Por temor a una devaluación, crece la demanda de una letra y se arma una nueva “bola”
El BCRA ya acumula una deuda de US$5000 millones por dar Lediv, títulos que se ajustan por el dólar oficial y sirven como cobertura cambiaria, a empresas de comercio exterior
Javier Blanco
Mientras el grueso de las miradas públicas está puesto sobre la “bola de Leliq” acerca de la que advirtió el presidente electo, Javier Milei, hay otra deuda del Banco Central (BCRA) que viene creciendo de modo exponencial en los últimos días. Se trata de la que está asumiendo esa entidad al emitir sin parar letras internas en dólares, pero liquidables en pesos atadas a la evolución del tipo de cambio oficial, más conocidas como Lediv.
En los hechos, es un instrumento que funciona como un “seguro” ante la posibilidad cierta de una próxima devaluación oficial del peso que se ofrece “subsidiado a lo (Alejandro) Vanolli”, explica el economista Gabriel Caamaño, director de Consultora Ledesma.
Su planteo es en alusión a la pesada herencia que dejó ese funcionario al proveer a dos manos contratos de futuro de dólar a precios “de remate” al final del segundo mandato de Cristina Kirchner.
Es una deuda que ya supera el equivalente a los US$5000 millones (está en US$5055 millones, según el último dato) y no para de crecer, luego de que el BCRA emitiera los pasados 9 y 23 del actual dos comunicaciones (A 7885 y A 7892) para ampliar el universo de inversores elegibles para suscribir estos títulos.
Solo anteayer por la tarde el BCRA pareció reaccionar al emitir una nueva comunicación A (la 7897) aclarando el detalle de inversores elegibles para comprar Lediv: “Ahora solo quedan accesibles para los bancos que tienen depósitos dólar linked, petroleras que hayan aumentado su producción y las pymes importadoras: el resto, afuera”, aclaró ayer por la red social X el analista Salvador Vitelli, de Romano Group, al hablar de un pasivo que “agarró una gran velocidad” en las últimas semanas.
De esta manera, limitó algo el acceso a esta especie de “seguro de cambio” que se volvió cada vez más tentador ante la posibilidad cierta de un sinceramiento cambiario tras el recambio de gobierno.
“El stock de letras dólar linked del BCRA aumentó en solo ocho ruedas en unos US$2000 millones (70%). El BCRA está tomando deuda atada al FX A3500, a tasa cero, rescatable en cualquier momento a valor técnico”, había destacado, inquieto, horas antes.
En el mercado no dudan de que esta cobertura barata es la que está presionado a la baja los precios de los dólares financieros en las últimas ruedas, ya que se armó un “rulo” para atrapar la ganancia y blindarla mediante esta garantía insólita. “Es ganancia segura si hacés la convergencia y respetás los contratos”, explicó entre asombrado e indignado un operador a la nacion.
Más herencia pesada
“El mecanismo es el siguiente: si tenés una cuenta vinculada al spot de liquidación de exportaciones (50% se liquida acá a $360 y 50% en dólar CCL a $840, lo que te da un tipo de cambio promedio en torno a los $600), podés suscribir el 50% de lo vendido en $840 a la Lediv a $360. Se te abre la posibilidad de quedarte con la diferencia del 50% vendido entre $840 y $360”, confió otro agente consultado, aunque pidiendo previamente anonimato para hacerlo.
Las Lediv se emiten a una tasa de 0% y son rescatables a valor técnico en cualquier momento, lo que las hace considerablemente más atractivas que la cobertura cambiaria vía bonos dólar linked, duales o futuros, para quienes pueden tener estos títulos que los bancos solo pueden operar “por cuenta y orden”.
Son instrumentos que fueron reimpulsados por el BCRA en mayo último para que las empresas del sector energético que liquiden divisas en el mercado de cambios tengan la tranquilidad de que tendrían un activo en pesos que les asegure el poder de compra en dólares oficiales para no sufrir al momento de realizar el pago de futuras importaciones.
Claro que fueron ganando cada vez más atractivo, al ser un instrumento mucho más ágil que los similares disponibles en el mercado, lo que provocó que se comience a gestar otra fuente peligrosa de endeudamiento para un Banco Central que llega a esta instancia virtualmente vaciado.
