algunos países el pronóstico fallará por defecto y en otros, por exceso, por lo cual el error de pronóstico referido al mundo en su conjunto será menor que el error promedio de los países individuales. Permítame hacer una aclaración.
–¿Cuál?
–Las leyes se refieren a los grandes números, no a los números grandes. Es decir, no aluden a las magnitudes que se están estimando, sino a la compensación de los desvíos, a medida que aumenta el número de observaciones. Lo mismo, pero a la inversa, ocurre con la ley de los pequeños números.
–Miguel Ángel Almada, en la UCA, ilustraba el punto con el siguiente ejemplo: en la Capital Federal un extranjero sale a la calle y ve pasar un chino. Entonces dice: “100% de la gente que vive en CABA es china”. Camina unas cuadras, se cruza con un egipcio, y entonces corrige: “50% de la gente es china, 50% egipcia”. Una muestra de 1 es mejor que una muestra de 0, pero no mucho mejor.
–Buen punto. Si todos los precios se movieran a la misma velocidad, no sería necesario hacer ninguna encuesta para estimar la tasa de inflación, porque bastaría con prestarle atención a la evolución del precio de cualquier producto. Pero esto nunca es así, y menos en períodos de fuerte turbulencia. Por eso, no es fácil pronosticar lo que está ocurriendo con “la tasa de inflación” observando el comportamiento de algunos precios.
–Al respecto, mi experiencia personal es muy limitada, porque compro dos productos: helados y libros. Y créase o no, al menos durante la primera mitad del mes no habían aumentado los precios. No voy a ser tan tonto de decir que entre junio y julio pasados la tasa de inflación fue 0%.
–De la misma manera que, cuando en televisión veo que el precio de determinado producto aumentó 20%, no espero que dentro de un mes ese sea el número que publicarán el Indec y las consultoras privadas.
–¿Por qué tanta discrepancia, en la respuesta empresaria, frente al ruido que generó el cambio de ministro?
–Porque los seres humanos procesamos de manera diferente los riesgos y las incertidumbres, y porque los cambios que se produjeron y los que se piensa que pueden llegar a producirse no afectan con la misma intensidad a las diferentes empresas. Hoy, en las firmas, la prioridad está relacionada con la disponibilidad de dólares en el segmento oficial del mercado de cambios, para continuar comprando insumos importados.
–¿Piensa usted que “los periodistas” están en una cruzada destituyente?
–Los periodistas, como los economistas, los futbolistas y las monjas, son una categoría heterogénea. No soy afecto a las explicaciones conspirativas, porque inducen la fiaca intelectual: quienes se acostumbran a explicar todo de manera conspirativa no trabajan más en buscar los hechos; simplemente los asumen y los echan a rodar. Pero existe la lógica periodística.
–¿Qué es eso?
–La tarea periodística pasa por la inmediatez; las imágenes son cualitativas. En un país donde un empresario aumentó los precios 20% y otro no los modificó, ¿con qué información inicio el programa? Lo mismo pasa con el desabastecimiento: ¿qué proporción de los productos falta sobre el total? No digo que mienten, digo que hay que aprender a ver y escuchar, para que cada uno forme su propio diagnóstico.
–Por último, flor de desafío se le plantea al Indec, para estimar la tasa de inflación en las actuales circunstancias.
–Efectivamente. No es una cuestión de “dibujar” las estimaciones, como pasó entre 2007 y 2015, sino de enfrentar fenomenales desafíos metodológicos. La estimación de índices de precios tiene, por lo menos, un siglo de experiencia, por lo cual las oficinas de estadística saben qué hacer con los comercios que se abren y se cierran, los productos que aparecen y desaparecen, las ofertas, etcétera.
–Pero todo esto se magnifica durante el mes en curso.
–Lo cual implica tomar con pinzas las estimaciones, tanto las privadas como la oficial. FIEL calcula la tasa de inflación con frecuencia semanal. En la primera semana de julio les dio 2,9%, por encima de las primeras semanas de los meses anteriores, pero apenas por encima. Cuanto menor es el período, menor es la calidad de la estimación; pero esta no sufre la falacia de los pequeños números.
–Don Amos, muchas gracias.
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