A orillas del mar, de Abdulrazak Gurnah
La experiencia poscolonial, en un duelo único, por el último Premio Nobel de Literatura
José María Brindisi
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“Es un lugar desangelado, el reino de los recuerdos, un maltrecho almacén en penumbra con tablones podridos y escaleras oxidadas donde a veces uno pasa el rato rebuscando entre mercancías abandonadas”. La reflexión íntima pertenece a Latif Mahmud, uno de los dos narradores de A orillas del mar, novela publicada originalmente hace veinte años por el tanzano Abdulrazak Gurnah (Zanzíbar, 1948), último Premio Nobel de Literatura. Llega ahora al castellano como muestra de sus innegables –al margen de la anecdótica y nunca ingenua elección del Olimpo sueco– virtudes como narrador.
Latif corporiza, desde cierta perspectiva, la figura del antagonista, pero lo es de una manera incómoda, porque se trata al mismo tiempo de una víctima. Su contracara, a la vez el narrador y protagonista principal de la novela, es un viejo conocido, un antiguo vendedor de muebles de su Tanzania natal al que ahora reencuentra “travestido” –ha usurpado inexplicablemente el nombre del padre de Latif, desechando el propio: Saleh Omar– en una pequeña ciudad inglesa, como el refugiado africano que también él fue hace décadas.
Toda historia remite siempre a un pasado. En este caso el pasado representa para los dos personajes un encastre imperfecto y asimismo un desdoblamiento: por un lado la serie de odiseas personales, la cadena que los eslabona, convirtiéndolos en enemigos, y que en sí misma parece una condena; por otro, los ecos del colonialismo, sus efectos perversos, su caos residual.
Gurnah narra con inteligencia y espesura la experiencia poscolonial. Entre otros hallazgos está el de situar a su “héroe” Saleh Omar en una primera instancia de fragilidad, para luego ofrecernos el resto de sus aristas; es decir, la proyección de una vida a partir de una instancia de quiebre: treinta y cinco años atrás despojó a la familia de Latif de casi todo lo que poseía. Sin embargo, el lector advierte que la realidad resultará más compleja o irreductible de lo que parece a simple vista.
Si el pasado es para Latif y Saleh una cuenta pendiente, esta debe saldarse en el presente. Y en él, Gurnah construye una secuencia que en parte recuerda el largo clímax dialogado de El último encuentro, la conocida novela del húngaro Sandor Márai, y en parte el destino de los rivales de la no menos conocida El fin de la aventura, de ese genio acaso infravalorado que fue Graham Greene. El duelo verbal de A orillas del mar, es cierto, suena por momentos excesivo en sus derivaciones melodramáticas y su minuciosidad casi de inventario, pero aun así resulta conmovedor. Como si Gurnah lograra, en ese medio tono que recuerda al de otro escritor poscolonial también ganador del Nobel, el triniteño V. S. Naipaul, crear la ilusión absurda de que el pasado puede ser modificado.
A orillas del mar
Por Abdulrazak Gurnah
Salamandra. Trad.: P. A. de Vez y R. Da Costa
348 págs./$ 2499
http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA
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