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La banca sigue huyendo de las Leliq y se acortan los plazos
Por esa migración, el BCRA deberá enfrentar vencimientos por $15 billones todos los días
Ayer se conoció lo que puede considerarse un veredicto de los bancos respecto de la reunión que mantuvieron el pasado viernes con Luis “Toto” Caputo como representante del gobierno que asumirá en 12 días: aunque coincidieron en calificar el encuentro de “muy bueno”, continuaron desarmando inversiones que tenían en letras de liquidez (Leliq) para, de seguro, pasarlas a pases pasivos, que vencen a las 24 horas.
Fue en una jornada en la que el Banco Central (BCRA) enfrentaba vencimientos por $1,546 billones de estos títulos que ofrece a una tasa del 133% nominal anual. De ese total, el 53% estaba en poder de bancos privados ($0,82 billones), mientras que el 47% estaba en manos de bancos públicos ($0,73 billones).
Cerrada la licitación, se conoció que los bancos solo recompraron Leliq a 28 días por $353.162 millones, de lo que resulta que quedaron liberados casi $1,2 billones. Es un monto que se suma a los casi $3,4 billones que ya habían dado ese mismo paso la semana pasada, en las licitaciones celebradas el martes y jueves.
Si bien el ratio de refinanciación, que había sido del 10,5% el jueves pasado, creció esta vez hasta rondar el 23%, el dato muestra que ni los bancos públicos acompañaron esta vez a pleno la posibilidad de renovar.
Seguramente fue porque resultaron “persuadidos” para migrar parte de esas inversiones hacia títulos del Tesoro, dado que en la jornada también se lleva a cabo la última subasta de deuda en pesos de la administración Fernández y es sabido que el fisco necesita pesos para hacer frente los pagos de fin de mes que no pueden ser “pateados” a quien sigue.
El desarme de los bancos comenzó luego de que el presidente electo, Javier Milei, describiera la deuda remunerada del BCRA como el principal obstáculo para poder iniciar su mandato aplicando los planes mencionados en su campaña. “Salir del cepo sin solucionar las Leliq es garantía de una disparada del dólar y de una hiperinflación”, dijo.
En los bancos consultados habían anticipado este resultado, al señalar que, más allá de la buena reunión con Caputo, los incentivos concretos siguen alentando el salto a pases pasivos en este contexto. “La diferencia entre tasa de pases (126%) y Leliq (133%) neta del impuesto que grava a estas últimas no es tan relevante. Así las cosas, el costo de estar cortito [menor plazo] es muy bajo”, explicó un ejecutivo de un banco privado líder.
“Además –recordaron– en esta etapa del año hay una tendencia a estar más líquidos o con posibilidad de acceso inmediato a la liquidez ante el aumento tradicional que va a mostrar la demanda de pesos por las obligaciones que se concentran en el último mes del año”.
Una “bola” que no desaparece
El problema lo enfrenta la macroeconomía en general o el BCRA, si decidiera hacerse cargo, dado que ahora se ve obligado a renovar cada 24 horas el 64% de su pasivo remunerado total (ese por el que paga $2,2 billones por mes para mantenerlo).
Esto está vinculado a que, tras la subasta del día, el stock total de pases crecería hasta los $15 billones y el de Leliq se achicaría hasta los $8,8 billones, según los últimos datos.
“En el actual contexto de incertidumbre sobre cuál va a ser la solución que proponga el nuevo gobierno para desarmar las posiciones de pasivos remunerados del BCRA, la dinámica que adoptaron los bancos de acortar el plazo promedio de su balance les brinda mayor flexibilidad para achicar sus balances, o bien direccionar su activo hacia otros instrumentos o, incluso, tomar la decisión de colocar una proporción en cuenta corriente en el BCRA”, dijo en un informe la calificadora Moody’s.
El problema para la estabilidad macro es que se trata de una montaña de pesos que, si bien por ahora “quedaron dentro de la pecera”, como le gusta definir al economista y consultor Fernando Marull, a la vez ya dieron todos los pasos previos como para estar en condiciones de salir a calle de forma casi inmediata si lo necesitaran, lo que puede allanar el camino a una aceleración inflacionaria aún mayor si no hay un alineamiento de las expectativas en un plazo bastante perentorio.
Además, el pasivo del BCRA es cada vez más inestable en un contexto en que su activo está destrozado y además lleva ya tres ruedas sin poder recomprar reservas. Ayer, por caso, vendió otros US$21 millones en el mercado cambiario, con lo que ya acumula un saldo negativo de US$55 millones desde el viernes.
Mientras el grueso de las miradas públicas está puesto sobre la “bola de Leliq” acerca de la que advirtió el presidente electo, Javier Milei, hay otra deuda del Banco Central (BCRA) que viene creciendo de modo exponencial en los últimos días. Se trata de la que está asumiendo esa entidad al emitir sin parar letras internas en dólares, pero liquidables en pesos atadas a la evolución del tipo de cambio oficial, más conocidas como Lediv.
En los hechos, es un instrumento que funciona como un “seguro” ante la posibilidad cierta de una próxima devaluación oficial del peso que se ofrece “subsidiado a lo (Alejandro) Vanolli”, explica el economista Gabriel Caamaño, director de Consultora Ledesma.
Su planteo es en alusión a la pesada herencia que dejó ese funcionario al proveer a dos manos contratos de futuro de dólar a precios “de remate” al final del segundo mandato de Cristina Kirchner.
Es una deuda que ya supera el equivalente a los US$5000 millones (está en US$5055 millones, según el último dato) y no para de crecer, luego de que el BCRA emitiera los pasados 9 y 23 del actual dos comunicaciones (A 7885 y A 7892) para ampliar el universo de inversores elegibles para suscribir estos títulos.
Solo anteayer por la tarde el BCRA pareció reaccionar al emitir una nueva comunicación A (la 7897) aclarando el detalle de inversores elegibles para comprar Lediv: “Ahora solo quedan accesibles para los bancos que tienen depósitos dólar linked, petroleras que hayan aumentado su producción y las pymes importadoras: el resto, afuera”, aclaró ayer por la red social X el analista Salvador Vitelli, de Romano Group, al hablar de un pasivo que “agarró una gran velocidad” en las últimas semanas.
De esta manera, limitó algo el acceso a esta especie de “seguro de cambio” que se volvió cada vez más tentador ante la posibilidad cierta de un sinceramiento cambiario tras el recambio de gobierno.
“El stock de letras dólar linked del BCRA aumentó en solo ocho ruedas en unos US$2000 millones (70%). El BCRA está tomando deuda atada al FX A3500, a tasa cero, rescatable en cualquier momento a valor técnico”, había destacado, inquieto, horas antes.
En el mercado no dudan de que esta cobertura barata es la que está presionado a la baja los precios de los dólares financieros en las últimas ruedas, ya que se armó un “rulo” para atrapar la ganancia y blindarla mediante esta garantía insólita. “Es ganancia segura si hacés la convergencia y respetás los contratos”, explicó entre asombrado e indignado un operador a la nacion.
Más herencia pesada
“El mecanismo es el siguiente: si tenés una cuenta vinculada al spot de liquidación de exportaciones (50% se liquida acá a $360 y 50% en dólar CCL a $840, lo que te da un tipo de cambio promedio en torno a los $600), podés suscribir el 50% de lo vendido en $840 a la Lediv a $360. Se te abre la posibilidad de quedarte con la diferencia del 50% vendido entre $840 y $360”, confió otro agente consultado, aunque pidiendo previamente anonimato para hacerlo.
Las Lediv se emiten a una tasa de 0% y son rescatables a valor técnico en cualquier momento, lo que las hace considerablemente más atractivas que la cobertura cambiaria vía bonos dólar linked, duales o futuros, para quienes pueden tener estos títulos que los bancos solo pueden operar “por cuenta y orden”.
Son instrumentos que fueron reimpulsados por el BCRA en mayo último para que las empresas del sector energético que liquiden divisas en el mercado de cambios tengan la tranquilidad de que tendrían un activo en pesos que les asegure el poder de compra en dólares oficiales para no sufrir al momento de realizar el pago de futuras importaciones.
Claro que fueron ganando cada vez más atractivo, al ser un instrumento mucho más ágil que los similares disponibles en el mercado, lo que provocó que se comience a gestar otra fuente peligrosa de endeudamiento para un Banco Central que llega a esta instancia virtualmente vaciado.
&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&
La banca sigue huyendo de las Leliq y se acortan los plazos
Por esa migración, el BCRA deberá enfrentar vencimientos por $15 billones todos los días
Ayer se conoció lo que puede considerarse un veredicto de los bancos respecto de la reunión que mantuvieron el pasado viernes con Luis “Toto” Caputo como representante del gobierno que asumirá en 12 días: aunque coincidieron en calificar el encuentro de “muy bueno”, continuaron desarmando inversiones que tenían en letras de liquidez (Leliq) para, de seguro, pasarlas a pases pasivos, que vencen a las 24 horas.
Fue en una jornada en la que el Banco Central (BCRA) enfrentaba vencimientos por $1,546 billones de estos títulos que ofrece a una tasa del 133% nominal anual. De ese total, el 53% estaba en poder de bancos privados ($0,82 billones), mientras que el 47% estaba en manos de bancos públicos ($0,73 billones).
Cerrada la licitación, se conoció que los bancos solo recompraron Leliq a 28 días por $353.162 millones, de lo que resulta que quedaron liberados casi $1,2 billones. Es un monto que se suma a los casi $3,4 billones que ya habían dado ese mismo paso la semana pasada, en las licitaciones celebradas el martes y jueves.
Si bien el ratio de refinanciación, que había sido del 10,5% el jueves pasado, creció esta vez hasta rondar el 23%, el dato muestra que ni los bancos públicos acompañaron esta vez a pleno la posibilidad de renovar.
Seguramente fue porque resultaron “persuadidos” para migrar parte de esas inversiones hacia títulos del Tesoro, dado que en la jornada también se lleva a cabo la última subasta de deuda en pesos de la administración Fernández y es sabido que el fisco necesita pesos para hacer frente los pagos de fin de mes que no pueden ser “pateados” a quien sigue.
El desarme de los bancos comenzó luego de que el presidente electo, Javier Milei, describiera la deuda remunerada del BCRA como el principal obstáculo para poder iniciar su mandato aplicando los planes mencionados en su campaña. “Salir del cepo sin solucionar las Leliq es garantía de una disparada del dólar y de una hiperinflación”, dijo.
En los bancos consultados habían anticipado este resultado, al señalar que, más allá de la buena reunión con Caputo, los incentivos concretos siguen alentando el salto a pases pasivos en este contexto. “La diferencia entre tasa de pases (126%) y Leliq (133%) neta del impuesto que grava a estas últimas no es tan relevante. Así las cosas, el costo de estar cortito [menor plazo] es muy bajo”, explicó un ejecutivo de un banco privado líder.
“Además –recordaron– en esta etapa del año hay una tendencia a estar más líquidos o con posibilidad de acceso inmediato a la liquidez ante el aumento tradicional que va a mostrar la demanda de pesos por las obligaciones que se concentran en el último mes del año”.
Una “bola” que no desaparece
El problema lo enfrenta la macroeconomía en general o el BCRA, si decidiera hacerse cargo, dado que ahora se ve obligado a renovar cada 24 horas el 64% de su pasivo remunerado total (ese por el que paga $2,2 billones por mes para mantenerlo).
Esto está vinculado a que, tras la subasta del día, el stock total de pases crecería hasta los $15 billones y el de Leliq se achicaría hasta los $8,8 billones, según los últimos datos.
“En el actual contexto de incertidumbre sobre cuál va a ser la solución que proponga el nuevo gobierno para desarmar las posiciones de pasivos remunerados del BCRA, la dinámica que adoptaron los bancos de acortar el plazo promedio de su balance les brinda mayor flexibilidad para achicar sus balances, o bien direccionar su activo hacia otros instrumentos o, incluso, tomar la decisión de colocar una proporción en cuenta corriente en el BCRA”, dijo en un informe la calificadora Moody’s.
El problema para la estabilidad macro es que se trata de una montaña de pesos que, si bien por ahora “quedaron dentro de la pecera”, como le gusta definir al economista y consultor Fernando Marull, a la vez ya dieron todos los pasos previos como para estar en condiciones de salir a calle de forma casi inmediata si lo necesitaran, lo que puede allanar el camino a una aceleración inflacionaria aún mayor si no hay un alineamiento de las expectativas en un plazo bastante perentorio.
Además, el pasivo del BCRA es cada vez más inestable en un contexto en que su activo está destrozado y además lleva ya tres ruedas sin poder recomprar reservas. Ayer, por caso, vendió otros US$21 millones en el mercado cambiario, con lo que ya acumula un saldo negativo de US$55 millones desde el viernes.
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